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¿Sirven las categorías de “izquierda” y “derecha” para entender la Argentina de Milei?

Cristina y Milei, protagonistas de la política argentina atravesada por conceptos que hasta ahora no tenían protagonismo, como izquierda, derecha, comunismo y liberal.

Gonzalo Rubio García

2 de enero de 2025 20:12 h

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El aumento de la popularidad de Javier Milei y su posterior ascenso como presidente de la Nación produjo un inusitado incremento en el uso de diferentes conceptos que con anterioridad tenían un protagonismo menor. Izquierda, derecha, comunismo, liberal, entre otros menos felices, fueron cobrando protagonismo en el discurso público de los últimos dos años. Son términos que funcionan como herramientas eficaces al momento de ordenar de manera simple y didáctica el mapa político argentino, y en menor medida el mundial, logrando transmitir distintas posiciones e ideas al público.

De esta forma, al menos en el discurso de Milei, los héroes están representados por los empresarios y capitalistas de derecha que, a fin de lograr el crecimiento del país y mejorar la calidad de vida de la población, establecen una batalla económica y social, pero principalmente cultural, liderada por él mismo, contra los zurdos empobrecedores, comunistas e izquierdistas. 

Sin embargo, estas denominaciones se convierten en conceptos indefinidos, vagos e imprecisos, proclives a articular un cúmulo de posiciones e ideas políticas que no están del todo explicitadas. Son utilizados para diversos propósitos explicativos según lo requiera cada circunstancia, con lo cual caen en una paradoja: quienes los emplean conocen el objetivo que persiguen, pero en su mayoría desconocen –o eligen desconocer– su definición. El público no especializado en las ciencias sociales y humanísticas cae en la trampa de explicar distintos fenómenos a partir de estas categorías generales, aunque también gran cantidad de investigadores y académicos.

Habitualmente atribuyen con liviandad ciertas características a personajes públicos actuales o del pasado por las cuales los ubican bajo una misma condición, pero soslayan las diferencias que son las que enriquecen los debates intelectuales. El problema no radica en la utilización de estos términos per se, sino en la forma en que se emplean, otorgándoles virtudes explicativas de las que carecen y es necesario explicitar. Muchas veces estas versiones estereotipadas son formuladas adrede por los representantes políticos para que su público más fiel se sienta identificado con el líder; es la ya conocida estrategia de crear un enemigo (verdadero o imaginario) que permita separar entre un nosotros y un ellos.

Algo similar sucede con el término populismo, que en las últimas décadas ha adquirido un cariz despectivo a diferencia de la consideración positiva que guardaba hacia la década de 1950, y que refiere, en líneas generales, a la utilización de los intereses del pueblo –otro de aquellos conflictivos términos– y los recursos del Estado para satisfacer las ambiciones políticas de un líder, usualmente carismático. Sin embargo, realizando un rápido análisis de la historia argentina podríamos preguntarnos: ¿Qué presidente podría eludir este tipo de definición? Claro, para poder diferenciarlos deberíamos ahondar en las características que los distanciaban, un trabajo muchas veces eludido en este tipo de análisis.

Si nos referimos a líderes como Javier Milei o Donald Trump, comúnmente ubicados en el umbral de la derecha e incluso del populismo, podemos notar similitudes, principalmente su dialéctica carismática. Sin embargo, abundan las diferencias de todo tipo: provienen de sectores sociales diferentes, su vida particular fue totalmente divergente, defienden ideas económicas antagónicas, pero también complementarias, y su visión de la política partidaria tampoco coincide. Sin embargo, el mote de derechistas ha desestimado categorías como la del liberal o nacionalista para compararlos, siendo que también –al menos en el pasado– conceptos de este estilo fueron contaminados con los comodines teóricos tantas veces ya nombrados: derecha e izquierda. Así, habría existido un nacionalismo de izquierda, también llamado populista, y un nacionalismo de derecha, aunque varias veces denominado como oligárquico

Uno de los principales partidos que ha generado confusiones en la utilización de estos términos fue el peronismo, ya que, en tanto movimiento político, ha conglomerado a un sinfín de actores que han sido caracterizados a partir de los conceptos de derecha e izquierda. ¿El peronismo es de izquierda o derecha?

Uno de los principales partidos que ha generado confusiones en la utilización de estos términos fue el peronismo, ya que, en tanto movimiento político, ha conglomerado a un sinfín de actores que han sido caracterizados a partir de los conceptos de derecha e izquierda. Allí podemos encontrarnos con a la agrupación Montoneros, como con la AAA, y más recientemente, con Carlos Menem y Cristina Fernández de Kirchner. Siguiendo con las ya nombradas nociones, ¿el peronismo es de izquierda o derecha?

Bien podríamos introducir dos facciones. Sin embargo, su líder, Juan Domingo Perón, sostuvo una crítica feroz contra los comunistas –al menos en su primer gobierno– y posteriormente contra los jóvenes militantes del partido a los que caracterizaba como marxistas. Como deja entrever el peronismo, el problema no radica en su naturaleza ideológica, sino en la rigidez de la sistematización con la que se busca analizarlo. Es probable que sea de izquierda y derecha al mismo tiempo, pues posee elementos de ambos conceptos, pero allí surge otra importante pregunta: si los términos no sirven para definir en profundidad a un movimiento, ¿para qué se utilizan?  

Todo este examen podría parecer sólo una cuestión interpretativa, semántica, pero el problema que esconden este tipo de nociones es el de su generalidad, la que no permite describir los fenómenos y actores políticos con claridad, y si estos quedan ocultos e indefinidos, estaremos, lejos de comprenderlos, logrando una perpetua incapacidad de establecer un juicio claro sobre su génesis, su idiosincrasia y sus propuestas. 

*Gonzalo Rubio García es Doctor en Historia, egresado de la Universidad de Buenos Aires, profesor de Historia Argentina en la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) y becario post doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).

MC

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