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Disputa entre los poderes

Tras la bendición del ultraconservador García-Mansilla, el Gobierno y la Corte chocan por la jura exprés de Lijo

García-Mansilla juró este jueves como miembro de la Corte Suprema de Justicia, designado vía decreto por Milei.

Mauricio Caminos

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“Algo pasó”. La expresión de desconcierto se escuchó en un despacho judicial este jueves apenas se conoció que la Corte Suprema de Justicia le tomó juramento como nuevo miembro al abogado ultraconservador Manuel García-Mansilla pero no al polémico juez federal en uso de licencia Ariel Lijo, ambos designados vía decreto por Javier Milei. Qué fue lo que pasó para que Horacio Rosatti decidiera bendecir a uno y no a otro desvela por estas horas los pasillos de Tribunales y la Casa Rosada, porque el Gobierno quiere apurar la juramentación de Lijo para que esté presente el sábado a las 21 en la Asamblea Legislativa. 

La presión de Milei es que Rosatti confirme a Lijo a más tardar mañana viernes, pero según pudo saber elDiarioAR hay conversaciones para acelerarlo para las próximas horas, incluso se habló de este jueves por la tarde. 

En Balcarce 50 ya consideran que tanto Lijo como García-Mansilla se convirtieron en jueces del máximo tribunal desde que se publicó el decreto presidencial ayer miércoles. De alguna manera ven como una mera formalidad el acto de toma de posesión del cargo, casi que sobrepasándose a las prerrogativas del presidente de la Corte.

Por ahora el máximo tribunal pateó la pelota para adelante. Formalmente informaron que “en el próximo Acuerdo del día 6 de marzo se tratará la solicitud de licencia extraordinaria del Dr Ariel Lijo”. Esto quiere decir que una vez que se resuelva la cuestión de la licencia de Lijo como titular del Juzgado Federal número 4, que ayer le otorgó la Cámara Federal porteña, quedaría en condiciones de convertirse en supremo. ¿Pero por qué se demoraría una semana más? Ahí entra a jugar la negociación y la especulación política.

Como un detalle en la relación Milei-Rosatti, a la jura de García-Mansilla asistió Sebastián Amerio, segundo del Ministerio de Justicia y lugarteniente del todopoderoso asesor Santiago Caputo. El ahora exdecano de la Facultad de Derecho de la Universidad siempre fue el verdadero candidato mileísta al máximo tribunal: tiene un perfil untraconservador y es abiertamentamente antiaborto. Lijo, en cambio, fue un ofrecimiento de Ricardo Lorenzetti a Caputo y tiene terminales en todo el arco político.

“La Corte dice que tiene que discutir lo de Lijo y revisar su caso, pero la Rosada insiste que ya está todo cocinado”, apuntó una fuente que conoce las conversaciones entre ambos poderes del Estado. Una lectura es que Rosatti no haya querido doblegarse automáticamente a Milei, aunque aceptó sin chistar a García-Mansilla. Contrariamente, hasta la semana pasada los trascendidos supremos eran que no se iban a juramentar nuevos jueces designados en comisión. 

También es verdad que en su momento él mismo –junto con Carlos Rosenkratz– aceptaron entrar por la ventana a la Corte nombrados por Mauricio Macri, quien finalmente por la crítica generalizada dio marcha atrás y aceptó negociar con la oposición de entonces los dos tercios de votos en el Senado.

En la comunicación de la jura de García-Mansilla se informó: “Conforme al decreto del PEN 137/2025 del pasado 25 de febrero, y encontrándose cumplidas todas las formalidades correspondientes, se decidió tomarle juramento como ministro de la CSJN al Dr. Manuel José Garcia Mansilla”. De esa línea deduce que Lijo no tiene “cumplidas todas las formalidades correspondientes”. 

Para la Corte podría no ser suficiente la licencia de Lijo, sino que exigiría su renuncia al frente del juzgado. La licencia sin goce de sueldo tiene como plazo lo que dura la designación en comisión: desde el 1 de marzo hasta el 30 de noviembre de este año. En esa ventana de tiempo es que el Senado debería aprobar su nombramiento de manera definitiva. Pero si el oficialismo no termina de acordar con el peronismo, los pliegos podrían caerse o ser rechazados. Con apenas un tercio de los votos del Senado las nominaciones de Milei fracasarían. 

Entonces, hábil en el olfato político, Lijo ya asumió que es compleja esa negociación y dejó abierta la puerta para volver a su juzgado si todo se desmorona. De hecho, el peronismo de Cristina Kirchner ya amenaza con precipitar una sesión para voltear los pliegos una vez que se abran las sesiones ordinarias, a menos que Milei acepte como prenda de cambio ampliar la Corte a más miembros: de cinco a siete o nueve, para incorporar figuras propias. El desconcierto sigue en pie, como consideró una fuente vinculada a la Justicia: “Ahora queda un año de trabajo complejo con los senadores”.

MC/JJD

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