Israel y Hamás acuerdan un alto el fuego en Gaza
Tras varias semanas de duras negociaciones en Qatar, Israel y Hamás han alcanzado un acuerdo de alto el fuego en la guerra de castigo que ya deja más de 46.500 palestinos fallecidos en la Franja de Gaza. El Gobierno israelí debe votar el acuerdo y dar el sí definitivo para que entre en vigor.
Para Raji Sourani, abogado gazatí y director del Centro Palestino de Derechos Humanos, este acuerdo es especial y símbolo de la resistencia de su pueblo. Estuvo a punto de morir por las bombas israelíes en varias ocasiones, huyó de la Franja y ahora está deseando volver. “Todos necesitamos este alto el fuego. Como palestino, queremos parar el genocidio, la matanza masiva diaria, la destrucción, el desplazamiento y la hambruna. Después de 15 meses, la ocupación israelí no ha logrado ninguno de sus objetivos”.
Según las filtraciones de los detalles del acuerdo publicadas el martes, la primera fase del alto el fuego durará 42 días, durante los cuales Hamás liberará a 33 rehenes. A cambio, las tropas israelíes se retirarán progresivamente de los núcleos poblados de Gaza —crearán una ‘zona de amortiguación’ a lo largo de la frontera norte y este—, permitirán el regreso de los gazatíes desarmados al norte y liberarán a presos palestinos (el número dependerá del número de rehenes vivos, pero las cifras publicadas van de centenares hasta el millar). En el día 16 se comenzará a negociar la segunda fase del acuerdo para la liberación del resto de rehenes, fallecidos incluidos.
“Israel no ha logrado la victoria absoluta y nosotros no nos rendimos. No hay horizonte político que ponga fin al conflicto, pero los israelíes y estadounidenses se han dado cuenta de que somos las piedras del valle y ningún poder en la tierra puede hacer que nos vayamos”, dice Sourani sobre las perspectivas de una paz a largo plazo.
Para conocer los efectos del acuerdo sobre el futuro de la guerra será necesario observar las dinámicas sobre el terreno, dice Jørgen Jensehaugen, investigador sénior del Peace Research Institute of Oslo (PRIO) y especializado en el conflicto. “La posición israelí es que esto es temporal. La posición de Hamás es que esto debería ser el final de la guerra”, dice el investigador. “Hamás está en un estado terrible, pero habrán sobrevivido. También podrán sumar apoyos al asegurarse la liberación de tantos prisioneros”, añade.
Por su parte, el abogado, que fue uno de los impulsores del caso en la Corte Penal Internacional y que es parte del equipo legal de Sudáfrica en la demanda por genocidio en la Corte Internacional de Justicia, añade: “Los frentes legales no pararán. Tenemos que seguir hacia la rendición de cuentas de los criminales. La paz no debería contradecir a la justicia, que es la garantía para que no se repita el genocidio de nuevo”.
La extrema derecha israelí, que gobierna junto a Netanyahu, lleva meses presionando para frenar cualquier avance. El ministro de Seguridad Nacional, el ultra Itamar Ben-Gvir, amenazó el martes con dimitir y animó a su colega, Bezalel Smotrich, ministro ultra de Finanzas, a hacer lo mismo, lo que pondría en peligro al gobierno de Netanyahu.
“El año pasado conseguimos, gracias a nuestro poder político, impedir que se llevara a cabo este acuerdo”, ha asegurado Ben-Gvir, pese a que Israel siempre ha culpado a Hamás de no alcanzar el alto el fuego. Ahora el gabinete de gobierno israelí debe dar el sí definitivo al acuerdo de alto el fuego por mayoría para que entre en vigor, tal y como ocurrió en la breve pausa de siete días alcanzada en 2023, el único parón en 15 meses de guerra brutal.
Hace dos meses, Qatar anunció su retirada como mediador ante la falta de “voluntad” y “seriedad” de las partes y denunció que se estaban utilizando las negociaciones para “prolongar la guerra”. Trump acababa de ganar las elecciones, Netanyahu había expulsado a su ministro de Defensa y se cumplía sin éxito el plazo de un ultimátum de EEUU a Israel.
Donald Trump estaba presionando para lograr un acuerdo antes de su toma de posesión y lanzaba una amenaza: “Estallará el infierno en Oriente Medio” si no vuelven los rehenes cuando asuma el cargo. Los movimientos ya habían comenzado y el presidente electo incluso envió a finales de noviembre a su enviado para Oriente Medio, Steve Witkoff, a reunirse con Netanyahu y el primer ministro catarí, Mohammed bin Abdulrahman Al Thani. Las negociaciones se reanudaron oficialmente a principios de diciembre y cinco semanas después, las partes han llegado a un acuerdo.
DM
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