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ENTREVISTA

Victoria De Masi: “Si Karina Milei habla se desmorona el mito”

Victoria De Masi es periodista de elDiarioAR y cubrió la construcción de La Libertad Avanza desde su fase más primitiva.

Delfina Torres Cabreros

6 de diciembre de 2024 07:10 h

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Karina Milei es licenciada en Relaciones Públicas, con estudios superiores en ceremonial y gestión de eventos, pero se podría decir que es también una dramaturga: arma la escena del gobierno y decide quién entra en cuadro y quién se diluye en los márgenes o cae al foso. Decide qué luz ilumina y desde qué ángulo. Las líneas del guión, con qué color se visten los personajes, qué comen, cómo serán nombrados. 

Esa mujer performática es la que narra en el libro Karina. La hermana. El Jefe. La soberana (Sudamericana) la periodista Victoria De Masi, que dentro de la redacción de elDiarioAR siguió la construcción de La Libertad Avanza desde su fase más primitiva. Sin prejuicios y con una mirada despojada de los vicios del periodismo político, logra tejer una trama con hilos que a primera vista parecen erráticos, disparatados. Construye un perfil consistente de una mujer que calla y que impone el silencio a los suyos. A De Masi la gran mayoría de las fuentes le responden los pedidos con un no o le hablan bajo estricta reserva, aterrorizados por la represalia que podría tener perforar el secreto que rodea a los hermanos presidenciales. 

“El libro es también el show de una periodista que fracasa todo el tiempo y a la vez encuentra atajos para chequear un dato que no le cambia la vida a nadie, pero que está ahí instalado y sobre el que nadie pregunta”, dice De Masi, que es también coordinadora del espacio de capacitación y debate El Movimiento. ¿Karina estudió pastelería? ¿Se comunica con los perros muertos? ¿Realmente fue ese día a la Embajada de Francia a pedir perdón por los agravios de la vicepresidenta Victoria Villarruel? ¿O pidió entradas para los Juegos Olímpicos?  “También es una forma de explicarle a un lector cómo hacemos nuestro trabajo en un contexto en el que el periodismo está bajo sospecha”, apunta.  

En el libro contás escenas de la infancia de Karina y Javier y el lazo que los unió en ese hogar violento en el que crecieron. ¿Cómo era esa relación entonces y qué de eso está proyectado en el vínculo actual?

–Hay una foto que se tomó en el club Ideal. Milei en ese momento jugaba en el equipo Yupanqui, era arquero. En la foto está Javier en el medio y su hermana atrás –la única nena en la foto, la única que no estaba vestida de futbolista– y Karina aparece por detrás del hermano, como cogoteando. Está pegada a la espalda de su hermano. Su hermano rodeado de estos jugadores, un profe y demás. Y yo podría trasladar esa disposición física de los hermanos a la gestión de gobierno; si no es espalda con espalda, es torso con espalda. Una sociedad indisoluble, de siameses, como si estuviesen más que pegados. Hay una idea que se mantiene a lo largo de la vida de los hermanos, que es la de la dependencia, una especie de dependencia hasta física. Milei la necesita a Karina para cosas esenciales de su vida. Y esto aparece mucho antes de que ellos decidieran –y uso el plural– encarar una carrera política. Para mí no hay uno sin el otro. 

–En este primer año de gobierno hemos visto salir eyectadas personas que eran de su círculo más cercano, gente clave para la construcción de LLA y la llegada al poder. ¿Ellos dos son los únicos que están blindados y cualquier otro puede caer?

–Sí. Se habla de “triángulo de hierro”, pero a veces es una figura de sólo dos vértices. Nadie puede ocupar el lugar que ocupa Santiago Caputo, pero incluso Santiago Caputo está liberado de irse cuando lo considere necesario. Distinto es el lugar que ocupa Karina. Ella es la debilidad y la fortaleza de Milei. Y Karina encuentra en su hermano una forma de ser. Ella pudo poner en práctica todo ese conocimiento adquirido, el curso de gestión integral de eventos, ceremonial y protocolo, esa formación de la que ella misma dudaba, a través de él. De repente encontró la veta.

–¿Tiene una mentalidad conspirativa? Karina siempre prioriza la relación de confianza para ocupar cargos, aunque no sean los perfiles más aptos técnicamente. 

Está en posición de defensa permanente. No sé si hay una idea de conspiración. Pero cualquier cosa que opere en contra de su hermano o de la La Libertad Avanza corre riesgo de ser aniquilado.Pero Karina es más despiadada que Milei y además es su mensajera. Cuando Milei tiene que desplazar o comunicarle a alguien una mala noticia, es raro que él mismo lo haga. En general va Karina, que te hace un llamadito y te dice: “Dice Javier que ya no tenés que estar más en el espacio”. Karina es, además, la llave para llegar a Milei; al que quiso correrla o saltearla le significó su muerte política. 

