La reconciliación de Fernández y De Pedro: señales de deshielo en el FdT frente a la discusión interna sobre el acuerdo con el FMI
“Wadito”, dijo ayer Alberto Fernández en un discurso televisado. Mención directa y cálido, hasta un poco sobreactuado, diminutivo. Luego de meses de frialdad, el presidente hizo un micro gesto público hacia Eduardo “Wado” De Pedro, su ministro de Interior, que pone en pausa la distancia entre ambos y, además, opera como una señal de deshielo en la cima del Frente de Todos (FdT), frente a una -otra- instancia crítica: la discusión política y legislativa sobre el acuerdo con el FMI.
El “Wadito” de Fernández fue la explicitación de una secuencia que arrancó a fines de enero, con el ministro recluido por Covid positivo entre los estertores del anuncio de entendimiento con el FMI que derivó, el 31 de enero, en la renuncia de Máximo Kirchner a la jefatura del bloque de Diputados. De Pedro, en el relato interno de La Cámpora, figura como el dirigente que con más énfasis se opuso a esa decisión del jefe de la agrupación.
Se intensificó, primero, la comunicación vía WhatsApp en esos días, luego De Pedro tuvo reuniones con dos ministros del dispositivo albertista, Juan Zabaleta y Gabriel Katopodis, y el lunes pasado, en Casa Rosada, hubo un mano a mano entre el presidente y el ministro del Interior. Se trató de una reunión “de trabajo” pero tiene un doblez político puntual: desde la semana fatídica post PASO, aquel miércoles a las 2 PM en que De Pedro presentó su renuncia -decisión que tomó por sorpresa a Fernández- no volvió a haber encuentros a solas entre Fernández y su ministro del Interior.
Pasaron casi cinco meses de aquel episodio, tiempo en los que De Pedro estuvo, más de una vez, bajo fuego. Tras la renuncia de Máximo, cuando circuló la versión de que el camporista sería desplazado de Interior, desde Moscú Fernández mandó a avisar -hubo, incluso, un mensaje tercerizado a Máximo Kirchner- que no contemplaba modificar su staff. Reaccionó, en particular, ante un dato publicado en el diario Clarín que indicó que Agustín Rossi asumiría en lugar de De Pedro.
A su regreso, el presidente reforzó la idea de que no habrá cambios y se entregó, incluso, a un ejercicio de tratar de determinar las usinas de las versiones sobre cambios que, por otro lado, alcanzaban también al jefe de Gabinete Juan Manzur.
Deshielo
Luego de retomar un diálogo bilateral más fluido y de confirmarlo en su cargo, Fernández avanzó al estadio siguiente que fue el encuentro personal que tiene impacto más allá del vínculo directo porque supone, entienden cerca del presidente y del ministro, que es una señal de deshielo dentro del oficialismo entre el espacio del presidente y el del kirchnerismo. Una mirada accesoria, no contradictoria, indica que Alberto retoma la vía Wado porque, en paralelo, se cerró el canal de comunicación que tenía con Máximo y se mantiene, siempre intermitente, la relación con Cristina.
“Todo un poco mejor”, apuntan, lacónicos, en el primer anillo presidencial sobre la convivencia oficial. Así como confirman que existió el encuentro entre Fernández y Wado, afirman que el diálogo con la vice se mantiene como siempre, con frecuencia cambiante, pero que no hubo, hasta acá, comunicación entre el presidente y Máximo Kirchner luego de la renuncia que presentó, carta de por medio, el diputado a la jefatura del bloque oficialista de la Cámara baja.
Refleja un cambio explícito de Fernández. Desde hace meses, en medio de las tensiones con el kirchnerismo, el presidente había enfriado su relación con De Pedro. Como contó elDiarioAR, una frase atribuida a Fernández ilustró esa situación. “Ahí anda, Wado, como un fantasma”, lo escucharon decir a Fernández, comentario que fue recogido entre dirigentes de La Cámpora que lo tradujeron, incluso, en modo apodo y consultaban si era verdad que “Alberto le dice 'El Fantasma” a Wado“.
El ministro, con dotes de resiliencia, hasta se permitió bromear con la referencia y cuando le preguntaron sobre ese supuesto apodo dijo que sería “porque le tenían miedo”. Circuló, en la escala de la picardía, un foto montaje donde aparecen Fernández, Santiago Cafiero y detrás un “fantasma”. El recurso del humor para descomprimir tensiones.
Voluntarioso, De Pedro se mantuvo activo. Días atrás tuvo se reunió con Zabaleta y compartió algunos actos con él, y luego se vio también con Katopodis, dos dirigentes bonaerenses, del PJ, y que en el TEG frentodista aparecen en el equipo albertista. Fue, se confirmó luego, un proceso de acercamiento que se coronó, como primera etapa, el lunes.
En estos meses, De Pedro reforzó un perfil abierto, un tono menos rígido que tiene como canal la cuenta de Twitter La Remisería de la Rosada, expresión virtual de la oficina de prensa del ministerio del Interior, un nodo de circulación intensa de dirigentes, voceros y periodistas, donde aparece contenido sobre el ministro con actividades informales.
Acercamiento
En Casa Rosada reconocen que De Pedro se movió, todo el tiempo, con actitud de recomponer. “Hizo todos los gestos, todo el esfuerzo por recomponer”, dicen, con el mismo tono, cerca del presidente y en el entorno de “Wado”. Su desacuerdo con la renuncia de Máximo al bloque debe leerse, quizá, en ese marco general de movimientos para evitar que escale una crisis interna que está en permanente ebullición. Para Fernández es, además, un formato para mantener, aun tercerizada, abierto el diálogo con Máximo, relación política y personal que venía muy mal y que tuvo, en enero, el shock de la renuncia.
“Wado no estaba de acuerdo con la renuncia de Máximo. Y que esté en su cargo y sigan otros funcionarios de La Cámpora en el gobierno confirma que el distanciamiento de Máximo no es compartido por todos, y además que la agrupación sigue involucrada en la gestión”, apuntó un entornista de De Pedro.
La duda, metódica en los movimientos dentro del FdT, es si se trata de un comportamiento autónomo del ministro del Interior, que siempre fue sindicado como uno de los preferidos de Cristina dentro del elenco camporista. Sobre esa intriga, cerca de Wado, apuntan que el ministro forma parte del sistema K y opera en esa sintonía aunque pueda tener, en algunos puntos, disidencias como fue el caso de la renuncia de Máximo. En despachos peronistas clásicos dudan de esas dualidades y tienen a creer que forma parte, todo, de una estrategia de uno-dos. El viejo truco del policía bueno, policía malo
En cierto modo, el repliegue de Máximo, reposiciona a De Pedro en la ingeniería interna del FdT en un momento clave para la gestión de Fernández: la discusión en el Congreso sobre el memorándum de entendimiento con el FMI, que además del chispazo que generó la dimisión de Kirchner, sumó otros ruidos con las declaraciones de Itai Hagman respecto a que habría unas 30 abstenciones y, esa semana, los dichos de José Mayans, jefe del bloque de senadores del FdT, para pedir más información a Martín Guzmán sobre el acuerdo, en un tono impreciso cómo se moverán algunos legisladores oficialistas.
PI
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