“Drill, baby, drill”: qué significa para la Argentina de Milei la obsesión petrolera del aliado Trump
Con Javier Milei a sus espaldas, ocupando la última de las cuatro filas de invitados preferenciales a la ceremonia de asunción presidencial, Donald Trump dio una definición sobre su nuevo gobierno que podría impactar de lleno en los intereses del libertario: “La crisis inflacionaria fue causada por gastos excesivos y por el aumento de los precios de la energía, y por eso voy a declarar una emergencia energética nacional”, anticipó el republicano, y reforzó: “We will drill, baby, drill”. “Vamos a perforar, nena, perforar”, ¿qué significa?
La frase no es nueva. Resonó durante la campaña presidencial del 2024 en alusión a la política energética del entonces candidato; pero nació hace más de una década –en la campaña republicana de 2008– con el objetivo de promover la producción de hidrocarburos para lograr la independencia estadounidense del petróleo de Medio Oriente. A la Argentina del superávit en la balanza comercial energética récord en 18 años (US$5.668 millones en 2024), en el que Estados Unidos es protagonista como segundo importador de combustibles y energía (US$2.314 millones en 2024), le presenta desafíos de competitividad para captar nuevos mercados y adaptarse a una posible baja de precios internacionales.
Ya una de las primeras reacciones al discurso de Trump fue la caída del precio del crudo. El del petróleo intermedio de Texas (WTI) cerró el martes, día después de la asunción de Trump, con una merma de poco más del 2% respecto a la apertura del lunes 20, día de los anuncios. La Agencia de información energética de Estados Unidos (EIA) acompañó a los mercados con un informe que pronostica una caída de los precios del petróleo por debajo de los US$75 para 2026.
Green New Deal: ¡Afuera!
A pesar de ser el mayor productor de gas y petróleo –y arrojar números récord en 2024–, EE.UU. utiliza la figura de emergencia energética nacional para contar con capacidades extraordinarias y dar contexto a una de las principales líneas del programa económico: el fomento a la producción de hidrocarburos limitada por el Green New Deal, aquel paquete de leyes para abordar el cambio climático y la desigualdad económica del gobierno de Joe Biden.
Pero no se trata solo del impacto microeconómico, sino también de política: “Es la primera vez en la historia que Estados Unidos declara emergencia energética, y la justificación pone en evidencia la importancia del costo de la energía para la estabilidad económica”, afirmó la exsubsecretaria de Planeamiento Energético Cecilia Garibotti, en diálogo con elDiarioAR. Para el gobierno de EE.UU., los altos precios representan una amenaza activa para los sectores más vulnerables y la industria, la agricultura y el transporte estadounidenses.
Es que el decreto que firmó Trump mientras Milei miraba desde la última fila menciona, entre otras cosas, que “un suministro doméstico de energía asequible y confiable es un requisito fundamental para la seguridad nacional y económica de cualquier nación”. “CUALQUIER NACIÓN”, aclaró Garibotti con mayúsculas en la conversación con este medio, para ponderar la importancia de los dichos del republicano. Marca otro punto de distancia entre los dos íconos de la derecha mundial.
La emergencia se complementa con la firma de una órden ejecutiva que retira a Estados Unidos del Acuerdo climático de París de 2015 –el pacto internacional no vinculante que desincentiva la descarbonización para luchar contra el calentamiento global–; el revocamiento de la órden que restringía el desarrollo del petróleo y el gas en la zona protegida Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico, en Alaska, con gran reserva de gas convertible en Gas Natural Licuado (GNL); la suspensión de las ventas de arrendamientos de energía eólica marina; y del congelamiento de los permisos de exportación de GNL.
El desafío petróleo
Trump desafía a la producción petrolera argentina. “La declaración de emergencia energética con una política de incremento en las perforaciones horizontales en yacimientos no convencionales implica un salto de exportaciones al mundo que, en principio, quitaría las posibilidades de exportación de GNL y crudo afectando las posibilidades de exportación de Vaca Muerta”, aseguró el ingeniero y vicepresidente del Instituto de Energía Scalabrini Ortiz (IESO), Andres Repar.
Actualmente Estados Unidos produce poco más de 10 millones de barriles/día de crudo y con ello satisface su demanda interna y tiene un sobrante. De acuerdo a Repar, si el país del norte aumentara la producción en un órden del 4%, tal como ocurrió en el último año, significarían unos 400.000 barriles, un guarismo equivalente a la producción diaria total de la Argentina (600.000 bbl). “En un año puede barrer las exportaciones de crudo de Argentina”, adviertió.
Impacto en el GNL
Sobre GNL también hay una alerta. Los anuncios de Trump coincidieron con el Memorándum de Entendimiento que firmó YPF con tres empresas estatales de India para exportar hasta 10 millones de toneladas al año de GNL y desarrollar yacimientos de litio. En este punto, las miradas son diversas.
“Me encanta el lema baby drill”, señaló una fuente de la cartera energética a este diario, y aclaró que “no preocupa” lo que haga Estados Unidos. “Consideramos que cualquier comprador de GNL obviamente lo hará al mejor precio, pero no va a comprometerse con un solo vendedor. Y es ahí en donde entra Argentina”, es el argumento libertario.
La especialista Garibotti, en cambio, señaló que la expansión de la producción de GNL en Estados Unidos podría reducir el atractivo de Vaca Muerta para los inversores y presionar los precios internacionales, afectando la rentabilidad de las exportaciones argentinas, que aún requieren grandes inversiones en infraestructura. “También vamos a tener una mayor competencia para pelear por abrir nuevos mercados”.
“Lo que aparece en escena con la poderosa maquinaria de centenares de empresas en los yacimientos de Permian y demás zonas, es la presión de venta al mundo del GNL y ello pone un interrogante sobre los planes y sueños de Vaca Muerta expresados con firmeza por YPF”, compartió Repar, quien agregó: “Es muy probable que se hagan nuevas evaluaciones y mercados”.
Sin embargo, Garibotti identificó oportunidades estratégicas para Argentina: “Podemos posicionarnos como un proveedor confiable y neutral en medio de las tensiones geopolíticas, ofreciendo petróleo, gas y minerales críticos como el litio, y enfocarnos en el mercado de bajas emisiones. Aunque Estados Unidos pueda alejarse del Acuerdo de París, si el resto de los países desarrollados mantiene sus compromisos climáticos, Argentina podría destacarse con una oferta energética sostenible y de bajas emisiones”.
¿Y el litio?
Otro de los decretos que revocó Trump fue aquel que establecía un compromiso no vinculante de que la mitad de los vehículos nuevos vendidos en el mercado estadounidense en 2030 fueran eléctricos. En ese momento, las miradas se posaron en otro sector estrella generador de divisas argentino: la minería y, más específicamente, el litio que es materia prima de las baterías de esos autos eléctricos.
Sin embargo, desde el sector privado fueron escépticos al respecto: “No es algo que pueda impactar en el mercado de litio argentina”, confió un ejecutivo de una de las compañías que operan en el país en diálogo con elDiarioAR. “Las compañías de autos eléctricos más eficientes están en el sudeste asiatico (China, Malasia, Vietnam). La incidencia que puede tener el mercado americano, e incluso europeo, es menor”.
Los números, sin embargo, dicen lo contrario: entre enero y noviembre de 2024, Estados Unidos fue el segundo destino de exportación de litio argentino, acaparando un 13% del mercado de acuerdo a la Dirección Nacional de Promoción y Economía Minera. Habrá que ver ahora, con la llegada de Trump de nuevo al poder, cuáles serán los alcances del “drill, baby, drill”.
NR/MC
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