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EN CONCURSO DE ACREEDORES

La crisis de Los Grobo expone la fragilidad del sector agropecuario y amenaza con un cambio de paradigma

Oficinas del grupo Los Grobo

Valeria De Agostino

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El grupo Los Grobo tiene una trayectoria de alrededor de 40 años en la Argentina. Se define como “proveedor de productos y servicios integrados en toda la cadena de valor del sector agrícola en Argentina”. Tiene sucursales en varias provincias del país, depósitos de agroinsumos, hectáreas de producción, acopio, plantas de acondicionamiento y de procesamiento de granos, además de ofrecer consultorías para la producción de alimentos.

Está conformado por Los Grobo Agropecuaria como proveedor de insumos; Agrofina para la elaboración de agroquímicos, Molino Cánepa, Los Grobo Consulting, Fundación Emprendimientos Rurales Los Grobo. Factura anualmente unos US$800 millones. Actualmente la empresa es controlada por el fondo de inversión Victoria Capital Partners (VCP), que tiene el 90% de las acciones. El 10% restante es controlado por Gustavo Grobocopatel y su hermana Matilde. 

Gustavo Grobocopatel, apodado popularmente “el rey de la soja”, apoyó desde sus inicios al gobierno de Milei y aspiraba a incrementar considerablemente las ventas de los productos de su compañía esta temporada, pero una serie de situaciones llevaron a dos empresas del grupo –Grobocopatel Agropecuaria y Agrofina– a caer en el default: la caída de demanda de productos, la baja de los precios internacionales de los granos, el atraso cambiario y los cambios en el orden macroeconómico. 

Sumado a estos elementos está el impacto del factor climático, con una sequía que no da tregua e impacta de lleno en la producción. La Bolsa de Cereales de Buenos Aires ya anunció el derrumbe en la proyección de toneladas para la campaña 2024/25, lo que trae como consecuencia una baja de divisas que ingresan al país. 

Fue a fines de diciembre del año pasado cuando las empresas de Los Grobo anunciaron a la Comisión Nacional de Valores (CNV) que no podían hacerse cargo de sus deudas millonarias contraídas por pagarés bursátiles y entrarían en default. Actualmente la deuda total ascendería a más de US$200 millones. Ahora bien, ¿cuáles son las condiciones generales para el default? Una empresa entra en default cuando no puede pagar sus deudas. Esto afecta directamente a sus inversores, empleados y clientes.

Sin embargo, las compañías anunciaron en un comunicado “van a seguir operativas y trabajando en una solución integral que ordene la situación del negocio y su capacidad financiera”. “Priorizaremos nuestro compromiso con productores, proveedores, colaboradores y clientes y continuaremos operando hasta la resolución de este concurso”, detallaron.

Impacto en el sector

Con la situación de Los Grobo –a la que también se sumaron recientemente las empresas Surcos y SanCor– los productores entraron en estado de alerta ya que aparecen varios fantasmas: incertidumbre financiera, posible falta de insumos en el sector agrícola, aumento de precios, sospechas de despidos y reducción de ingresos para los empleados y, a largo plazo, una posible reestructuración del sector agropecuario argentino.

La crisis de algunos de los gigantes del agro sacó a la luz la fragilidad de un sector que persistentemente fue considerado el motor de la economía argentina, pero que en realidad siempre dependió de los precios internacionales de los granos, la macroeconomía, el volumen de ventas en el mercado y el determinante factor climático, que ha condicionado la cantidad de toneladas que se producen y el ingreso de divisas al país.

¿Qué pasaría si lo que sucedió con estos gigantes del agro se convierte en un efecto en cascada para el resto de las megaempresas agropecuarias argentinas? El negocio está ajustado, los costos en dólares, altos y los precios internacionales, bajos. La crisis financiera de grandes empresas que dominan la agroindustria en el país plantean un cambio de paradigma en el negocio agrícola, dominado hoy en día por los conocidos gigantes que ofrecen “todo lo que necesita el productor”: desde la genética, el alquiler de los campos, la producción, el acopio, la industrialización, la comercialización, el asesoramiento, etc. 

Esto lleva a pensar: ¿Cómo se reconfigurará el agro argentino?, ¿quiénes serán sus nuevos protagonistas?, ¿qué nuevas redes y alianzas se tejerán para dar respuesta a las necesidades del productor agropecuario? El caso Los Grobo plantea un necesario cambio en la institucionalidad agropecuaria de Argentina porque el campo argentino está en crisis. El anuncio del ministro de Economía, Luis Caputo, de la baja en las retenciones no fue suficiente, ya que los bajos precios internacionales hacen que los productores decidan seguir esperando para liquidar su producción estimada en US$3.000 millones.

El modelo económico del gobierno de Milei puso a los dueños del agro ante un escenario complejo y una crítica situación financiera. La fortaleza argentina que mueve los hilos de la producción agropecuaria del país, en estos tiempos de ajuste, está en jaque. ¿Qué medidas tomará el gobierno? ¿Producir en Argentina seguirá siendo un negocio?

MT

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