–¿Cuál es la manera de ganarse la confianza de Karina?

Asegurarle presencia a su hermano en redes sociales. Asegurarle territorio o cooperación en la proyección internacional de Javier Milei. Y que le lleve soluciones y no que le pidas cosas: que le des. A Karina hay que darle, no se le puede pedir. Por ejemplo, hoy hay dos actores que le aportan soluciones y entonces son parte del entorno de Karina. La organización Las Fuerzas del Cielo, la presentación de jóvenes que se hizo en San Miguel con su venia y la de Caputo, que le propone sangre fresca para el movimiento. Y, por otro, Sebastián Pareja con el armado que propone el territorio bonaerense, que siempre le fue esquivo y le ofrece toda esa astucia de la vieja política.

–En tu libro repasas con detalle su currículum y se ve que hizo muchos cursos diversos, que fue secretaria en varios lugares. No es el camino tradicional de alguien que llega a la política pero, viéndolo a la luz de hoy, ¿tiene sentido su recorrido? ¿Le fue más útil de lo que podría haberle sido recibirse de abogada?

–Sí. Karina está en el armado de la puesta en escena de los actos públicos de Milei, que a mí me parecen fascinantes y son un pilar de la construcción de LLA. Ella es licenciada en Relaciones Públicas, tiene un posgrado en Ceremonial y Protocolo y un curso en Gestión Integral de Eventos y ahora tiene la oportunidad de poner en práctica esa teoría que alguna vez estudió. Su estilo no tiene nada que ver con los parámetros con los que pensamos el ceremonial de los actos de gobierno. Y está en los detalles. Ella, por ejemplo, hace la confección del acto del Pacto de Mayo Y pone total black en la tarjeta, el dress code. ¿Qué hace Karina el otro día? Cae de rojo. 

Pienso en la teatralización de las medidas oficiales. Esta semana, por ejemplo, el Gobierno anunció que arancelaría la universidad para extranjeros no residentes, algo que es un sinsentido porque no hay alumnos en esa condición: para estudiar hay que tener DNI argentino. Pero tal vez eso se explica justamente así: lo que importa es la puesta en escena, no el fondo.  

–Exacto, y ahí para mí entra en juego todo lo que viene a aportar también Santiago Caputo, que trabaja en tándem con Karina. Ese día (el miércoles) estaba marcado por el tema del PAMI y la quita de cobertura en medicamentos a jubilados. A la tarde Adorni ofrece una conferencia y tira este humo, con el que logran cambiar la conversación y el hashtag empieza a ser #EsExactamenteLoQueVoté. Logran tener un dominio absoluto de la conversación pública, que es una de las cosas en las que La Libertad Avanza gana.

¿Cuál es la imagen de Javier Milei que Karina quiere proyectar con sus montajes?

–Hay una cosa como muy bíblica, heroica, hipermasculina, viril, de súper poder. Algo que me que me resulta muy gracioso es que muchos funcionarios o tuiteros destacados de LLA siempre señalaron la solemnidad del peronismo y ahora hacen sus actos súper solemnes. Luz baja, silencio, una cámara que entra, un hombre solo atravesando un pasillo, nadie lo ayuda, la banda presidencial. Y después eso pasa a la esfera de lo digital recreado con inteligencia artificial y toda esa imaginería. Un Milei Ken, un Milei león.

–¿Por qué Karina no habla? ¿Qué descubriríamos si hablara?

–Yo creo que quedó claro el 28 de septiembre, cuando habla por primera vez ante la militancia en Parque Lezama. Era un evento celebratorio. Ella logra en muy pocos meses constituir a LLA como un partido de alcance nacional. Y lo que vimos ahí, además de una mujer que estaba engripada, es alguien que no tiene capacidad de oratoria. Y creo que ahí el chiste como que se desarma. Si Karina habla, se desmorona el mito. Algo que a mí me interesaba laburar en el libro es toda esta construcción mediática que se hizo de Karina, presentada como una mujer fea, un ogro, una mujer de temer. Y cuando tuve posibilidad de escuchar los audios de la única y la primera nota que le dio a un periodista, que fue a Guido Braslavsky en Clarín, escuché a una mujer que respondía de manera muy básica preguntas elementales y yo decía ¿pero esto es el cráneo? ¿esto es la estrategia política? ¿así habla El Jefe? No te digo que me desilusioné, pero me mostró un costado donde yo tenía que investigar un poco más para ver dónde estaba puesta la validación.

–¿Y cuáles son esos puntos de validación? Uno podría presumir que por la posición que detenta y lo que logró, efectivamente es una mujer que es inteligente o brillante o genial.

