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El día después en Berlín, con una ultraderecha en máximos: “Debemos ser conscientes de nuestra historia”

Varias personas en Bebelplatz, la plaza berlinesa conocida por la quema de libros de 1933.

Icíar Gutiérrez

Berlín —
25 de febrero de 2025 08:11 h

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Ariana tiene los ojos cerrados. Deja que los rayos de sol se posen en su cara. Busca esa calidez. Está sentada en un banco, sola y en silencio, frente al monumento a las víctimas del Holocausto, en el corazón de Berlín. A pocos metros, los turistas, despreocupados, se hacen fotos entre los cientos de bloques grises de hormigón que componen este laberinto ideado como un espacio de memoria y reconocimiento de la propia historia de Alemania. Un lugar concebido para enfrentarse a lo incomprensible.

La mujer, procedente de Fráncfort, está de visita en la ciudad, pero no ha parado aquí para descansar de una larga caminata. Ha venido “a propósito” tras los históricos resultados de la ultraderecha en las elecciones federales de este domingo. De alguna manera, esta ola de color azul también le resulta incomprensible. “Como mujer del oeste alemán, estoy muy preocupada. Casi toda la parte este de nuestro país ha votado a un partido racista y extremista”, dice a elDiario.es.

A Ariana le cuesta encontrar las palabras, se le entrecorta la voz. “Si miramos la historia de la Segunda Guerra Mundial, todo empezó también poco a poco. Es como si una parte de la historia se repitiera. Hace tres años, AfD sacó alrededor del 10% de los votos, lo que ya era preocupante. Y ahora el número de personas que les votan se ha duplicado en solo tres años. Es muchísimo”, opina la mujer, que tiene 48 años y trabaja en marketing. “Es lo contrario al mundo diverso que somos en realidad”.

Como Ariana, muchos votantes entrevistados por elDiario.es este lunes en la capital alemana expresan su preocupación y su disgusto por el ascenso de AfD, que este domingo se anotó los mejores resultados en unos comicios nacionales para un partido de ultraderecha desde la derrota del nazismo a mediados del siglo pasado. Con el 20,8% de los votos, es la segunda formación con más votos en toda Alemania, un lugar en el que nunca había estado: más de 10 millones de personas se han inclinado por AfD, el doble que en las últimas elecciones de 2021.

Berlín es una isla rodeada de azul en el este del país, en el territorio de la desaparecida República Democrática Alemana (RDA). Pero no solo está fuera: AfD se posiciona también como la formación con más apoyos en un distrito de la periferia noreste de la capital. En conjunto, Die Linke (La Izquierda) ha sido la fuerza más votada en Berlín, por delante de partidos consolidados en la ciudad como los Verdes y la CDU. La fuerza ultra también avanza en la capital, con cinco puntos porcentuales más.

“La sociedad no permitirá que vuelvan a emerger”

Una mujer de mediana edad y melena rubia empuja su bicicleta por el memorial al que Björn Höcke –el líder del ala más radical de AfD y defensor de posiciones revisionistas que rayan con el neonazismo– llamó “monumento de la vergüenza”. El lugar ha ocupado en los últimos días titulares después de que un turista español resultara herido en un apuñalamiento como los que la ultraderecha ha instrumentalizado en campaña para avivar su discurso xenófobo en estos comicios con Elon Musk como valedor, que comentó el ataque con la frase que repite como un mantra: “Solo AfD puede salvar a Alemania”. 

Envuelta en una bufanda naranja, la mujer, que prefiere no revelar su nombre pero sí cuenta que es socialdemócrata, asegura no estar asustada por el avance ultra. “Sé que mucha gente tiene miedo y preocupación, pero yo no. Si soy sincera, a mí no me asusta el futuro porque estoy segura de que la sociedad alemana no permitirá que vuelvan a emerger otra vez como en la historia. Solo hay que ver cómo se levantó la población cuando la CDU se acercó a AfD (en el Bundestag)”, dice la vecina del distrito de Mitte, en el centro de la ciudad. 

Ciudadana de nacionalidad turca, nació, se crio y estudió en Berlín, donde vio caer el Muro y ahora tiene una fundación. “Es realmente increíble lo que ha pasado, un escándalo, pero lo resolveremos, estoy segura de que hay un montón de poderes que están en el lado correcto. Hay tanta gente en este país que necesita ayuda… Muchas personas tienen dificultades cada mes para pagar los alquileres y la comida”, agrega. 

“Es una amenaza para la democracia alemana”

En la Puerta de Brandeburgo, un hombre toca el violín Now We Are Free, la famosa canción de Gladiator, compuesta por Hans Zimmer. La resaca electoral transcurre con tranquilidad en el centro de la ciudad, plagado de turistas ajenos a la convulsión que supone el auge de AfD en el país. En las calles apenas hay restos de carteles de los partidos, vestigios de unos comicios que castigaron con dureza a la coalición tripartita que sostuvo al canciller Olaf Scholz en el Gobierno. Para el Partido Socialdemócrata, los resultados fueron los peores desde finales del siglo XIX. 

A la hora del descanso para el almuerzo, Philipp pasa cerca de Bebelplatz, la plaza en honor de August Bebel, un líder histórico del SPD en esos momentos. Pero si por algo es conocida es por ser escenario de la infame quema de libros de autores censurados por los nazis el 10 de mayo de 1933.

