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Presidente de la Cámara de la Construcción

Gustavo Weiss: “El Gobierno tiene perfectamente claro lo que significa tener la infraestructura en mal estado”

Gustavo Weiss, presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, que representa a más de 1.300 empresas del sector

Natalí Risso

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La construcción enfrenta una crisis profunda tras la decisión del gobierno nacional de paralizar la obra pública. Gustavo Weiss, presidente de la Cámara Argentina de la Construcción (CAMARCO), advierte sobre las graves consecuencias de esta política, tanto en términos económicos como en seguridad vial, salud e infraestructura. 

La respuesta oficial a uno de los empresarios más poderosos del país –que representa a la construcción en el Grupo de los Seis junto con la Sociedad Rural, la Cámara Argentina de Comercio, la Asociación de Bancos Argentinos, la Bolsa y la Unión Industrial Argentina— es clara: “Entendemos, pero no hay plata”. Desde el sector se resignan y apuntan a un repunte de la actividad general de la economía para que la construcción pueda comenzar a crecer tras más de un año de caída y medio de amesetamiento.

–¿En qué sectores se puede suplantar la obra pública y en cuáles no? 

–El Gobierno va a licitar las concesiones legales de rutas que ya están ejecutadas, pero que hay que repavimentar y, contra eso, van a recobrar el peaje. Eso, en determinadas condiciones, puede ser atractivo para la inversión privada. La actividad privada puede acompañar también obras de energía, tanto eléctrica como oil & gas, comunicaciones. Me refiero a actividades rentables que normalmente hacía el Estado. Después, hay una serie de lugares en los que el Estado tiene que estar sí o sí. Por ejemplo, en la inmensa mayoría de las rutas del país no hay volumen de tránsito para que a un operador privado le interese. Si ahí no está el Estado, o no hay rutas o las rutas se destruyen.

Y en ese sentido, la obra pública también es sinónimo de seguridad.

–Si, las rutas están muy deterioradas. Según Vialidad Nacional el 40% de las rutas nacionales están en mal estado. Un 30% está regular, y el 30% restante en buen estado. Y si dejas caer una obra, después volver a llevarla al nivel de estado es mucho más caro que si se hubiera mantenido como corresponde. Pasa con las rutas, hospitales, escuelas, en tu casa. Si dejas algo estar, después sale más caro recuperarlo.

¿Tienen diálogo con el Gobierno como para plantearle estas alarmas? 

–Tenemos un diálogo perfecto con el Gobierno. Ellos, sobre todo a nivel técnico, a través de las áreas que se dedican a infraestructura, vialidad o recursos hídricos, tienen en claro cuál es el nivel de deterioro de los bienes que tienen en su poder, y del riesgo que eso significa para la actividad humana. En el caso de agua y cloacas será para la salubridad de la gente, la seguridad en el caso de rutas, el peligro de accidentes. En fin, todos los diversos organismos tienen perfectamente claro lo que significa tener la infraestructura en buen o mal estado. 

¿Y qué les responden? 

–No hay plata.

¿Qué les pasa cuando escuchan, por ejemplo, algunas medidas como baja de impuestos a autos de alta gama, o retenciones a las exportaciones, en contraste con lo que les dicen de que no hay plata? 

–Esos son temas de política económica. El Gobierno tiene prioridades y decide, en este caso, que en vez de poner dinero en obra pública, bajará las retenciones porque considera que en el marco de la política económica general quiere ir por ese camino. Vos podías decir, sí, en vez de bajar retenciones, usen esa plata para arreglar las rutas, pero nosotros solo podemos escuchar.

Según el Índice de Construcción de INDEC, el sector tuvo una caída de 28% hasta noviembre respecto del año anterior. ¿Cuál es la foto hoy, con el año cerrado?

–El sector tuvo una caída muy grande que empezó en el segundo semestre del 2023 y se acentuó fuertemente en el primer semestre, del 2024. A partir de junio y hasta fin de año, hubo un amesetamiento en la actividad que dura hasta fin de año. No tenemos todavía indicadores de enero, así que no te lo puedo contestar de manera precisa pero, si querés mi opinión, seguro que no repuntó. No hubo en estos meses un repunte significativo.

Está hace mucho tiempo en el sector, ¿a qué años le remite este nivel de crisis? 

-Yo viví un proceso similar en la década del 90, que también hubo un fuerte derrumbe económico y problemas de todo tipo, entre otras cosas, con parálisis de la obra pública. 

¿Hay muchas empresas cerrando?

–No. Yo pensé que a esta altura iba a haber muchas empresas en convocatoria de acreedores o en graves problemas, pero la verdad es que cerrando, no encontré ninguna.

