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En Azerbaiyán

Milei retiró a la delegación argentina y redobló su negacionismo climático en la COP29

Vista panorámica de la ciudad de Bakú.

Julián Reingold

Bakú, Azerbaiyán —
14 de noviembre de 2024 06:45 h

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A Javier Milei le podría gustar Azerbaiyán: el clima es frío, los autos de alta gama ya reemplazaron a casi todos los Lada de la era soviética, hay un exacerbado culto a la personalidad y la sociedad que creció en los años 90’s tiene una fascinación indeclinable por los Estados Unidos –tanto es así que existe una cadena de cafeterías llamada Friends, en homenaje a la serie televisiva de amigos que se juntaban a pasar las horas en el Central Perk—.

Sin embargo, el Presidente dio la orden este miércoles de retirar de manera intempestiva la delegación oficial argentina en Bakú, la capital de Azerbaiyán, donde se lleva a cabo desde el lunes la 29° conferencia de las partes (COP) de la Convención Macro de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

Para Laura Baron Mendoza, abogada consultora en derecho Internacional y medio ambiente, magister de la Academia de Derecho Internacional Humanitario y Derechos Humanos de Ginebra y doctoranda de la Universidad de McGill, la reciente retirada de la delegación de Argentina de la COP 29 es, sin duda, un evento lamentable aunque no inesperado.

“Esta decisión sigue un patrón preocupante que comenzó con la eliminación del Ministerio de Medio Ambiente y las continuas amenazas de abandonar el Acuerdo de París. Al dejar de lado la agenda ambiental, no solo se evade la responsabilidad política; se evade una realidad palpable que trasciende la ideología en relación con los argumentos de que la emergencia climática es una mentira socialista”, dice Baron Mendoza.

Con la victoria de Trump, casi todos los analistas están discutiendo nuevamente qué pasará con los estados que deciden retirarse de las negociaciones en Bakú o del Acuerdo de París, pero no pueden retirarse del planeta en ebullición. Cuesta mucho creer el argumento de que tal o cual decisión unilateral de un país pone en riesgo la estabilidad el acuerdo de Paris, ya que, aunque que lo ponga o no, la emergencia climática no da tregua —los huracanes siguen azotando a los votantes republicanos del estado de Florida— y las obligaciones ya existen.

“Desde la perspectiva del derecho internacional el retiro anunciado tiene poco o ningún efecto jurídico en término de obligaciones macro. A pesar de las decisiones tomadas el día de hoy, las obligaciones de anticipar, adaptar, mitigar y reparar el daño medio ambiental permanecen intactas. Estas responsabilidades existen a la luz del derecho internacional de los derechos humanos independientemente de las negociaciones sobre ”el cómo“ acatarlas. Las obligaciones en materia de derechos humanos trascienden las maniobras políticas; es un imperativo jurídico en cabeza de actores estatales y no estatales”, agrega Baron Mendoza.

La Argentina sigue siendo parte de tratados regionales e internacionales en donde se establecen obligaciones como la protección al un medio ambiente limpio y saludable. Y aunque no fuese parte, los derechos humanos medio ambientales son normas imperativas de derecho internacional que no admite derogación o negación caprichosa política alguna.

Un silencio sepulcral

Por lo general, la delegación argentina tiende a ser efusiva y fácilmente identificable en las COP: en la cumbre de Egipto en 2022, y por primera vez, nuestro país contó con una oficina propia y con una participación moderada en las negociaciones. El año pasado en Dubai se logró acercar posiciones con los otros bloques negociadores de América Latina, ofreciendo por primera vez en mucho tiempo una postal de integración regional que todavía dista mucho de la fortaleza ofrecidas por las naciones de África, Asia y las Islas del Pacífico Sur. 

Con Milei recién electo, se decidió sobre la marcha enviar a la diplomática de carrera Marcia Levaggi para que representase a la Argentina durante el traspaso de mando a principios de diciembre pasado. Levaggi, quien cuenta con amplia experiencia en materia ambiental y climática, fue removida del cargo de subsecretaria de Política Exterior tras la salida de Diana Mondino. Cabe resaltar que este tipo de decisiones extravagantes no son algo nuevo cuando se mueven las piezas al interior del Palacio San Martín: en 2021, Alberto Fernández decidió remover a Felipe Solá de su cargo como Canciller cuando el mismo se encontraba a mitad de camino hacia la cumbre de la CELAC en México, donde Argentina recibiría la presidencia para el año subsiguiente.

Sergio Federovisky, biólogo y viceministro de Ambiente entre 2019 y 2023, comentó que “Milei retiró su ínfima delegación de la COP29 confirmando su negacionismo, en un grave gesto simbólico, mientras desde algunos sectores de la sociedad civil se guarda un silencio atronador”.

Pasada la medianoche del miércoles, el silencio en las calles de Bakú es sepulcral: la policía cortó varias avenidas por motivos de seguridad, y la falta de circulación vehicular se asemeja mucho a la casi nula comunicación oficial argentina. Son varios los consultores, diplomáticos y activistas que prefieren no dar notas por miedo a posibles represalias una vez que aterricen en Ezeiza, ignorando tal vez que “no darle publicidad al gobierno, porque en definitiva busca llamar la atención” puede tener consecuencias irreversibles para nuestra política tanto doméstica como interna.

De lo global a lo local

Delegaciones de casi todos los países del mundo llegaron a esta COP para discutir financiamiento a los planes de transición energética que permitirían una descarbonización de la economía global a gran escala, permitiendo que quizás así la humanidad llegue a fines del siglo XXI con un aumento de la temperatura no superior a los 2°C por encima de los valores preindustriales –la meta de quedar por debajo de los 1,5°C de calentamiento global ya resulta casi inalcanzable—.

Hacer catarsis sobre la crisis climática desde este rincón del planeta no es nada fácil: el país anfitrión no se caracteriza exactamente por ser referente de las libertades democráticas, y los grupos de la sociedad civil se manifiestan por lo bajo, casi susurrando sus críticas al actual gobierno.

La Francia de Macron también boicoteó la COP con la ausencia de la ministra de Transición Energética, pero por otros motivos geopolíticos y sin retirar a su delegación. Esto agita aún más el debate de las libertades civiles en un momento en el que el activismo climático alcanzar la trasversalidad y dejar claro su mensaje de que “no puede haber justicia climática sin derechos humanos”.

“La solidaridad está suspendida”, señaló un activista de la red de Acción Climática para América Latiana (Canla), en relación a la restricción por parte de la ONU para que las distintas ONGs presentes en Bakú puedan hacer mención a los crímenes de guerra en Gaza y a resaltar la contradicción de que desde el norte global exista presupuesto para financiar guerras, pero no para un fondo de Daños y Pérdidas que permita a los países más vulnerables como Filipinas de recuperarse de huracanes e inundaciones, o de que países de ingresos medios puedan tener acceso a una transferencia de recursos para dejar de extraer combustibles fósiles y tener una matriz energética más sustentable.

JR/JJD/DTC

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