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Un libro revela que Trump envió tests de Covid a Putin para su uso personal y que habló con él tras dejar la presidencia

El entonces presidente de EEUU, Donald Trump (dcha), y su homólogo ruso, Vladimir Putin, en junio de 2019.

Antònia Crespí Ferrer

Washington —

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Donald Trump siempre presumió de tener sintonía con el presidente ruso Vladimir Putin. La última vez que lo hizo fue en su reunión con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en el marco de la Asamblea General de Naciones Unidas el pasado septiembre. “Tengo muy buena relación con Putin, si gano lo resolvemos rápido”, le dijo a Zelenski sobre la guerra de Ucrania. Ahora esta “buena relación” se puede cuantificar: el libro War del periodista Bob Woodward, revela que en 2020, Trump envió en secreto tests de Covid a Putin para su uso personal cuando había escasez de los mismos, según informa este martes el Washington Post

Putin, que por ese entonces se había aislado por el miedo al virus, aceptó las codiciadas pruebas enviadas por Trump con miedo a las consecuencias políticas que podía desatar el gesto si se sabía. El mandatario ruso no temía por su propia reputación, sino por la del actual candidato republicano a la presidencia. Según el libro, Putin le dijo a Trump: “No quiero que se lo digas a nadie porque la gente se enfadará con vos, no conmigo”. 

Woodward, el reportero del Washington Post que destapó el Watergate, también revela cómo cuatro años después de ese episodio, Trump siguió en contacto con el líder ruso después de su presidencia. Concretamente, un asesor de Trump citado en el libro dice que podría haber hablado con Putin “hasta siete veces” desde que Trump dejó la Casa Blanca en 2021. Este 2024, el expresidente ordenó a uno de sus asistentes alejarse de su despacho en Mar-a-Lago, para poder hablar por teléfono con Putin, según relata. 

Desde que estalló la guerra de Ucrania, Trump se mostró contrario a que Estados Unidos envíe ayuda militar a las tropas de Kiev. A principios de año, el republicano se encargó de fomentar el bloqueo en el Congreso de un paquete de ayuda clave para las tropas ucranianas, que no se desencalló hasta al abril. En febrero, Trump también sugirió que “animaría” a Putin a atacar a los aliados de la OTAN a que no contribuyan lo suficiente a la defensa colectiva. Durante la Cumbre de la OTAN celebrada en Washington este julio, la Alianza ya se preparó para blindarse ante un posible mandato de Trump si gana en las presidenciales del 5 de noviembre.

Biden llamó “mentiroso” a Netanyahu

Mientras Trump habría seguido en contacto con Putin, uno de sus asesores de seguridad, Keith Kellogg, se reunió en secreto con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a principios de este año, según Woodward. A la vuelta del viaje, Kellog publicó un informe en el que culpaba a Biden por el ataque de Hamas: “La visita constata que la erosión de la disuasión de EEUU a nivel global bajo la administración Biden y sus políticas fallidas con respecto a Irán abrieron a Estados Unidos a una guerra regional en el Medio Oriente con consecuencias devastadoras para nuestro aliado Israel”.

En paralelo a esa visita, la Administración Biden estaba centrando sus esfuerzos en conseguir cerrar las negociaciones para un alto el fuego mientras Israel amenazaba con invadir Rafah, en el extremo sur de la Franja de Gaza. El presidente estadounidense, después de protagonizar una serie de encontronazos con Netanyahu, amenazó a su homólogo israelí con dejar de enviarle armas si atacaba la zona al sur de la Franja. El Ejército israelí terminó invadiendo Rafah, donde se refugiaban miles de palestinos que huían de los bombardeos indiscriminados en Gaza, y Biden no cumplió la amenaza –Washington es el principal aliado de Tel Aviv y su mayor suministrador de armas–.

“Es un maldito mentiroso”, dijo Biden en privado sobre Netanyahu, después de que Israel entrara en Rafah, según escribe Woodward y recoge la CNN. “Ese hijo de puta, Bibi Netanyahu, es un mal tipo. Es jodidamente malo”, afirmó también el presidente de EEUU sobre Netanyahu en primavera, escribe Woodward, según la CNN. El mandatario estadounidense tuvo unas palabras similares para Putin cuando invadió Ucrania en 2022. “Ese puto Putin”, dijo a sus asesores. “Putin es malo. Estamos lidiando con el epítome del mal”. 

Ahora, cuando se cumplió un año del conflicto y en la víspera de las elecciones, Netanyahu escaló su ofensiva atacando Líbano. Los tempos no son casuales, el primer ministro israelí ha aprovechado la recta final de la campaña sabiendo que Biden tiene menos margen de maniobra y con la expectativa de que un segundo mandato de Trump le dé carta blanca en las operaciones militares en la región.

En el libro, que se publicará el 15 de octubre, Woodward llega a afirmar que Trump es peor que Richard Nixon, quien dejó la presidencia después del escándalo Watergate. Woodward, cronista de las figuras presidenciales durante 50 años, concluye que Trump no está preparado para la presidencia, mientras que el presidente Biden y su equipo, a pesar de los errores, muestran “liderazgo”, a su juicio. Sobre la vicepresidenta Kamala Harris, y actual candidata demócrata a las elecciones, Woodward asegura que no tuvo influencia en la política exterior de la Casa Blanca durante estos cuatro años. 

Harris, que trató de mostrarse más crítica que Biden con la matanza de Gaza, tendría al parecer una postura más moderada en la intimidad. Woodward expone que la vicepresidenta, después de escenificar una reunión tensa con Netanyahu el pasado mes de julio y marcar distancia, se mostró mucho más amigable con el primer ministro israelí en privado. Esta dualidad, según Woodward, enfureció a Bibi.

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