En Formosa parece haberse incorporado en el paisaje urbano un elemento creado por la política: grandes carteles de Gildo Insfrán por doquier, tanto en la ciudad capital como en cada uno de los 37 municipios del distrito, fruto de una propaganda de autobombo oficialista ininterrumpida desde 1995. “Eso es la reelección indefinida”, sentencia en diálogo telefónico con elDiarioAR el diputado nacional Fernando Carbajal (bloque Democracia). No es un día cualquiera en la provincia: la Corte Suprema de Justicia dictaminó este jueves un freno al poder absoluto del gobernador peronista, que ocupa el cargo de manera interrumpida hace casi 30 años.
“Gildo, el eterno”, lo catalogó un artículo de Ivan Jacobsohn publicado este año en la escuela de Política y Gobierno de la Universidad de San Martín, una frase que pondera el significado del mandatario en el mapa federal de la Argentina. “Insfrán es el mandatario con mayor tiempo en una gobernación de forma consecutiva desde el retorno de la democracia”, señala el texto y las fechas le dan la razón: si bien asumió por primera vez en diciembre de 1995, el formoseño orbita en el centro del poder local desde mucho antes, ya que entre 1987 y 1995 fue vicegobernador de Vicente Joga. La sombra de Insfrán se extiende tanto en el tiempo que para cualquier joven formoseño de 30 años fue el único gobernador que tuvo la provincia. Incluso sería el gobernador con mayor tiempo en el poder en toda Latinoamérica.
“El tío Gildo”, como se conoce a Insfrán en su pago chico, nació el 19 de enero de 1951 y estudió veterinaria en la Universidad Nacional del Nordeste, en Corrientes. Tuvo un paso como militante del Partido Comunista Revolucionario (PCR) pero encontró su vocación política en el PJ. Se afilió con decisión: hasta la reciente llegada de Cristina Kirchner al frente del peronismo nacional, el formoseño comandó la estructura formal del partido, siendo su titular del Congreso nacional. Un alfil suyo, Armando Cabrera, fue el cabecilla de la Junta Electoral que definió que la interna quedara para la ex mandataria, sin disputar elecciones con el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela.
En la provincia hay una versión de porqué Insfrán tiene tanto peso en la estructura del PJ, pese a que Formosa representa apenas el 1,36% de los electores de todo el país: poco más de 480 mil personas estuvieron habilitadas para votar en las elecciones pasadas. “Formosa es el lugar ideal para afanar. Desde acá se banca toda la estructura del PJ nacional”, afirmó el legislador radical. elDiarioAR intentó contactar a dirigentes peronistas de la provincias pero no tuvo respuesta.
El punto de quiebre para el ascenso de Insfrán en el poder fue en 1999, año en que buscó su tercer mandato consecutivo. “Traicionó” –dicen las crónicas locales– a su antecesor Joga y forzó a que la Justicia local lo habilite a un nuevo cargo. Con la Legislatura provincial cerrada “por fumigación” y cierta conmoción social que activó un duro operativo represivo, Insfrán consiguió frenar una avanzada opositora ante el Supremo Tribunal de Justicia (STJ). “Feudal, sátrapa, tirano, dictador”, recuerda Jacobsohn en su texto como algunos de los calificativos que se utilizan para referirse al aún gobernador.
Si Insfrán se reconoce en la provincia como el “poder absoluto” –las obras públicas llevan su marca y en cada comisaría hay una foto suya, por caso–, hay datos que muestran otro costado de su gestión. Según el último informe del Indec, conocido en septiembre pasado, Formosa es la provincia donde más creció la incidencia de la pobreza: saltó casi 40 puntos entre el primer semestre de 2023 y el mismo periodo de 2024: del 29,7% al 67,6%.
A la distancia, el nombre de Insfrán trascendió por episodios escandalosos. Uno fue por las fuertes restricciones que activó durante la pandemia del Covid-19, a partir de los centros de aislamiento y la férrea prohibición para ingresar a la provincia. Pero varios años antes, quedó vinculado a las sospechas de corrupción que tuvieron en el centro al entonces vicepresidente Amado Boudou.
Según reveló La Nación en septiembre de 2012, fue con Formosa la primera operación comercial que hizo la consultora de Alejandro Vandenbroele, supuesto testaferro de Boudou para adquirir la imprenta Ciccone Calcográfica. The Old Fund, como se llamaba esa firma, cobró una comisión por el canje de la deuda pública por $312,9 millones que la provincia arrastraba con el Estado nacional.
Aquel caso que parece perdido en las sombras tiene un giro inesperado en la actualidad, porque el juez de esa causa fue Ariel Lijo, quien ahora es propuesto por Javier Milei como reemplazo de Juan Carlos Maqueda en la Corte Suprema. Justamente Maqueda fue de los cuatro magistrados que firmó este jueves la sentencia contra Insfrán. Cuando expuso ante el Senado, el formoseño Francisco Paoltroni indagó a Lijo sobre porqué se desligó de esa causa, enviándola a la Justicia provincial –supuestamente dominada por Insfrán–.
“Yo cumplí con una orden de la Corte de enviársela al juez federal con asiento en Formosa porque el federalismo también incluye a la justicia federal. La especulación sobre cómo el gobernador o la provincia cómo iba a tratar la cuestión es una especulación que no me corresponde a mi hacer”, respondió Lijo en la Cámara alta.
“Si entraba Lijo, la sentencia de hoy cambiaba”, aventuró el radical Carbajal. La bancada peronista –que no por nada tiene entre sus espadas al formoseño José Mayans– ya habilitó el pliego de Lijo para la Corte, pero la falta de un acuerdo macro con Milei para incorporar a una mujer en el máximo tribunal tiene frenada la conversación. La reciente sentencia podría tener consecuencias indirectas en esa trama.
La Corte podría haber fallado sobre Formosa el año pasado, pero sugestivamente evitó hacerlo en un año electoral y, con esa actitud, permitió que Insfrán se presentara a un nuevo cargo provincial. Ahora hay una incógnita sobre cómo se resolvería la inconstitucionalidad, porque el planteo original por el que se expidió el máximo tribunal viene de antes de la última elección que ganó el gobernador. El ambiguo artículo 152 de la Constitución local que permite la reelección fue introducido en 2003. “Tenemos un mandatario ilegítimo”, señalaron en la UCR, donde piden su renuncia, jugada que parece difícil que se concrete.
Otra alternativa –también extrema– sería la intervención de la provincia desde la Nación. Aunque la pidió el libertario Paoltroni, sería una medida temeraria para Milei, que igualmente siempre consideró a Insfrán el mayor ejemplo de “la casta”. El argumento legal sería que, como el fallo de la Corte tiene que acatarse de manera inmediata, pero el Congreso está de receso, solo queda que el Ejecutivo tome las riendas de la situación.
Lo más probable, sin embargo, es que Insfrán busque salir del laberinto por arriba: terminar su mandato en 2027 y, en el mientras tanto, habilitar una reforma constitucional que establezca claramente que solo puede haber dos mandatos electorales continuados. Por algo ya en octubre la Legislatura local aprobó una primera iniciativa para modificar la Constitución local.
De hecho en su fallo unánime de este jueves, la Corte aclaró que ahora es la propia provincia la que debe corregir la cláusula reeleccionista mediante su propio sistema de reforma constituyente. Esa salida intermedia tiene olor a acuerdo político. La trampa ahí sería que, una vez establecidas las nuevas reglas de juego, Insfrán establezca que un potencial mandato a comenzar en 2027 sería recién “el primero” con la nueva carta magna. En voz del diputado radical, Insfrán “no se va a querer ir tan fácil”.
MC