La Robla, una torre de 35 pisos frente al mar que despierta las críticas y quejas de vecinos marplatenses
Una torre de 35 pisos será edificada en uno de los barrios patrimoniales más restrictivos de la ciudad de Mar del Plata, donde no se permiten más de siete metros de altura en los edificios. Gracias a una ordenanza votada a fines de septiembre de 2024, el proyecto que preside Florencia Miconi (por la Fiduciaria Paisajes Urbanos MDP SA) será posible. La medida fue aprobada en el Concejo Deliberante gracias a los votos del interbloque oficialista de Juntos por el Cambio y de La Libertad Avanza.
El terreno destinado a la construcción de la torre de 122 metros de altura está ubicado a una cuadra del mar, en el barrio residencial Stella Maris, justo en la manzana del chalet de María Frers de Mahn, “La Robla”, declarado de interés patrimonial, y próximo a otros dos chalets, el “Belvedere” y “Top Capu” o “El Tovar”.
elDiarioAR tuvo acceso al expediente donde uno de los argumentos troncales para validar el pedido de la constructora dice: “En los casos en que las parcelas superen los 3.750 metros cuadrados –La Robla ocupa más de 6.500— el Código de Ordenamiento Territorial permite que los propietarios pidan a la Municipalidad el dictado de normas urbanísticas particulares”. Entre las firmas que sostienen el pedido está la de Ricardo Rodríguez, arquitecto, ex subsecretario de Planeamiento Urbano y actual asesor de empresas, y la de Juan Martín Colombo, especialista en Derecho Administrativo y ex procurador municipal.
Para Nino Ramella, ex funcionario radical y ex secretario de Cultura del municipio, el permiso para construir 35 pisos en un barrio que es casco urbano es “un verdadero desastre”. En el mundo entero –como ocurre en Europa, dice— se prioriza la protección del casco urbano por encima de cualquier tipo de inversión“, afirma.
“Hay diferentes tipos de excepciones, pero con La Robla, sin dudas, se llega al extremo de la dislexia urbana”, enfatiza Miguel Guglielmotti, concejal de Unión por la Patria (UP), mientras recuerda el día de la votación, cuando “los vecinos dijeron en el Consejo que estaban destrozando su barrio”.
Para Gonzalo Vergez, abogado especializado en medioambiente, el proyecto La Robla responde al “perfeccionamiento de las excepciones exprés”, ya que “entró en febrero y para fines de septiembre la ordenanza ya estaba promulgada sin haber cumplido correctamente con las instancias tempranas de participación ciudadana que establece el Acuerdo de Escazú”. Este documento es el primer acuerdo regional ambiental de América Latina y el Caribe.
La presidenta de la Comisión de Obras y Planeamiento, Angélica González, en cambio, considera que todas las excepciones otorgadas, incluida La Robla, “han sido producto de un estudio concienzudo, otorgando, modificando, restringiendo o ampliando aquello que consideramos que correspondía y podíamos acompañar”.
“Entiendo a los vecinos y creo que si viviera en ese barrio me sentiría de la misma manera, pero la evolución de la ciudad y de cada distrito muchas veces tienen características que deben ir siendo modificadas dentro de las normativas vigentes y con sus debidas excepciones para que la ciudad pueda seguir evolucionando al ritmo del crecimiento poblacional y urbanístico”, detalla la concejala de la Coalición Cívica (CC).
La vicepresidenta de Acción Marplatense no está de acuerdo: “La aprobación de excepciones no incluye evaluaciones ambientales profundas ni estudios sobre cómo los nuevos desarrollos afectan la infraestructura existente, el acceso a servicios básicos, el manejo de residuos o el entorno natural. Con la proliferación de grandes edificios en áreas que no están preparadas para soportar un aumento significativo en la población, se genera presión sobre los servicios públicos (agua, cloacas, energía) y se agravan las inundaciones y la pérdida de espacios verdes”.
ED/JJD
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