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Balance 2024

El cine sufrió una crisis global que se potenció en la Argentina con un derrumbe en el número de espectadores

La movida más potente del cine argentino desde lo artístico fue Contracampo, una muestra autogestiva  que tuvo sala llena en casi todas sus funciones.

Diego Batlle

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La recuperación que el negocio del cine había conseguido luego de la catástrofe de la pandemia tuvo un traspié en este 2024 que se despide entre lamentos e incertidumbre. A pesar de un buen último bimestre, con éxitos a escala global como “Moana 2”, “Gladiador II” y “Wicked”, los números de este año cerrarán por debajo de los de 2023. Si en los Estados Unidos la caída estará en el orden del 5%, en las salas argentinas el derrumbe resultará mucho peor: más de 18%.

En un año en el que en el ámbito local sólo funcionaron bien las películas animadas destinadas al consumo familiar, la concurrencia alcanzará a 35 millones de espectadores; es decir, 8 millones menos que los 43 millones de 2023, 12 millones menos que en 2019 (pre-pandemia) y 15 millones menos que el récord de 2015 (50,3 millones de personas en las salas), siempre según los datos de Ultracine.

De los cinco títulos más vistos en los cines argentinos, cuatro fueron de animación: “Intensa-mente 2” (Pixar) con 6.525.000 tickets; “Mi villano favorito 4” (Illumination) con 3.300.000; “Kung Fu Panda 4” (DreamWorks) con 1.520.000; y “Moana 2” (Disney), que se mantiene primera por estos días, ya suma 1.150.000 y tiene aún mucho espacio para crecer. La única película con actores de carne y hueso que ingresó al Top 5 fue “Deadpool & Wolverine” (Marvel), que quedó tercera con 3.045.000 localidades vendidas.

Entre las película que anduvieron muy bien en casi todo el mundo, pero no así en la Argentina aparecen desde “Duna: Parte 2”, que figura cuarta en el ranking mundial y aquí figura en el puesto 19; hasta “Beetlejuice, Beetlejuice”, pasando por la mencionada “Wicked” (el público local no es muy afecto a los musicales).

Y, mientras fracasaban muchos “tanques” de Hollywood, la realidad también fue dura para unos cuantos autores que antes eran pasión de multitudes en las salas locales: “La habitación de al lado”, film de Pedro Almodóvar con Tilda Swinton y Julianne Moore, fue visto por solo 50.000 personas, mientras que “Golpe de suerte en París”, de Woody Allen, apenas superó los 30.000 tickets. Peor le fue al mítico y generalmente exitoso Clint Eastwood: su muy buen thriller judicial “Jurado #2” ni siquiera llegó a las pantallas grandes y en breve llegará al streaming en la plataforma de Max.

Las penurias del cine argentino

El cierre de 2024 coincide también con el primer año del gobierno de Javier Milei y de Carlos Pirovano al frente del Incaa (aunque el economista asumió la presidencia del organismo recién en marzo). Y, si el panorama general del negocio cinematográfico no fue precisamente estimulante, en el caso del audiovisual argentino el balance es en todo sentido aterrador.

El cine argentino ya era desde los tiempos de la campaña electoral uno de los enemigos predilectos de los libertarios y, si bien Milei no cumplió con su promesa de cerrar el Incaa, sí se practicó un fuerte ajuste que incluyó cientos de despidos, el cierre de buena parte de los programas federales, la suspensión del fomento a la producción y un cambio en las reglas de juego que generó el rechazo unánime del sector. Este año prácticamente nadie filmó con apoyo del Instituto y, si la parálisis de la industria no fue total, es porque los gigantes del streaming como Netflix, Disney, Max y Amazon siguen produciendo películas y series dirigidas en varios casos por reconocidos cineastas como Diego Lerman, Benjamín Naishtat, Ana Katz, Lorena Muñoz, Alejandro Hartmann o Gabriel Medina.

El cine argentino ya era desde los tiempos de la campaña electoral uno de los enemigos predilectos de los libertarios y, si bien Milei no cumplió con su promesa de cerrar el Incaa, sí se practicó un fuerte ajuste que incluyó cientos de despidos y el cierre de programas federales

El cine nacional tampoco consiguió un apoyo masivo del público. Mientras se sucedían las muestras de solidaridad en el exterior y llovían los premios en los principales festivales internacionales, a nivel local las películas lucharon contra la desidia y el desinterés de una audiencia que extrañó a sus figuras más convocantes como Ricardo Darín (aparecerá en la ambiciosa serie “El Eternauta”) y Guillermo Francella (se viene la cuarta temporada de “El encargado”).

De hecho, el film argentino más visto del año fue un estreno de 2023 que se mantuvo en cartel durante las primeras semanas de 2024, como el documental futbolero “Muchachos, la película de la gente”, con 200.000 espectadores (en total sumó 1.100.000). Así, el lanzamiento más exitoso resultó “El Jockey”, largometraje de Luis Ortega con Nahuel Pérez Biscayart y la española Úrsula Corberó, con 125.000 personas, seguido por el reestreno de “Nueve Reinas”, clásico de Fabián Bielinsky, con 80.000; “Culpa cero”, de y con Valeria Bertuccelli, con 75.000; y el thriller “Jaque Mate”, con 65.000 (un fracaso rotundo para los cánones habituales de un actor popular como Adrián Suar).

Con pocas sorpresas (una de las honrosas excepciones fue “Alemania”, de María Zanetti, que convocó a más de 20.000 espectadores con una salida muy pequeña y manteniéndose varios meses en cartel), el cine nacional sufrió ataques de todo tipo: en los apoyos oficiales, en los discursos de los funcionarios y en las redes sociales.

Luego de la entrega en octubre de los premios Martín Fierro en la que se sucedieron encendidos y politizados discursos, el cine argentino encontró al mes siguiente su movida más potente desde lo artístico en Contracampo, una muestra autogestiva (organizada de forma artesanal, a pulmón, sin apoyo de organismos oficiales y ni siquiera de las entidades del sector) que tuvo sala llena en casi todas sus funciones y demostró en muchos de los 37 títulos proyectados esa calidad y diversidad que desde el Incaa se pretende combatir y destruir en nombre de la rentabilidad.

DB/JJD

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