Al igual que muchos votantes entrevistados, con las encuestas pronosticando durante meses el segundo puesto de la ultraderecha, ha tenido tiempo de hacerse a la idea y los resultados no le sorprenden. “Era de esperar que AfD tuviera tanta fuerza. Es un problema, muestra que mucha gente no está contenta”, dice. “De alguna manera tienen miedo de algo que tal vez ni siquiera pueden explicar. AfD es muy fuerte en las zonas rurales, tal vez no tanto en áreas metropolitanas como Berlín, así que es interesante porque no les afecta realmente, digamos, la inmigración”, agrega.

El hombre, de 42 años y empleado en una empresa de software, reconoce que el temor que le provoca el auge de AfD tiene que ver, sobre todo, con la “incertidumbre por lo que está por venir y cómo se gestionará la política diaria”. Aquí, en este lugar tan simbólico de la era nazi, ¿qué opina de los paralelismos con aquella época? “Es legítimo”, responde. “Muestra el miedo de mucha gente a que esto vuelva a ocurrir, aunque ellos lo nieguen, incluso diciendo que Hitler era de izquierdas, una locura y un sinsentido”. 

Nacido y criado en Berlín, Philipp vive en Pankow, un barrio al norte de la ciudad. En estas elecciones ha dividido su voto: el primero, para Die Linke, y el segundo, para los Verdes. Cree que los buenos resultados del partido de izquierdas en Berlín, que ha conquistado por primera vez distritos en el oeste, “demuestran que esa es la alternativa, no AfD”. “Tienen buenas ideas. Pienso que quieren tratar a la gente con justicia. Se centran más en la sociedad que en los beneficios. Pero, por supuesto, a veces son poco realistas”, dice. 

Vestida con un llamativo chaquetón verde, Cornelia atraviesa la plaza para ir al trabajo. Preguntada por los resultados, lo primero que hace es resoplar. No vive en Berlín, sino a las afueras, en una localidad del estado de Brandeburgo, donde el voto a AfD se ha disparado hasta el 32,5% en estas elecciones. “Mi sensación es mala”, dice la mujer de 71 años, que antes era profesora y ahora trabaja de manera parcial. “Es una amenaza para la democracia alemana, para la libertad y los valores que defiendo. Quiero vivir en un mundo humano. Alemania sigue siendo uno de los países más ricos del mundo y no tenemos por qué ser hostiles con la gente que lo necesita”, añade.

A pocos pasos de Cornelia está el monumento que conmemora la quema: unas estanterías blancas vacías, bajo la Bebelplatz, ofrecen simbólicamente espacio para unos 20.000 libros, los que se calculan que los nazis echaron a la hoguera en este lugar. “Me siento muy disgustada. Ya soy bastante mayor, pero no había nacido cuando ocurrió todo aquello [el nazismo]. Así que creo que siempre tenemos que ser conscientes de la historia alemana, de lo que ocurrió y debemos asegurarnos de que nunca vuelva a ocurrir algo ligeramente parecido”, subraya la mujer, que se ha decantado en las elecciones por los Verdes “por la necesidad de defender la libertad del pueblo ucraniano”.

Como muchas otras partes de la ciudad, el bulevar Unter den Linden, que en su día fue un centro neurálgico de la vida cultural berlinesa, está levantado sobre la destrucción de la Segunda Guerra Mundial. Greta, una estudiante de Medicina de 22 años, come una chocolatina y bebe café en el patio de la biblioteca estatal. Asegura estar decepcionada por los resultados de AfD. “Espero que mejore y que la gente vuelva a sus partidos y no les vote otra vez”, dice la joven. “Es algo desesperante, porque creen que están en el lado correcto y lo que dicen es un poco fuerte debido al pasado histórico de Alemania”, agrega, antes de matizar que está a favor de una política migratoria más estricta en algunos casos. 

Greta, que también vive en el centro de Berlín, cuenta que apoya a los liberales del FDP, que se han quedado fuera del Parlamento. Sin embargo, explica que no pudo votar por problemas con la carta del censo electoral. “Creo que la economía es importante ahora mismo. Si el FDP hubiera sacado el 5% (el umbral para ingresar en el Bundestag) y se hubieran unido a la CDU, podría haber habido un cambio. Pero eso no sucedió, así que ya veremos qué hacen. Solo espero que el país mejore en el futuro”.

“Aquí ves lo que pasa si votas a fascistas”

Cerca de Potsdamer Platz, el nombre del museo no deja lugar a dudas: Topografía del terror. En este lugar se articulaba la persecución y el exterminio perpetrados por el régimen nazi. Aquí se encontraban, entre otros, la policía secreta y la dirección de las SS. Una exposición narra la historia del lugar y los crímenes del régimen de Adolf Hitler junto a los restos del muro que partió en dos la ciudad. Enfrente, una tienda amarilla vende souvenirs y un chiringuito rojo ofrece currywurst bajo el reclamo Curry at the wall [curry en el muro].

Por allí pasea Jörg, que trabaja como archivista en un edificio cercano y ha votado a los Verdes. Dice que no está “muy contento” con el resultado. “Merz no será un buen canciller. Pero no hay más opción que un gobierno con los socialdemócraas”.

El vecino de Mitte considera “deprimentes” los resultados de AfD. “Hay zonas donde tienen hasta un 40% de los votos, es demasiado”, agrega el hombre de 47 años. “Aquí ves lo que pasa si votas a fascistas”, dice, señalando con el dedo la exposición sobre las atrocidades del régimen nazi. “Me parece bastante mal que algo así vuelva a pasar en Alemania. Espero que se queden ahí y no suban más”.

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