La Libertad Avanza y el pragmatismo subterráneo con el que define su estrategia electoral en las provincias

A diferencia de 2023, cuando Javier Milei todavía era candidato y La Libertad Avanza no tenía ni sello ni tropa, este año electoral los encuentra en el poder, con la presidencia en sus manos, un partido nacionalizado y personería jurídica en todo el país. Pero aun con estructura y gestión, los armados provinciales libertarios siguen dependiendo de lo mismo que durante el año pasado: la relación que la Casa Rosada logre, o no, establecer con los gobernadores en cada uno de sus terruños.
En los pasillos del poder lo admiten sin vueltas. Aunque juran tener “marca fuerte” y “voto propio”, en los hechos no hay estrategia provincial que se impulse sin una evaluación previa del clima político local. Las decisiones se toman en función de quién gobierna cada distrito, cuánta voluntad de cooperación tiene, cuánto poder territorial conserva cada uno de esos “caudillos” y qué tan competitivos son los libertarios en ese mapa. ¿Podría la relación institucional con los mandatarios terminar condicionando, incluso, si hay o no candidatos? La pregunta está abierta.

“Les damos una mano en el Congreso porque queremos que el país no se hunda, pero eso no quiere decir que estemos con ellos”, explicó días atrás un funcionario de las provincias, sintetizando la lógica con la que varios gobernadores se vinculan con Milei. La tensión de fondo es esa: mientras los representantes de las provincias votan leyes clave para la Casa Rosada en el Congreso, La Libertad Avanza busca ocupar el mismo espacio político en sus territorios. La convivencia es, por lo menos, inestable.
En Balcarce 50 aseguran que el diálogo con los mandatarios no está roto, pero reconocen que es “más difícil sacar leyes en año electoral”. En paralelo, Karina Milei intensifica sus recorridas por las provincias —esta semana fue a Tucumán, la próxima estará en otra— para blindar el sello libertario en el interior, incluso en distritos donde el gobernador acompaña buena parte de las iniciativas nacionales, como Catamarca, Salta o Jujuy.
El caso tucumano sirve para ilustrar la tensión: aunque el gobernador Osvaldo Jaldo fue uno de los más colaborativos con Milei en el Congreso, la visita de Karina, Martín Menem y Lisandro Catalán cayó pésimo en la gobernación. Sin embargo, en el equipo de Catalán, que suena como eventual candidato, niegan cualquier roce: “Cuando ganemos, todos van a venir”.

Alarma santafesina
Los libertarios tuvieron su primer test electoral del año en Santa Fe, donde quedaron terceros con el 14% de los votos en los comicios de convencionales para la reforma constitucional. A pesar del resultado modesto, en el oficialismo nacional hubo lecturas divididas. Algunos celebraron el desempeño del periodista Juan Pedro Aleart —que ganó en Rosario con más del 31%— como un ejemplo de lo que viene: outsiders con alto conocimiento local. Otros, más duros, cuestionaron la estrategia de Eduardo “Lule” Menem, responsable del armado nacional, por haberse negado a sellar acuerdos con figuras como Amalia Granata, que podría haber duplicado el caudal libertario con su sello propio.
La falta de una línea común hacia las provincias alimenta diferencias internas. Desde el entorno de Santiago Caputo, algunos critican la estrategia de competir en todos los distritos “solo por competir” y proponen privilegiar las elecciones nacionales, con acuerdos puntuales que eviten desgastes. Del otro lado, Lule Menem y el armador bonaerense Sebastián Pareja sostienen que no se puede dar ni un paso atrás, sobre todo ahora que tienen el control legal del partido.

Donde más se visibiliza esa lógica de todo o nada es en la ciudad de Buenos Aires. Allí, la consigna libertaria es ganarle al PRO, no negociar con él. La disputa no es solo política: Milei aún no digiere que Jorge Macri contratara al consultor Antoni Gutiérrez Rubí para su campaña —el mismo que trabajó con Massa—, y el vínculo quedó roto. La candidatura de Manuel Adorni como candidato libertario en CABA no es solo una apuesta electoral: es una señal al macrismo de que en el kilómetro cero no habrá tregua.
Lo paradójico es que en otros dos distritos donde gobierna el PRO, como Chubut y Entre Ríos, el trato es mucho más amigable. En Chubut, Ignacio Torres tiene buena imagen y un armado consolidado, por lo que no necesita —ni quiere— acordar con La Libetad Avanza. En Entre Ríos, en cambio, Rogelio Frigerio se muestra más abierto, pero sin apuro. La elección nacional de este año incluye la renovación de cinco diputados y tres senadores, por lo que las negociaciones podrían volverse más estratégicas a medida que se acerque octubre.
En ambos casos, los libertarios reconocen que tienen poco para ofrecer. En Chubut, el armador es César Treffinger, pero la palabra final la tiene Lule Menem. En Entre Ríos, el interlocutor es más difuso, aunque la expectativa existe. De todos modos, en la Casa Rosada aclaran que no habrá definiciones provinciales hasta que se aclare el vínculo entre Milei y Macri. “Primero hay que resolver ese ruido, después se verá si hay margen para acuerdos”, explicó un funcionario nacional.

La única alianza formalizada hasta ahora fue en Chaco, donde competirán junto al radical Leandro Zdero para intentar frenar el regreso de Jorge Capitanich. En el resto del país, por ahora, solo tanteos. La mayoría de esos entendimientos no se firma ni se anuncia: se negocian en despachos, se insinúan en gestos o se testean con sondeos previos. Pero la hoja de ruta está marcada por otro dato: el calendario electoral.
Desdoblamientos
Hasta ahora, son ocho los distritos que ya desdoblaron formalmente sus elecciones: Salta (4 de mayo), Chaco, Jujuy y San Luis (11 de mayo), Ciudad de Buenos Aires (18 de mayo), Misiones (8 de junio), Santa Fe (29 de junio) y la provincia de Buenos Aires (8 de septiembre). En tanto, hay tres provincias que evalúan aún si desacoplar sus elecciones locales o no: Mendoza, Formosa y La Rioja.
Por otro lado, hay dos distritos en los que también se elegirá gobernador este año, pero que aún no definieron su cronograma: Corrientes y Santiago del Estero. En ambos casos, históricamente desdoblaron. En Corrientes, donde Gustavo Valdés no puede reelegir, se especula con elecciones entre julio y septiembre.

Con ese panorama fragmentado, en La Libertad Avanza saben que cada uno de esos domingo puede funcionar como plebiscito del proyecto libertario. Algunos distritos serán usados como prueba piloto. Otros, como laboratorio de candidatos. Y varios quedarán en pausa hasta último momento. En cualquier caso, hay una constante: la prioridad es la ciudad de Buenos Aires. “Es la única elección que nos interesa de verdad”, repiten en Balcarce 50.
Si en mayo logran ganarle al PRO porteño por un margen contundente, en La Libertad Avanza sueñan con una estampida: dirigentes amarillos de peso cruzando de bando y una narrativa triunfalista consolidada. Si eso no sucede, Karina Milei tendrá que conformarse con los votos que consiga en un territorio nacional dividido, con calendario desdoblado, y en un país donde los gobernadores siguen siendo la clave de casi todo.
PL/MG
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