Fibromialgia, del estigma al reconocimiento
“Me duele todo” es la frase con la que la persona con fibromialgia suele referirse a cómo se siente. En muchos casos los médicos buscarán lupus o artritis reumatoide y, cuando los descarten, probablemente llegarán a la fibromialgia.
Una de las dificultades de la fibromialgia es que no se presta a ninguna definición o diagnóstico específicos. Es muy difícil determinar este síndrome, ya que diagnosticarlo es cuestión de descartar otras enfermedades.
La fibromialgia afecta entre el 2-6% de la población, sobre todo mujeres (hasta nueve veces más que a los hombres), especialmente a partir de los 30-40 años, según la Federación Española de Reumatología.
Fibromialgia, un dolor similar a la artritis pero con diferencias
Aunque los síntomas pueden variar de una persona a otra, el dolor musculo-esquelético generalizado y presión en puntos concretos es uno de los más comunes. El dolor suele localizarse en zonas del cuerpo como los brazos, piernas, cabeza, pecho, espalda y glúteos y suele variar de leve a severo, con “brotes” y momentos de mejoría.
Este malestar puede sentirse como ardor, dolor, rigidez o dolor punzante. Aunque comparte algunos síntomas con la artritis, y se considera una afección reumática porque tiene un impacto en los músculos, en las articulaciones y en los huesos, la afección es distinta.
La fibromialgia no daña las articulaciones ni los músculos, tampoco hay signos externos de inflamación ni es considerada una afección degenerativa, ya que los síntomas pueden mejorar tras el diagnóstico y el tratamiento.
Pese al papel decisivo del dolor, este no es el único síntoma que suele acompañar la fibromialgia. También pueden aparecer otros signos como:
- Gran sensación de cansancio incluso sin realizar ningún esfuerzo y que no siempre desaparece con el descanso.
- Trastornos del sueño: problemas para dormir, despertares durante la noche y sueño no reparador.
- Ansiedad y depresión: en la mayoría de los casos no se sabe si se producen antes, acompañan la enfermedad o son una consecuencia de esta.
- Problemas para concentrarse: deterioro cognitivo más autopercibido que real. La persona sufre una especie de enlentecimiento del procesamiento de la información.
- Mayor sensibilidad a la luz, el ruido, los olores y la temperatura.
Una de las particularidades de la fibromialgia es que los síntomas pueden ser crónicos o pueden aparecer y desaparecer con el tiempo, lo que dificulta obtener un diagnóstico preciso. Además, no hay análisis de sangre, radiografías o exploraciones concretas que puedan confirmar un diagnóstico.
La falta de signos externos también puede provocar que los demás no aprecien el dolor y la fatiga que la persona experimenta, lo que se traduce en un aumento de los sentimientos de frustración y depresión.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) no la reconoció como enfermedad hasta 1992 y fue incorporada a la clasificación internacional de enfermedades. Hasta entonces, se consideraba un trastorno psicológico de somatización, una patología imaginaria.
Suele considerarse que una persona tiene fibromialgia cuando el dolor generalizado dura tres meses o más; aparece fatiga crónica y síntomas cognitivos como problemas con la memoria y la comprensión.
Cuáles son las causas de la fibromialgia
La fibromialgia es una anomalía en la percepción del dolor, es decir, se perciben como dolorosos estímulos que en condiciones normales no lo son. Aunque no se conoce con exactitud por qué se produce, sí hay algunas pistas que pueden ayudarnos un poco.
Se considera que la fibromialgia aparece por una alteración de los neurotransmisores del sistema nervioso (las sustancias que se encargan de la comunicación entre unas neuronas y otras). Debido a este desequilibrio aparecen alteraciones que explican la multitud de manifestaciones clínicas. Hay varios factores implicados que pueden desencadenarla.
- Componente genético: varios genes implicados en la producción de neurotransmisores y receptores relacionados con la transmisión de la señal nerviosa se han relacionado con la fibromialgia.
- Estrés emocional
- Infecciones
- Cirugía o traumatismos
Cualquier situación de estrés agudo o crónico, físico o emocional, puede ser considerada un desencadenante.
Cuál es el tratamiento para la fibromialgia
A día de hoy aún no se conoce una cura para la fibromialgia. Por tanto, el tratamiento puede ser difícil al principio. Dado que los síntomas son diversos y varían entre los pacientes, los programas de tratamiento deben ser individualizados para cada persona. El objetivo es mejorar el dolor y tratar el resto de síntomas que lo acompañan para conseguir una mejor calidad de vida.
Se ha demostrado que el tratamiento es más eficaz cuando se trabaja con el estilo de vida: la reducción del estrés, el ejercicio regular y un horario de sueño regular. El ejercicio físico y la terapia cognitivo-conductual son las formas de terapia no farmacológica más aceptadas y beneficiosas.
MCh
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