Migrantes, madres y en precariedad: el 8M para las latinoamericanas en España
La salvadoreña Carolina Elías no hubiera migrado a España si en el momento de hacerlo hubiera tenido hijos porque conoce la historia de sus “compañeras”, las mujeres migrantes latinas que enfrentan precariedad, largas jornadas de trabajo y racismo y que demandan que el feminismo español no se olvide de ellas.
“Cuando vienes te das cuenta de que el único trabajo al que puedes aspirar es al del hogar y los cuidados”, explica a EFE esta abogada salvadoreña con catorce años en España, quien nunca pudo ejercer su profesión por falta de reconocimiento de sus estudios, pero no se quedó “cruzada de brazos”.
En el Día internacional de la mujer trabajadora, Elías, directora de la organización Sedoac (Servicio Doméstico Activo) que lucha por los derechos de las trabajadoras del hogar y los cuidados, insiste en que hay que “luchar” para lograr “avances” para las mujeres y en concreto para estas trabajadoras.
“Ser mujer te coloca en una situación de vulnerabilidad, tienes menos oportunidades que los hombres pero súmale ser extranjera y racializada, tienes más obstáculos que el resto de las personas”, incide.
LAS REDES DE MUJERES
Elías cuenta que cuando decidió quedarse en España, movida también por la “inseguridad” en su país, no quiso abandonar su parte más reivindicativa y siguió “luchando para cambiar la situación” de otras mujeres como ella.
“Lo maravilloso es que me encontré a más mujeres que soñaban con lo mismo y así llego a Sedoac, para con ellas luchar por condiciones justas y dignas en este sector”, comenta.
Una red que se convirtió en familia, formada por otras mujeres latinoamericanas “pero también por españoles que tienen una personalidad distinta y una empatía hacia las personas del resto del mundo”.
Y es que, según cuenta, las mujeres latinoamericanas en España viven retos “muy grandes y complejos” cuando tienen que tratar con sus empleadores españoles.
En ese sentido, lamenta que exista la imagen de que las mujeres latinas “son calientes” y vienen a España “a casarse con algún español que les resuelva la vida”.
“Eso es completamente falso, simplemente somos mujeres que venimos a buscar un mejor futuro para nuestras familias y para nosotras mismas” y esa imagen “te vulnerabiliza y te expone a violaciones, tocamientos y a empobrecimientos”.
En esa misma línea se expresa la colombiana Erika Sarmiento, también con catorce años en España, quien pone de ejemplo casos de explotación laboral en los que mujeres latinoamericanas reciben salarios por debajo de la ley y precarias condiciones de trabajo.
“Había una chica que trabajaba de interna y a ella le daban 200 euros, porque el señor le decía que realmente le pagaba 800 pero que le descontaba la alimentación y la habitación”, rememora.
Sarmiento forma parte de la Red de mujeres latinoamericanas y del Caribe y critica las condiciones de trabajo de muchas de sus compañeras, a quienes han llegado a ofrecer sueldos “de tres euros la hora” y al final “trabajar hora y media”.
DENTRO DEL MOVIMIENTO FEMINISTA SIENDO MIGRANTE
La colombiana subraya la dificultad de encontrar un hueco en el movimiento feminista español siendo migrante latinoamericana y recuerda que aunque “al llegar a España, tomas conciencia de lo que es ser feminista”, proceden de países “con una larga tradición” en esta lucha.
Según dice, el feminismo español “no se preocupa mucho de las personas migrantes” y lamenta que este colectivo se quede en la “teoría” del movimiento.
“Se habla de que migración debe ser un eje (del movimiento) pero son palabras, porque cuando las mujeres feministas quieren ir a marchar, ¿quién se queda cuidado a sus hijos? una mujer migrante”, ejemplifica.
En ese sentido, apunta al mundo académico feminista español como otro de los focos problemáticos en esta cuestión, un lugar que tilda de “blanco y europeo” donde “a las mujeres les cuesta mucho más” ver a las migrantes “y cuando una habla de esto se sienten atacadas”.
“Es como si no se les reconociera todo el trabajo que han hecho, nosotras no vinimos aquí y nos volvimos feministas, tenemos un trabajo detrás de nuestras antepasadas y ancestras que nunca se ha reconocido”, enfatiza.
Macarena Soto, para la agencia EFE.
IG
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