Cine
Penélope Cruz estrena 'Ferrari': “El sistema judicial falla a las mujeres”
Hay algo que vincula a Penélope Cruz con las grandes actrices del neorrealismo italiano. Con Sophia Loren y Anna Magnani. Con esas mujeres pasionales, arrebatadas y sufrientes. Lo vio claro Pedro Almodóvar, que la convirtió en una de ellas en títulos como Volver, donde no por casualidad aparecía aquella película en una escena. Varios de sus mejores trabajos fueron, además, en italiano. A las órdenes de Sergio Castellito en No te muevas encarnó a un personaje que, además, tenía por nombre Italia. Penélope Cruz era la italianidad hecha cuerpo, y algo de eso pensó también Michael Mann cuando por fin levantó su proyecto soñado, el biopic de Enzo Ferrari con el que regresó al cine tras ocho años sin rodar un largometraje, y que llega a las salas este jueves.
En la historia del piloto y empresario había, cómo no, una mujer engañada, anulada y silenciada, su exmujer Laura Garello, la “signora Ferrari”, como la llamaban. Una mujer que fue señalada e insultada y que, a pesar de ello, fue la que llevaba cada cuenta y la que salvó a la compañía en sus peores momentos. Fue eso lo que Penélope Cruz vio en este personaje, en el que la rabia está contenida pero se desata cuando aparece en escena el Enzo Ferrari al que interpreta Adam Driver. Visitó su casa y hasta consiguió las cartas que ambos se escribieron. “Lo que me transmitía era mucha tristeza. Ella disfrazaba algo de una alegría que no existía”, dice de su personaje en un encuentro reducido con periodistas con motivo de la presentación de Ferrari.
Sabía que quería trabajar con Michael Mann, pero cuando empezó a escarbar en esta mujer se encendió en ella “una rabia y una necesidad de darle una voz a una mujer que no tuvo ninguna, y la poca que tuvo se la querían cargar”. “Todos esos hombres pasaron años intentando quitársela de en medio y se reunían con Ferrari para avisarle del riesgo de que ella tuviera tantos poderes legales, pero él llegó a despedir a 50 personas por intentar convencerle de aquello. Echar a Laura no era una opción”, añade.
La actriz se encontró que en Módena todos decían “que era una loca, que era complicada, que era un bicho…”. No encontró “compasión” hacia ella. “Preferían que esa parte de la historia de Ferrari siguiera oculta y enterrada. Y ahí Michael y yo, y mira que él es cero violines y cero cursi, vimos que esta señora tiene una historia que representa la historia de tantas mujeres, y no solo en esa época en Italia, sino también ahora en cualquier lugar del mundo. Todos conocemos casos así, y es una suerte poder darle una voz que nunca tuvo y darle su lugar”, cuenta sobre el señalamiento de tantas mujeres.
Un señalamiento que también viven las mujeres que se atreven a alzar la voz y denunciar agresiones sexuales, como se vio con el caso del cineasta español Carlos Vermut, algo que para Penélope lo que muestra es que el camino a la igualdad “nunca se dijo que fuera a ser un proceso corto ni sencillo”, y tiene claro que esa igualdad “está todavía muy lejos”. Deja claro que quiere que su respuesta “no haga referencia solo al mundo del cine” y avanza que, de hecho, prepara un documental “sobre estos temas porque me importan de verdad”.
Esta señora representa la historia de tantas mujeres, no solo en esa época en Italia, sino ahora y en cualquier lugar. Todos conocemos casos así, y es una suerte poder darle una voz que nunca tuvo
“Me da muchísima rabia y pena que sigan muriendo tantas mujeres. Mujeres que encuentran la fuerza descomunal para acercarse a denunciar, a hablar. No lo quiero llevar solo a lo que pasa en el cine, que evidentemente pasa aquí y en cualquier lugar del mundo, porque pienso que qué pasa con esas enfermeras, maestras, amas de casa, señoras de la limpieza o periodistas. Está por todas partes. A nosotras nos ponen un micrófono cerca, y la película que yo quiero hacer va más por ahí, porque al final son quienes menos voz tienen, igual que Laura no la tenía, pero es que hay casos de gente que está viviendo un auténtico infierno en sus casas, con hijos, y que no tienen escapatoria”, continúa.