–Es que es inteligente, es brillante, es genial, pero no lo es en los parámetros en los que estamos acostumbrados a enmarcar a personas que hacen política. Eso es lo que nosotros tenemos que aprender: que este es el gobierno de los comunes –dejando de lado a personas como Daniel Scioli, que hace 26 años que pasa de cargo en cargo–. Por ejemplo, Lilia Lemoine y Berti Benegas Lynch, dos diputados en representación de la provincia de Buenos Aires: una es cosplayer, viene del mundo de lo ficcional, de lo dramático. Y el otro laburó 12 años en un banco y otros diez años en una consultora. Karina Milei es parte de ese mapa del gobierno de los comunes. Es una mina que era una busca, una laburante que vendía ropita y bijouterie por el celular. Tuvo un emprendimiento de tortas y manejó una gomería. En algún punto, hay gente que encontró en estas personas que gobiernan un espejo donde mirarse.

–¿Cuánto poder dirías que tiene? ¿Interpreta y ejecuta las órdenes del hermano o dispone?

–Ella decide con el hermano cuestiones relacionadas al gobierno. Después, por supuesto, hay todo un equipo en los que delegan poder. Y tiene dos laderos, uno es Lule Menem, que estuvo 40 años asesorando en el Senado y Karina se lo llevó a Casa Rosada y le dio un cargo de subsecretario de Gestión Institucional. La única gestión institucional que hizo Lule Menem fue armar el partido a nivel nacional. No hay gestión de gobierno en la Secretaría General de la Presidencia; la gestión está detenida absolutamente, la gente no tiene tareas ahí. Por ejemplo cuando fue el temporal en Bahía Blanca, por primera vez la Secretaría no generó el documento con el que llega el Presidente para estar al tanto de lo que pasó. Cayó Milei vestido fajina y se sentó ahí, todos lo miraron y nada. La Secretaría está concentrada en la construcción del partido y proyección internacional de Javier Milei del país.

–Cuando decís que Karina decide a la par de Javier, ¿significa en los hechos que ella también es un poco nuestra presidenta de la Nación?

–Claro que sí. Recién ahora Karina está viajando sola a cuenta de bajar a las provincias para presentar, formalizar, hacer una construcción más sólida del partido, hasta que hasta el 28 de septiembre que se presenta en sociedad La Libertad avanza Karina estuvo al lado de Javier todo el tiempo. Es más, ella va más a Casa Rosada que Milei.

–¿Habla con empresarios, con sindicatos, con otros otros actores sociales o toda su construcción es hacia adentro? Por ejemplo, cuando Villarruel ofendió con un tweet a la Selección de Francia se dijo que Karina fue la que rápidamente se apersonó en la embajada para restaurar ese vínculo.

–Esa anécdota habla de un estado del periodismo. Lo que a mí me cuentan es que ella no fue a pedir disculpas sino que en realidad fue a pedir una entrada más para la inauguración de los Juegos Olímpicos –había solo una para Javier Milei y otra para el embajador argentino en Francia– y que le negaron una tercera entrada. No hay foto del encuentro en la embajada y en cambio sí hay una foto de Javier y Karina Milei en el Sena. Al que corrieron fue al embajador. 

–Pero fue Adorni el que dijo lo de la gestión de Karina. Hubo un intento de vender esa visita como si fuera un movimiento diplomático clave. 

–Este es como un gobierno del “como si”, alimentado por las redes sociales y por un estado de las cosas. Yo investigué porque estaba escribiendo un libro que tiene otro formato, otra manera de circular y tenía tiempo para trabajar, pero no hubo un periodista que se pregunte ¿por qué no hubo foto oficial? ¿Por qué la Embajada de Francia no se expidió sobre el tema? ¿Qué pasó ahí? ¿Por qué en el desfile de adelante del Sena estaban Javier y la hermana y no estaba el embajador de Argentina? Estamos trabajando en unas condiciones que no tenés tiempo para hacerte media pregunta. Ellos lo supieron vender de una manera y nadie indagó. Hay un marketing muy bueno.

–Sí, también hay una mentira, un engaño. 

–Absolutamente. Ahora, no es novedad. En todos los gobiernos se construye el escenario para que parezca tal cosa. Pero ahí lo que faltó ante la construcción de la mentira es un periodista que se haga media pregunta. Pero no es culpa del periodista, es un estado de las cosas; lo vertiginoso de LLA y de este manguerazo de anuncios e información con el que vivimos. 

–¿Crees que Karina va a ser candidata?

–En La Libertad Avanza todo puede pasar. A mí me parece que Karina no va a ser candidata en las intermedias, las del año que viene. Adentro de LLA lo desmienten. Hoy ocupa y sigue construyendo este rol de secretaria, filtro, escudo, confidente de su hermano y armadora del partido. ¿Pero por qué no una boleta Milei-Milei para 2027? Puede ser, los hermanos juntos hasta el final. 

DTC

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