¿ Y cómo se sostuvo el sector hasta ahora?

–Aquellas empresas que tenían una fuerte impronta de obra pública nacional, la están pasando mal, porque están endeudadas, tuvieron que achicar la estructura fuertemente. La están pasando menos mal aquellas empresas que tenían también obras públicas provinciales u obras privadas, entonces tienen mayores posibilidades de manejarse.

¿Cuáles son los drivers del sector en 2025?

–El crecimiento va a depender fuertemente de la recuperación de la economía en general. Con la paralización de la obra pública nacional, que se mantiene este año salvo alguna honrosa excepción, la recuperación del sector va a venir fundamentalmente por la obra privada. El sector privado está traccionando por el sector energético, de oil & gas, eventualmente un poco de minería, e incluso puede ser que empiece a haber inversión a mediados de año de algún proyecto RIGI. También por la actividad inmobiliaria, que es un sector directamente ligado al crecimiento general de la economía. Cuando la economía crece, hay más desarrollo inmobiliario, a pesar de que hoy está el problema del dólar barato. 

El aumento de los créditos, ¿es relevante para el crecimiento del sector?

–Obviamente influye, pero se necesita más volumen para que se genere un impacto. Porque apenas 10.000 créditos hipotecarios, que son más o menos los que se aprobaron hasta ahora, no mueven la aguja del reloj para el sector. Aunque es algo muy positivo, para que realmente traccionen, tiene que haber muchísimo más.

¿Piensa que la economía efectivamente va a crecer lo suficiente como para traccionar la actividad sectorial? 

–Yo creo que sí. El consenso de los economistas habla de un 5% respecto del año pasado, que fue de caída. Eso tracciona siempre a nuestra industria. En una situación normal, con obra pública activa, si la economía sube un 5%, nosotros lo duplicamos. En este año en particular la obra pública no va a acompañar más allá de algunas provincias como Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Santa Fe, Ciudad de Buenos Aires, así que la apuesta está en el privado.

¿Qué le piden ustedes al Gobierno, más allá de que reactive la obra pública? 

–Entendemos que el objetivo central de política económica hoy es ser austeros, no imprimir dinero, que la inflación baje lo máximo posible, no gastar más de lo que se recauda. Lo han dicho en todos los idiomas. No es mucho lo que podemos hacer, más allá de que obviamente planteamos la problemática de deterioro de infraestructura, de los contratos parados que genera que muchas empresas tengan dificultades importantes, de las deudas. La respuesta es entendemos todo, pero hoy no hay plata. 

El año pasado como G6 presentaron algunas alternativas para que no quede todo paralizado, ¿en qué quedó ese pedido?

–En nada, porque lo que le presentamos al Gobierno en su momento fue la idea de retomar y concluir algunas obras en ejecución con capital privado. El ejemplo más claro de lo que te estoy diciendo es un edificio del plan PROCREAR. Pedimos que el Gobierno transfiera a los privados un edificio PROCREAR hecho por la mitad, para terminarlo, venderlo y compartir el ingreso con el gobierno. En su momento el Gobierno lo vio con mucho entusiasmo, pero después cambió de idea y decidió vender directamente los PROCREAR. No sería ya una transferencia de un contrato de obra pública, que era nuestra propuesta, sino que cualquiera se va a poder presentar, hacer una oferta por el edificio, terminarlo y venderlo. El Gobierno se quedará con el ingreso de remate de ese bien.

Y a ustedes, como sector, ¿les conviene? 

Eso me parece bien a mí en líneas generales. Obviamente, lo ideal hubiera sido que se cumpla el contrato. 

Lo escuché decir varias veces en 2023 que lo que proponía Milei de no financiar más obra pública era inviable. ¿Se imaginaba que lo iba a llevar a cabo de esta forma? 

–Yo lo que dije es que en el mundo desarrollado –países como Inglaterra, Europa, Estados Unidos, Canadá, Australia– la inversión privada en infraestructura es 85% estatal en sus tres niveles, nacional, provincial y municipal. Estas son estadísticas mundiales, no es que yo quiero discutir con el Presidente ni mucho menos polemizar, simplemente digo, la estadística mundial dice esto. Entonces, Argentina necesariamente va a tener que hacer inversión pública, nacional, provincial y municipal. De esto que digo, creo que no hay ningún lugar a dudas. Por ejemplo, una escuela pública, salvo que vos le quieras cobrar de entrada a los chicos, siempre va a ser un tema que van a tener que hacer los gobiernos, ¿no?

DTC

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