Los medios en modo Milei: el giro libertario de A24 reconfigura el mapa de la TV política
Con el 2025 ya lanzado, los medios de noticias se preparan para salir a la cancha. En un escenario político convulsionado y con la televisión en crisis por la caída de audiencia, los principales canales movieron sus fichas con una sola certeza: la centralidad de Javier Milei en el debate público, un dato insoslayable que lleva a que nadie quiera quedarse afuera del juego. En este contexto, con un Gobierno que hace de su pelea con el periodismo uno de sus principales activos, las señales alineadas con el poder buscan reconfigurar sus estructuras para marcar territorio en un año electoral.
Uno de los movimientos más trascendentes de este reacomodamiento es el de Juan Cruz Ávila. En noviembre, el nuevo gerente de programación de A24 fue visto saliendo del despacho de Santiago Caputo en la Casa Rosada, dejando en claro que la estrategia comunicacional del gobierno para 2025 tiene su firma. La reunión, que pasó casi desapercibida, fue clave por un dato sugestivo: se dio en el marco del fin de su ciclo en LN+ y su regreso a A24, canal que hasta ahora mantenía una línea editorial crítica del gobierno de Milei, pero que, con Ávila al mando, cambiará de rumbo.
El interés del joven Caputo por influir directamente en los medios, pese a ya contar con sus tanques digitales en X, ya había sido insinuado a mediados de 2024. Fue en el marco de la polémica por el decreto –luego inéditamente rechazado por ambas cámaras del Congreso– que asignaba $100.000 millones en materia de fondos reservados para la por entonces flamante Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE). El rumor era que el asesor presidencial buscaba utilizar parte de ese dinero para hacerse con un canal de televisión de aire y apuntalar el “relato” mileísta más allá de las pantallas de los celulares.
Varios meses después, la realidad indica que no necesitó hacer ese desembolso. O no, al menos, de una manera tan directa. A partir del lunes 10 de febrero, el contenido de A24, históricamente vinculado a Sergio Massa, hará un giro libertario de la mano de Ávila, ahora convertido en accionista de la señal. Detrás de esta operación estuvieron los pesos pesados del Grupo América: Daniel Vila, José Luis Manzano y Claudio Belocopitt, quienes pactaron con el exgerente general de América TV un cambio de línea editorial. A este grupo se sumó recientemente Gustavo Scaglione, el empresario rosarino que ya tiene el diario La Capital y que acaba de convirtirse en el cuarto socio del multimedios tras obtener la parte de Gabriel Hochbaum.
Hochbaum es, desde diciembre, propietario del 70% de Radio con Vos, además de dueño de El Observador, el histórico diario económico del Uruguay, que compró en 2022 con el hoy canciller Gerardo Werthein, cuya participación en esa sociedad habría terminado cuando asumió como embajador argentino en los Estados Unidos. En la Argentina, el grupo El Observador –que algunos ligan también a Daniel Hadad– posee además la revista Quorum, sobre temas judiciales, y la radio FM El Observador, en sociedad con Luis Majul, una de las pocas figuras de LN+ que permanecerá este año en la señal.
Es que Ávila no llega solo a A24. La mudanza incluye un desembarco masivo de periodistas y conductores que hasta el año pasado formaron parte de la grilla de LN+. Eduardo Feinmann, Luis Novaresio, Antonio Laje, Pablo Rossi, Marina Calabró y Débora Plager son algunos de los nombres que saltaron de un canal al otro, junto a exfiguras de TN como Nicolás Wiñazki, Sergio Lapegüe y Santiago Fioriti. En tanto, Rolando Graña, Facundo Pastor y Fabián Doman seguirán en sus puestos para mantener algo de continuidad en la pantalla.
“Es una convocatoria importante la que estamos haciendo, fundamentalmente la incorporación de Juan Cruz”, dijo Vila en una entrevista con Jorge Fontevecchia, en noviembre, haciendo referencia al regreso de quien definió como alguien que es “parte de mi familia”. “Estuvo muchos años al frente de América y tenemos la suerte de que vuelva a su casa”, agregó, y anunció que Ávila sería el nuevo CEO del grupo de medios.
Por su parte, mientras A24 se rearma con un tono más afín a Milei, LN+ también redefine su perfil. Sin Ávila, el canal queda en manos de una vieja guardia que fue clave en su consolidación: Esteban Talpone, Pablo Orsi y Diego Strauss. Talpone, un productor de bajo perfil formado en la escuela de Radio Mitre y con pasado en CN23, el canal del extinto Grupo 23 de Sergio Szpolski, fue designado gerente del canal en un ascenso meteórico que sorprendió a muchos. Orsi, por su parte, otro exGrupo 23, quedó como jefe de producción tras haber sido rescatado del ostracismo laboral por Talpone. Ambos, junto a Strauss, mantienen una lealtad absoluta hacia Ávila, lo que sugiere que su influencia en LN+ no ha desaparecido del todo.
Sin embargo, este reordenamiento mediático también tiene su cuota de internas. Desde el desembarco de Ávila en 2020, la relación entre LN+ y el diario La Nación no fue del todo fluida. Pero la tensión escaló con las investigaciones de Hugo Alconada Mon, que incomodaron al gobierno y dejaron expuesta la contradicción entre los informes del diario y la cobertura del canal. Los cruces editoriales entre ambos espacios fueron en aumento, lo que habría sumado motivos para que Ávila acortara su contrato con LN+, que vencía en 2027.
El propio Luis Majul, quien se mantiene en LN+, no tardó en marcar la cancha tras la estampida de sus excompañeros hacia A24. Sin sutilezas, en su programa radial, los tildó de “cabareteros” y aseguró que el canal tendrá un “gran año”, con “menos ruido y menos quilombo”. Majul, que siempre aspiró a tener un rol más protagónico en la gestión del canal, parece haber encontrado su oportunidad con la salida de Ávila y su cortejo de periodistas estrella.
¿Quedará LN+ como un espacio “alineado” con Mauricio Macri y A24 convertido en el vehículo de la comunicación de Milei? El reparto de figuras en los medios no parece responder a una lógica tan lineal. Un ejemplo: Esteban Trebucq, un periodista cercano al Presidente, no se fue del canal de los Saguier, mientras que Novaresio –históricamente ligado a Ávila– sí regresó a la pantalla de América. En el fondo, lo que está sobre la mesa no es solo un reacomodamiento de nombres, sino algo más ambicioso: un plan para consolidar un discurso lo más monocorde posible. A fin de cuentas, en la Argentina de 2025, la importancia que el poder político le sigue dando a la televisión en la construcción de su narrativa está más vigente que nunca.
PL/DTC
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