El fantasma de Lali, libros de marzo

Atrévete a querer lo raro. Babasónicos - Fan de Scorpions
Uno. Agarré la pelea hacia el final, mientras caminaba por la vereda hasta la parada del colectivo. Por el ruido, por las caras de los que se detenían a mirar, por la tensión general, entreví que dos hombres se habían bajado de sus autos para discutir a los gritos por un lugar para estacionar. Uno de ellos, bastante más alto que el otro, acercándose al rival con los puños en alto. El otro, risueño, plantado al lado de su auto, en posición de espera. Hasta que las palabras salen con furia, con ese tono que pretende cerrar algo y que, por el desparpajo de lo súbito –esa manera sigilosa que encuentra siempre alguna verdad para irrumpir, para irradiar– no hace más que abrir, multiplicarse, convertirse en eco: “Rajá, fantasma”. Eso dijo el hombre más bajito, se subió al auto y se fue para dejarnos a los transeúntes frente a un silencio arrollador, una rareza y una escena memorable. Me quedé un buen rato ahí, detenida en esa intención de espantar un miedo (ese rajá para en realidad irse él), en ese exorcismo rabioso y al paso (un abracadabra callejero, su elijo creer rudimentario, personal), en la palabra fantasma como agravio suave (¿se lo dice realmente al otro? ¿no se lo está diciendo un poco a sí mismo para habilitar su propia fuga?).

Dos. “Nos asustan los fantasmas y sin embargo vivimos minuciosamente entre ellos: son nuestro ser anterior, el que vivió en una casa, el que pasó por un jardín, el que viajó por diferentes lugares del mundo, el que fue increíblemente feliz o increíblemente desdichado. Cada uno de esos seres está rodeado de otros seres. De ese modo se propaga el infinito mundo de los fantasmas”, subrayo en Ejércitos de la oscuridad, de Silvina Ocampo, un libro que se convirtió desde hace un tiempito en una suerte de I Ching privado, mi propio elijo creer. Cada vez que ando un poco perdida, lo busco y lo hojeo. Siempre encuentro algo en medio de la perplejidad.
Tres. No usó la palabra fantasma, pero sí se refirió a un enrarecimiento (de hecho describió como la cosa rara el hecho de vernos en un espejo atravesado por filtros de Instagram) y un temor puntual de esta época, que como todas tiene su costado espectral. De la cautivante charla que tuvieron esta semana Lali Espósito y Pedro Rosemblat en Gelatina, me gustó especialmente cuando ella habló del miedo “a ese vacío, a ese lugar en el éter” que está en el medio entre lo que describió como su “yo real” y su “yo virtual”. “Asistimos a una época donde se da con total facilidad el hecho de olvidarte de tu humanidad”, dijo partiendo de sí misma para pensar en esa forma particular de movernos teléfono en mano. Un gesto que nos enrarece y nos afantasma a todos (lo dijimos por acá: el vaivén entre lo que hacemos de este siglo y lo que este siglo hace de nosotros). En estos días en los que preferimos el escondite plácido de las pantallas, el espasmo de las notificaciones, la adhesión virtual a cualquier causa o indignación momentánea, las llamitas o los corazones que se deslizan con facilidad pero sin sorpresa, tal vez lo poco que nos quede sea pensar en algún exorcismo módico, hablarle al fantasma, ofrecerle al menos la torpeza de nuestras palabras.

Cuatro. Otro libro me tiene atrapada y también perpleja por estas horas (desde ya abro el paraguas: sospecho que voy a volver sobre él varias veces, queda hecho el aviso). Se llama Fe, esperanza y carnicería (lo publicó Sexto Piso, es una de las novedades editoriales que circulan en Argentina desde este mes) y en él están plasmadas conversaciones sublimes entre el periodista Seán O’Hagan y el músico Nick Cave. Hablan sobre música, sobre escritura, sobre religión, sobre el duelo (el proyecto arrancó en los confinamientos de 2020 por la pandemia y sobrevuela todo el tiempo el eco de la muerte de Arthur, el hijo de Cave, en 2015). De hecho indagan bastante alrededor del disco Ghosteen, de Cave y los Bad Seeds que había salido en 2019, poco antes de que tuvieran lugar estas charlas. El traductor Eduardo Rabasa señala en una nota al pie: “Ghosteen es un neologismo formado por ghost (‘fantasma’) y el sufijo irlandés in, escrito en inglés como een, que significa ‘pequeño’ o ‘benevolente’. El término hace referencia a un fantasma de dichas características”. Lejos de ahuyentar a los fantasmas, pequeños o enormes, la conversación que ofrece el libro les abre la puerta. “Para mí el disco se convirtió en un mundo imaginario donde pudiera estar Arthur”, dice en un momento Cave. Más adelante, le dedicará un buen rato a la manera en que reverberan las personas que quisimos, nuestras acciones e incluso el arte, más allá de nuestra comprensión o justamente por fuera de ella. “Hay más de lo que podemos ver o comprender y es preciso encontrar la manera de apoyarse en el lado misterioso de las cosas –lo imposible de las cosas–, reconocer el evidente valor que hay implícito en él y reunir el coraje que se requiere para no siempre quedarnos en lo conocido”.
Atrévete a querer lo raro propone Babasónicos y coreamos en esta nueva edición de Mil lianas que viene más fantasmal que nunca. Pueden pasar, queda la puerta abierta.

