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RELACIONES

Cenas con otros, sexo de una noche o mandar 'nudes': ¿qué significa meter los cuernos en 2025?

Montoya y Anita en su hoguera final de 'La isla de las tentaciones 8'.

Juanjo Villalba

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Está claro que nuestras relaciones, nuestros amores y, por extensión, nuestros desamores e infidelidades, han cambiado mucho en los últimos años. Un ejemplo: según un estudio realizado por la empresa GfK DAM, dedicada a la medición de las audiencias digitales, en España más de cuatro millones de personas utilizan cada mes webs y aplicaciones de citas, lo que equivale nada menos que al 8% de la población de nuestro país. 

Es común haber acudido a una 'boda Tinder' —un concepto que se ha popularizado en los últimos tiempos para designar a las uniones de personas que se conocieron a través de aplicaciones—. En el extremo contrario, el de las infidelidades y las posteriores rupturas, las cosas también han evolucionado hacia la digitalización.

Podría decirse que hoy en día es más fácil que nunca ser infiel, tanto desde el punto de vista del que conscientemente quiere hacerlo, como desde el lado del engañado. La era digital ha traído nuevas formas de conducta que pueden derivar fácilmente hacia los cuernos: envío de mensajitos, fotos, memes más o menos subidos de tono y un largo etcétera.

La evolución tecnológica, por tanto, también nos ha traído, inesperadamente, una evolución del concepto de infidelidad. Una ampliación de la zona gris que, según veremos, deja un amplio margen para la interpretación.

“Hay más cuernos en un 'buenas noches”

Habría sido muy interesante que el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) hubiera realizado hace diez, veinte o treinta años, estudios similares a Relaciones sexuales y de pareja, un nuevo trabajo del organismo público del que se ha publicado recientemente el avance de resultados, para ver con datos en la mano cómo hemos cambiado en este aspecto tan íntimo. Aunque tampoco es difícil imaginarse cuáles serían las opiniones de los españoles de hace unas décadas en lo relativo a los cuernos. Bastante similares a las de los actuales concursantes del programa La isla de las tentaciones cuando concretan sus “límites”: básicamente todo debía ser infidelidad, de una mirada al sexo bajo (o sobre) el edredón.

Pero volvamos a la actualidad. Aparte de la infidelidad, en el estudio, el CIS revela la opinión de los 3.856 españoles y españolas que respondieron a sus preguntas a finales de enero de este mismo año al respecto de diversos aspectos como la importancia de las relaciones sexuales en su vida, sus experiencias en ese campo, su grado de satisfacción o cómo se identifican sexualmente.

La era digital ha traído nuevas formas de conducta que pueden derivar fácilmente hacia los cuernos: envío de mensajitos, fotos, memes más o menos subidos de tono...

Hay datos realmente llamativos. Por ejemplo, un 17,2% de las personas consideran que simplemente hablar o quedar con una expareja (entendemos que sin que ellos lo sepan) y aunque no se mantenga ningún tipo de relación sexual, es infidelidad. Sin embargo, preguntados por cómo reaccionarían al hecho de que su pareja se enamorara de otra persona, prácticamente la mitad de los encuestados afirmaron que no lo considerarían cuernos si la relación no llega al sexo. ¿Quizá es que el amor no es tan importante para la mitad de la población? Un 47,1% piensa justo lo contrario.

Casi lo mismo ocurre con dar un beso en los labios, aunque aquí quienes piensan que sí representa una infidelidad sube hasta el 53%. Quizá el hecho de que haya un contacto físico, por más que sea leve, tiene su efecto. Más de un 4% no tiene claro si la cosa es grave o no.

Puede que porque sentimos que es mucho más fácil que ocurra (tal vez porque nosotros mismos lo hemos hecho), los españoles nos mostramos mucho más inclinados a considerar una deslealtad que nuestra pareja se intercambie mensajes subidos de tono a través de aplicaciones como WhatsApp o Instagram. Un 64,5% considera que hacer eso sí que son cuernos. 

Un 17,2% de los españoles consideran que simplemente hablar o quedar con una expareja y aunque no se mantenga ningún tipo de relación sexual, es infidelidad

Este resultado nos remite irremediablemente a uno de los artículos más recordados del periodista Manuel Jabois, publicado en enero de 2019 en el diario El País, titulado Hay más cuernos en un "buenas noches”.  En él, el periodista gallego relataba cómo un amigo le había confesado que estaba escribiéndose mucho con una mujer, pero que como no había sexo entre ellos, no lo consideraba una infidelidad. 

Jabois se mostraba en desacuerdo con su amigo, y defendía que un simple mensaje de “buenas noches” enviado desde la cama mientras se está con la pareja puede ser más significativo y representar una mayor traición emocional que un encuentro sexual esporádico sin implicaciones afectivas. También destacaba la capacidad de su generación para evitar la culpa y el hecho de que el sexo continuaba “teniendo el aura de punto culminante del amor, engaño máximo y traición mayor en caso de la pareja infiel”.

