Viajes al exterior, bienes y futbolistas importados: impacto político y viabilidad del dólar barato
En un all inclusive de Punta Cana, paradisíaca playa de República Dominicana, el animador caribeño de los juegos de playa pregunta la nacionalidad de cada concursante y escucha siempre el mismo origen. “¿Qué pasa que son todos algentinos”, reacciona, sorprendido. Mientras, uno de sus compañeros recibe una lección de un canoso argentino sobre las bondades del gobierno de Javier Milei. Aún sin cifras oficiales del verano, en noviembre la salida de compatriotas al exterior creció 43%, con un alza del 141% a Chile, 54% a países latinoamericanos y caribeños no limítrofes, 27% a Uruguay y 19% a Brasil. Un efecto concreto del dólar barato, más allá del repunte del blue a $1.250, que también está influido por la decisión de veranear más afuera que adentro del país.
En la plataforma Despegar destacan este verano el fenómeno de los vuelos a Brasil, pero también destinos como Miami, Madrid y Punta Cana. En Travel Services, el director Pablo Apero opina que la sorpresa de la temporada es Chile, con un alza del 35% de viajeros en el arranque de enero. En JetSmart valoran la demanda por Río de Janeiro y Florianópolis, aunque también la de Bariloche.
El dólar barato llevó a que en los últimos meses un empresario uruguayo, Joaquín Méndez, alias “Woker”, ofreciera por estas tierras el servicio de su Achievers Academy, una academia virtual que enseña a importar desde China. En su empresa detectan que ahora están entrando a la Argentina productos chinos que antes no llegaban o lo hacían a cuentagotas por las restricciones ya liberadas. Fundas, cargadores, auriculares y otros complementos para celulares, reproductores de música, cámaras digitales y gadgets tecnológicos de pequeño tamaño, lámparas, cuadros, adornos y utensilios de cocina, herramientas y accesorios de bricolaje, brochas de maquillaje, espejos, estuches y otros artículos de belleza y cuidado personal, fundas para asientos y dispositivos electrónicos para vehículos.
Desde que el Gobierno redujo el impuesto PAÍS, las importaciones de bienes de consumo dejaron de caer y comenzaron a crecer. En septiembre pasado la suba fue del 15% interanual; en octubre, 18%, y en noviembre, 11%. La entrada de productos de consumo es de los rubros que más se expande entre las compras al exterior, junto a la adquisición de autos, por encima de las de maquinaria. Gracias al dólar barato, con un MEP que permanece en $1.162, un contado con liquidación (CCL) a $1.172 y un oficial –que rige para las importaciones de bienes– a $1.059. Y la perspectiva es que el oficial deje de aumentar al 2% mensual y empiece a hacerlo a sólo 1% por mes.
Más de 40 futbolistas argentinos están siendo repatriados para revitalizar la mediocre liga local. Desde el campeón del mundo Gonzalo Montiel a River hasta Rodrigo Battaglia a Boca, que también pretende a Leandro Paredes. También llegan extranjeros: el español Ander Herrera al Xeneixe, el chileno Gonzalo Tapia y el paraguayo Matías Rojas al Millonario. Y no se descarta que el arquero de la selección de Países Bajos en los cuartos de final del último Mundial contra la Argentina, Andries Noppert, llegue a San Lorenzo. Gracias al dólar barato, que permite remunerar mejor a los jugadores.
Puede que en el campo se quejen del tipo de cambio combinado con la retenciones y por eso se expliquen quebrantos como el de Los Grobo, la agropecuaria de Gustavo Grobocopatel, el rey de la soja, que entró en default. Puede que en la industria despotriquen contra el dólar barato y por eso la brasileña Dass, que fabrica calzado deportivo para Nike, Fila y Adidas, cerró este mes su planta de Coronel Suárez y echó a los 360 trabajadores que allí quedaban, después de un 2024 con otros 400 despidos. Puede que el turismo interno sufra el éxodo de argentinos al exterior y por eso, pese a que el secretario del área a nivel nacional, el de nuevo liberal Daniel Scioli, lo niegue, su par bonaerense, Soledad Martínez, reconoce que cae el consumo y se acotan las estadías en la costa atlántica. Puede que el peso sobrevaluado perjudique las exportaciones de la economía del conocimiento, desde las tecnológicas hasta las audiovisuales. Culpa del dólar barato.
