Lula rechazó una invitación de Putin para visitar Rusia
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva habló, anoche, con su colega ruso Vladimir Putin. El jefe del Kremlin quería invitarlo a San Petersburgo, donde se realizará entre el 14 y el 17 de junio un Foro Económico Internacional. Pero el gobernante brasileño decidió abstenerse de participar: “Le agradecí el convite, pero le respondí que en este momento no puedo ir a Rusia. Reiteré, igualmente, la disposición de Brasil, junto con India, Indonesia y China, de conversar con ambos lados del conflicto en busca de paz”.
En Moscú, Putin dio su versión de la “conversación con el presidente de Brasil”. Según sus palabras, durante el diálogo que duro media hora, acusó a Ucrania y a las grandes potencias del G7 de imponer condiciones “irrealizables” para el comienzo de un proceso de pacificación. Es que el jefe de Estado ucraniano, Volodymyr Zelensky exige como requisito sine qua non que Rusia retire las tropas del este ucraniano y para el Kremlin esa demanda equivale a exigirles la rendición “lo que es impracticable”.
El líder brasileño se había propuesto, inclusive antes de asumir la presidencia de su país, como intermediador entre las partes en confrontación. En su visita a China, después de haber pasado por Washington, llegó a criticar a Estados Unidos y la Unión Europea por la falta de compromiso con el fin de la guerra. En el contexto de esa gira asiática, también cuestionó a Zelensky por alargar los tiempos para iniciar las negociaciones.
De regreso a su país, Lula “corrigió” sus “excesos” verbales. Recordó que Brasil defiende, como un principio inalienable, “la integridad territorial”, e insistió que, para lograr un armisticio, los dos países deben demostrar voluntad pacifista.
Durante la cumbre occidental del G7, de la semana pasada en Hiroshima, el mandatario brasileño tuvo un incidente con una cita programada para hablar con el ucraniano. Zelensky se apareció en medio de las reuniones, casi de improviso. En ese momento, todos los presidentes se levantaron para darle la mano, menos Lula que continuó con audífonos puestos mientras escribía partes del discurso que iría a pronunciar luego. El desencuentro no terminó allí: al día siguiente ambos gobernantes acordaron mantener una reunión bilateral en el hotel donde se hospedaba el brasileño. Ambas delegaciones fijaron un horario para las 18.00 de ese día; luego los ucranianos pidieron anticipar la cumbre para las 17.00 y finalmente acordaron que sería a las 15.00.
Según se afirmó luego, Lula esperó unos cuantos minutos, pero Zelensky no aparecía. Fue entonces que el brasileño levantó la cita para verse con el premier de Vietnam que ya venía agendado con mucha anticipación. Los periodistas le preguntarían al ucraniano si se había “decepcionado” por el fracaso, a lo que respondió irónicamente: “Creo que es el brasileño quien debe sentirse decepcionado”.
Lula, en cambio, fue más contundente: “No llegó a tiempo” y remató con “Zelensky es mayor de edad y sabe bien lo que hace”. Lo cierto es que el domingo 21, poco antes de retornar a Brasilia, sostuvo que a su juicio “tanto Rusia como Ucrania deberían ceder un poco”.
Un comunicado del Kremlin relató que el llamado telefónico de ayer fue una iniciativa del presidente Lula da Silva. Indicó también que durante el diálogo “el mandatario brasileño compartió sus impresiones sobre la reciente cumbre del G7 y delineó su visión de posibles esfuerzos de mediación, para encontrar una solución al conflicto”. Desde luego, el dirigente brasileño no está solo en estos intentos de buscar una vía de negociación.
Quién deberá tener una participación decisiva es el gobierno de Xi Jinping, al punto que Lula habló con el presidente chino antes de esta comunicación con Moscú. Durante la semana intercambiaron “sobre la coyuntura global, la necesidad de paz en Ucrania y la participación de nuestros países en la cumbre de los BRICS” que se hará en agosto.
EG
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