A la actriz le preocupa “el sistema legal” en estos casos: “El problema más grave para mí es que muchas veces el sistema judicial falla. Es muy difícil para una mujer con hijos que está viviendo una tortura de malos tratos hacia ella o hacia unos niños atreverse a hablar. Para empezar no tienen ni a dónde ir, y cuando dan el paso, porque yo conozco a varias, no les han dado la protección necesaria y no las han escuchado. No digo que sea así siempre, pero muchas veces el problema más grande que tenemos es que no las escuchan”.
Cruz aclara que el documental que está rodando “no habla del maltrato”, sino que “tiene que ver con la mujer, pero habla de otra cosa”. Lleva un año trabajando en él y anuncia que le quedan otros dos aunque no da más pistas. Eso sí, también avanza que no descarta atreverse con dirigir ficción, algo que lleva diciendo “desde los 16 años”. “Se lo conté a Pedro Almodóvar con 16 años. Le dije: ‘Te voy a contar una cosa que te va a parecer muy rara, pero yo quiero dirigir’. Y él me dijo que tenía que hacerlo inmediatamente, pero yo sabía que no era mi momento. Ni lo es todavía. El documental para mí era mucho más importante y me lleva mucho tiempo. Me imagino que lo haré cuando mis hijos sean más mayores y y cuando aparezca la historia que yo sienta que es esa”.
Un Ferrari con miedo a conducir
Por su interpretación en Ferrari fue nominada a los premios del sindicato de intérpretes de EEUU. Un trabajo del que destaca la meticulosidad de Michael Mann, que llegó a elegir también la casa donde los actores se iban a quedar durante el rodaje. “Lo controla todo. A mí me mandaban casas, porque cuando vas a ir con tu familia pues la quieres elegir tú, entonces me mandaban como un filtro de cuatro o cinco, y yo decía: ‘¿pero este filtro quién lo ha hecho?’, y me decían que Michael. Yo le dije que no quería que perdiera el tiempo en esas cosas, que debía estar muy ocupado, pero me dijo que no, que quería hacerlo él, y hasta iba en persona a ver las casas, así que imagínate con las localizaciones…”.
Eso sí, siempre “con un sentido”. “Él mima hasta el último detalle. Todo es importante. Yo prefiero un director así a un director al que todo le dé igual o al que todo le parezca bien. A veces puede ser duro y da un poco de miedo, pero es un tío muy inteligente y con sentido del humor, y por suerte yo creo que los actores son uno de sus departamentos preferidos. Da igual si eres un actor que viene para un día o para una frase, te va a dar el mismo tiempo, te va a contar el pasado de ese personaje y nos trata a todos con mucha paciencia, cuidado y cariño”.
Michael Mann mima hasta el último detalle. Todo es importante. Yo prefiero un director así a un director al que todo le dé igual o al que todo le parezca bien
Lo que pocos sabían es que Penélope Cruz tiene un miedo irracional a los coches. “No soporto la velocidad. De hecho, fue mi primera pregunta a Michael Mann cuando me mandó un guion llamado Ferrari. Le dije que me hacía muchísima ilusión trabajar con él pero que no pretendiera que condujera un Ferrari a 200 por hora porque le tenía que decir que no. Creo que esto es por algo que compartí hace poco, y es que a mi hermana le pilló un coche yendo al colegio en una calle peatonal. Recuerdo perfectamente que ella iba vestida de rojo, con un anorak, y la tumbó. Perdió el conocimiento. Mi madre se la tenía que llevar a urgencias y a mí me dejaron con una vecina que me llevó al colegio. Con los años me he dado cuenta del trauma que tengo con los coches por esto, por ver a mi hermana sin conocimiento en el suelo y yo tener que ir a clase como si no pasara nada y sin saber si estaba bien o no. Le tomé muchísimo miedo a los coches”.
Ya prepara sus dos siguientes proyectos. La adaptación de Los días del abandono, la novela de Elena Ferrante, a las órdenes de Isabel Coixet; y una versión de La novia de Frankenstein dirigida por Maggie Gyllenhaal, pero ella pide nuevas experiencias: “Sigo buscando comedias. Esta es la conversación semanal con mis agentes. O algo de musical, que creo que voy a hacer uno dentro de poco y estoy muy contenta, porque, como he bailado 18 años, así el proyecto me obliga a irme a bailar otra vez tres horas al día, que es algo que echo mucho de menos. Seguir buscando esos géneros que también me motivan pero que me es más difícil encontrarlos que el drama”.
JZ
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