Los costos del dólar barato
El tipo de cambio real multilateral (ajustado por inflación y en relación a las monedas de EE.UU., la eurozona, China y Brasil) está en su mayor nivel de apreciación desde 2015, cuando el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner lo atrasó para que lo sucediera el entonces peronista Scioli. Se trata de un estándar más sobrevaluado que en los años de la convertibilidad hasta 1998. Y se sabe que un peso fuerte hunde la inflación y abarata la importación de bienes y servicios, como el turismo, al tiempo que encarece la oferta nacional. También que reditúa en términos políticos, como ocurrió con Carlos Menem en los 90, pero es la receta contraria a la que usaron países que salieron del pozo y se encaminaron al desarrollo, como Corea del Sur, Taiwán y China.
“Todo esto es expresión de la apreciación del tipo de cambio y políticamente reditúa”, observa Pedro Gaite, analista de la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE). “Siempre que está el dólar barato implica menos inflación, aumento de los salarios reales y medidos en dólares, que sea más barato irse al exterior. Mientras se sostenga, políticamente juega y es lo que en buena medida explica la imagen positiva que tiene el Gobierno”, continúa Gaite. “La gran pregunta es cuánto se puede sostener”, aclara.
La apreciación cambiaria le trae beneficios a parte de su electorado: baja de inflación y compra de bienes importados baratos, a su vez fomenta la desindustrialización y los acerca a su sueño húmedo: acabar con el peronismo
“Porque para mantener la apreciación hacen falta dólares, que siguen faltando. Las reservas siguen siendo escasas. Y si se sostiene esta política económica enfocada en combatir la inflación y castiga la acumulación de reservas, los números no cierran este año. Estoy pensando en el crawling peg (suba del 2% mensual del dólar oficial), en la apertura de importaciones y en el dólar blend (que rige para exportaciones, que se cobran 80% al oficial y 20% al MEP o CCL), que hace que el Banco Central controle la brecha cambiaria pero acumule menos reservas”, analiza Gaite. Y concluye: “Vas a tener un déficit de bienes y servicios de más de US$12.000 millones. Eso sumado a los pagos de deuda en moneda extranjera, que faltan más de US$13.000 millones, a pesar del pago reciente. La apuesta va a ser que entren dólares del endeudamiento privado. Me permito dudar si vendrán dólares frescos del FMI sin un salto cambiario porque, según su metodología, el tipo de cambio está 70% debajo del nivel de equilibrio. La idea será llegar hasta las elecciones de octubre y dejar la corrección cambiaria para después. En el largo plazo, los dólares de Vaca Muerta, la minería, la exportación de servicios y la inversión extranjera te pueden llegar a permitir un tipo de cambio apreciado, pero no en 2025”, opina Gaite.
La economista peronista Delfina Rossi, directora del Banco Ciudad por la oposición, opina que este esquema cambiario “aguantará lo que aguante la gente”. “La apreciación cambiaria le trae beneficios a parte de su electorado: baja de inflación y compra de bienes importados baratos, a su vez fomenta la desindustrialización y los acerca a su sueño húmedo: acabar con el peronismo”, advierte. En los 90, el uno a uno entre el peso y el dólar sirvió para que Menem ganara las elecciones de 1991, 1993 y 1995, pero perdió las de 1997 y 1999. O sea, primero la población valoró la derrota de la hiperinflación, pero después comenzó a pesar el aumento del desempleo y la corrupción.
El analista político Carlos Fara destaca que el consenso de los economistas señala que la Argentina contará con los dólares necesarios en 2025. Su colega Manuel Zunino admite que no sabe cuánto puede durar el dólar barato, “pero de cara al objetivo electoral de este año le rinde al Gobierno”. “La mitad de los argentinos está conforme y con expectativas altas para este año”, agrega Zunino. Otro politólogo, Gustavo Córdoba, opina que “con la cobertura mediática actual puede durar más que antes”. “De cualquier modo, marzo o abril pueden ser meses clave, en lo económico. En lo electoral, ojo que la fragmentación opositora le resuelve más de un problema al Gobierno”, añade Córdoba. Por último, Raúl Timerman señala que “los que produjeron grandes cambios duraron mucho, Menem y los Kirchner, mientras que los que pasaron sin agregar nada fueron efímeros, (Fernando) De la Rúa, (Mauricio) Macri y Alberto Fernández”.
AR/MC
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