El estado de los cuernos en 2025

Hace ya seis años del artículo de Jabois pero parece haber sido escrito la semana pasada. La tesis del artículo, que llamó tanto la atención, en parte, por su punto de vista novedoso, se ve refrendada ahora por los datos del estudio del CIS.

El sexo sigue teniendo la última palabra a la hora de dilucidar si una relación es digna de ser calificada como infidelidad o no. En las preguntas de la encuesta que incluyen sexo como, por ejemplo, si “mantener relaciones sexuales y afectivas con otra persona” es ser infiel, la respuesta es sí para el 91,5% de la población.

De cualquier modo, para huir del dato frío (aunque humano) del CIS, hemos preguntado a varias personas buscando además otros factores, más allá del sexo, que pudieran convertir una bonita y respetable amistad en una “sucia relación adúltera”.

Tu pareja no puede controlar lo que está ocurriendo en cada parcela de tu imaginación. Cualquier conversación que tengas con una tercera persona en plan romántico o sexual está fuera de los márgenes de la infidelidad

Laura (Valencia)

Lo cierto es que aunque la tónica general es, como señala el CIS, considerar que hay más cuernos en un buenas noches, los argumentos que plantean una excepción a esta creencia son interesantes. “Creo que entendemos muy mal las relaciones monógamas normativas y sus infidelidades”, cuenta a elDiario.es Ana, de Madrid. “Todo depende de las parejas, claro, pero creo que está demasiado mal visto mandarnos una guarradita con alguien de vez en cuando. Las relaciones van mucho más allá de eso, creo yo. Si tengo un proyecto de vida con alguien, este no se va a romper porque esté haciendo sexting con otra persona. ¿No es mejor eso a que tenga sexo?”. De nuevo la superioridad del sexo.

Repreguntamos a Ana porque ha hecho mucho hincapié en lo de las guarraditas. ¿Y si la cosa va más de amor? “Entonces es diferente, tendría que pensarlo”, contesta.

Creo que está demasiado mal visto mandarnos una guarradita con alguien de vez en cuando (...) Si tengo un proyecto de vida conjunto, este no se va a romper porque esté haciendo 'sexting' con otra persona

Ana (Madrid)

“Por mucho que le pueda molestar a tu pareja, no puede controlar lo que está ocurriendo en cada parcela de tu imaginación”, argumenta Laura, de Valencia. “Cualquier conversación que tengas con una tercera persona en plan romántico o sexual está fuera de los márgenes de la infidelidad en mi opinión. Es cierto que esos mensajes representan un vínculo entre tú y la persona ajena a la pareja, pero yo lo entiendo como un juego y, aunque duela, hay que respetarlo. Yo le doy las buenas noches a mucha gente y reconozco que a algunos de mis amigos me los follaría en el baño de una discoteca, pero no lo voy a hacer porque mi intención es construir una relación con otra persona y ellos son mis amigos. Pero no puede ser tampoco que nuestra pareja nos impulse a convertirnos en una mierda de persona”.

“Para mí infidelidad es que le recomiende un libro y que se lo lea”, confiesa, por su parte, Carla (Barcelona), entrando ya en otros comportamientos que pueden resultar más dolorosos que el propio sexo. También menciona que otra forma de infidelidad para ella sería que “hablara de los problemas de nuestra relación con esa otra persona. Eso me dejaría KO. O que empezara cualquier tipo de proyecto con ella o él sin que me lo hubiera comentado a mí previamente. Y me explico, me parece muy bien tener proyectos con amigos o con otras personas, pero es importante tener una meta común también con tu pareja y si solo la busca con otros… La relación está en estado vegetativo”, opina.

Si mi pareja se va a cenar a solas con alguien, me pongo en alerta, porque las cenas tienen ese punto más íntimo, más especial

Dori Barcelona

“Si mi pareja se va a cenar a solas con alguien, me pongo en alerta, porque las cenas tienen ese punto más íntimo, más especial, como que invitan a alargar la conversación y a crear conexión”, afirma Dori, de Barcelona. “En cambio, si quedan para comer, no lo percibo igual. Las comidas suelen ser más rápidas, más del día a día, incluso pueden tener un aire más informal o laboral, por lo que no me generan la misma sensación.”

En su artículo, Jabois declaraba como urgente el desprestigio y la banalización del sexo en este tipo de asuntos. Por ahora, sin embargo, parece que seguimos todavía bastante lejos de hacerlo y que nos mantendremos durante un tiempo más haciendo equilibrios sobre la fina línea que separa la lealtad de la deslealtad. Colocándonos a uno u otro lado de la infidelidad según se reparta el juego.

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