1. Libros de marzo. Hablaba arriba de Fe, esperanza y carnicería, de Nick Cave y Seán O’Hagan, una de las novedades editoriales destacadas que está llegando por estos días a las librerías locales. Pero claro que no es la única. Para este mes las editoriales argentinas y también las internacionales que distribuyen sus títulos en el país anunciaron la publicación de novelas, ensayos, libros de cuentos, investigaciones periodísticas y crónicas. Entre otros, lo hacen de la mano de autores y autoras como Samanta Schweblin, Tamara Tenenbaum, Annie Ernaux, Jon Fosse, Hebe Uhart, Daniel Link, Lina Meruane, Simone Weil y Georges Perec.
En este enlace pueden leer una guía sobre algunas de ellas.

La guía con las novedades editoriales de marzo se puede leer por acá.
2. Series y películas de marzo. Como todos los meses, las principales plataformas de streaming renuevan sus catálogos una vez más con series y películas. Según anticiparon, a lo largo de marzo habrá de todo: desde regresos muy esperados, hasta lanzamientos sobre casos policiales impactantes, documentales, producciones de animación y más. Por acá pueden leer un repaso que armé con lo que me pareció más interesante.
Por mi parte, ya anoté varias cosas que quiero ver. Por un lado, la miniserie británica Adolescencia, de Netflix (como ya conté por acá y por acá, allí donde esté Stephen Graham me tendrán). Por otro lado, también agendé la serie Good American Family, que lanza Disney+ a partir del 19 de marzo y que tiene en el elenco a Mark Duplass, otro favorito de esta casa virtual.

La guía con las series y películas que llegan al streaming en marzo se puede leer por acá.
3. Cinco documentales. El lanzamiento el mes pasado de American Murder: Gabby Petito a través de Netflix volvió a poner en primera plana un caso policial de alto impacto que conmovió a los Estados Unidos. De hecho, la historia de la joven estadounidense que contaba su supuesta vida idílica en las redes sociales hasta que desapareció misteriosamente mientras recorría con su novio el país en una camioneta ya había sido narrada, con distintos recursos, en numerosas producciones audiovisuales.
Este estreno reciente de la plataforma pone de relieve una tendencia que se sostiene en el mundo del streaming: la apuesta por contar, en formato de docuserie o unitario, casos reales de alto impacto que impactan a multitudes. A partir de eso, por acá armé un repaso por cinco producciones de las llamadas true crime recientes disponibles en Netflix, Amazon Prime Video, Max y Disney+. Se puede leer por acá.

El repaso por cinco documentales recientes que cuentan casos reales de gran impacto se puede leer en este enlace.
Banda sonora. Esta semana se impuso una selección de Ghosteen de Nick Cave and the Bad Seeds para este espacio. También aproveché que al comienzo hablamos de fantasmas para sumar canciones que de alguna manera hablan de ellos.
Por último, todavía impactadísima después de verla en el cine, agregué algunas canciones que se escuchan en la película Aún estoy aquí, de Walter Salles, que entre otras cosas también aborda lo espectral de un modo extraordinario. Como todos los viernes, la banda sonora de Mil lianas se escucha por acá.
Bonus track. Marzo también trajo nuevos títulos a Lumiton, mi plataforma preferida (y gratuita) para ver cine en formato hogareño. Esta vez le dedican un ciclo a la pionera Agnès Varda, una cineasta que, como apuntan los programadores, “supo explorar en su obra los límites entre la ficción y lo documental, con formas experimentales relacionadas con la poesía y una mirada crítica sobre la sociedad burguesa. Entre sus temáticas recurrentes aparecen la búsqueda de la felicidad, la imaginación, la memoria personal y colectiva”. En total, se ofrecen diez películas para ver gratis y online desde Argentina. Pueden saber más de ellas y verlas por acá.

¡Hasta la próxima!
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