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Sobre este blog

Un resumen semanal de política internacional a cargo de nuestro responsable del área de Mundo, Alfredo Grieco y Bavio. Serán diez puntos geográficos para pensar nuestro presente cada vez. Vías de acceso a una realidad que excede por mucho las fronteras de la Argentina.

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Trump 2.0, 10 vueltas en dos días

Donald Trump, en el centro, este lunes en la Sala Presidencial de la Casa Blanca, en su primer día de gestión.

Alfredo Grieco y Bavio

21 de enero de 2025 10:53 h

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En 2017, Donald John Trump firmó un solo decreto presidencial en el primer día de Casa Blanca de su primer mandato. En su primer día de Oficina Oval, Joe Biden batió el récord histórico del Ejecutivo nacional y en 2021 firmó dos decenas de decretos que revertían políticas adoptadas por la previa administración de Trump. El presidente antecesor y sucesor del demócrata romperá el récord de número de decretos y elevará el estándar hasta niveles arduos de superar. En su discurso de inauguración de este 20 de enero de 2025 en Washington, el republicano dio por iniciada la Edad de Oro y mencionó decenas de órdenes que sin perder tiempo firmará durante la primera semana de su segundo mandato. Empezó el mismo lunes. En su mayoría buscan deshacer y cancelar el paréntesis de cuatro años del período de Biden.

El sólo anuncio de tantas y tales disposiciones formuladas por el nuevo dueño del poder de la primera potencia económica e hiperpotencia militar del planeta ha animado ya reacciones y dinámicas internacionales sin más patrón común entre ellas que la manifiesta inquietud de los movimientos iniciales.

Del número imprevisible de fronteras y encrucijadas donde nos arrojarán los muchos saltos que a la rotación rutinaria de la tierra imprimirá el flamante porvenir recién estrenado, El mundo es azul como una naranja, Newsletter de Política Internacional de elDiarioAR, buscará detenerse aquí y así.

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Un resumen semanal de política internacional en mil palabras. Por Alfredo Grieco y Bavio.

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1. Una presidencia en cinemascope para ver en la pantalla de cada celular

En su primer día de gobierno, Trump no ha traicionado las dos fantasías punitivas favoritas de su campaña: castigar la migración (favorita de su electorado) y gravar las importaciones (favorita del candidato).

En los dos casos, el titular de la hiperkinética administración Trump 2.0 asegura que las opciones metodológicas serán las favoritas tanto de él como de sus votantes. Ante cada opción, se inclinará por el método más violento entre los disponibles. No porque éste también pueda ser el más cruel: porque sin duda resultará la vía más espectacular y massmediática.  

2. Si EEUU deporta, el mundo se cura: la vacunación antimigrante del presidente antivax

Es el tema y problema de los anuncios más groseros y de las cuestiones y logísticas más delicadas. Trump prometió expulsar a 11 millones de migrantes sin papeles (según él, son más). Una expulsión masiva por un método espectacular: la deportación aérea inmediata. Ni quiere ni puede exhibir morigeración ni buscar compromisos porque entiende que es el asunto más sensible para sus votantes más fieles que forman también la base más atenta y susceptible.

Anunció redadas en curso de la policía migratoria planeadas en grandes ciudades santuario para la migración como la demócrata Chicago. Declaró la emergencia nacional en la frontera sur con México y el envío de tropas. Los carteles del narcotráfico fueron clasificados como organizaciones terroristas. Una app que brindaba información del gobierno federal de EEUU a migrantes prospectivos fue dada de baja.

Las razzias migratorias en las ciudades ofrecen una muy alta rentabilidad como espectáculo pero bajo promedio de deportaciones efectivas. Entre los migrantes sin papeles arrestados en el curso de estas operaciones cinegéticas urbanas, aquellos con prontuario penal son los más fáciles de expulsar legalmente del país en un proceso express.

Las redadas ven de antemano reducido su éxito por dos eventualidades que el gobierno debe eludir por su potencialidad devenir peligrosoamente contraproducentes para sus fines y dañosas para su imagen. Los agentes federales deben abstenerse de masificar el arresto y expulsión de migrantes que pese a vivir en la clandestinidad legal, sin embargo, tienen trabajo desde hace años, nunca representaron un problema de seguridad, y pagan los impuestos. Todavía más peligro augura el vistoso espectáculo de la separación de las familias, con la desesperación de hijos e hijas menores captada en vivo en camára y difundida por las cadenas de televisión y las redes.

3. Arancelar: la palabra más hermosa de la lengua del presidente dealmaker

Tariff es la palabra más linda del diccionario inglés monolingüe, ha repetido en campaña Donald Trump. El léxico de los aranceles aduaneros, del gravamen de los bienes extranjeros, de los impuestos federales a los productos importados, reunía las virtudes y las emociones de la belleza, la bondad y la verdad para el candidato presidencial vencedor que al asumir su cargo juró que empezaba la edad de oro de America First! Esta fue una fórmula clásica del aislacionismo en los siglos XIX y XX.

La guerra futura que más apasiona al presidente se libra en la órbita del comercio exterior, donde espera ganar muchas y diferentes batallas. Por sí solo, personalmente, sin intervención del Pentágono y con la sola arma de su superior idoneidad para la negociación especulativa. Se ve como redentor nacional, porque ve en el proteccionismo promiscuo y a ultranza la vía regia y rápida para enjuagar el enorme déficit comercial con China y aun con la Unión Europea (UE).

Si también en el rubro tariffs continúa Trump cumpliendo hasta el fin sus promesas, en 2025 EEUU verá en el exterior un congelamiento general del comercio internacional y en el interior un aumento generalizado de los precios. Las nuevas tarifas, en su diseño anunciado, gravarían promiscuamente entre un 10% y un 20% todos los bienes que ingresan importados en EEUU, un 60% las importaciones de China (+ un 10% adicional porque Pekín no controla la migración clandestina de sus nacionales hacia EEUU ni condena a muerte a los narcos chinos que organizan el tráfico de fentanilo hacia EEEU) y un 25% las importaciones de México y de Canadá, los dos aliados más cercanos y los dos mercados más integrados a EEUU, sancionados por su descontrol de los flujos migratorios ilegales que desde sus fronteras entran en suelo estadounidense. 

4. Ahora es cuando, América: una economía con menos impuestos y más ganancias ¿y más ganadores?

La mayor parte de los multimillonarios en EEUU son o eran muy demócratas. A estos multimillonarios, sean de Big Tech o de la energía, no les importa mucho la baja de impuestos pero les importa muchísimo la desregulación. Y al Partido Demócrata en EEUU (no sin analogías con la UCR en la Argentina), le importa muchísimo regular: el programa de campaña de la candidata oficialista Kamala Harris derrotada por Trump consistía en añadir y extender decenas si no centenares de nuevas regulaciones a las existentes y a áreas aún sólo limitadamente reguladas. En el ambiente empresario que critica las medidas migratorias (que les encarecen la mano de obra) y los aranceles a la importación (que les encarecen la producción) hay sin embargo optimismo compensatorio sobre el efecto expansivo que imprimirán a la economía los recortes impositivos y sobre todo la desregulación masiva de las actividades productivas.

El estímulo fiscal provendría de la confirmación de las masivas reducciones impositivas dispuestas por Trump para beneficiar a la actividad empresarial privada en su primer mandato y mantenidas vigentes durante la entera presidencia de su sucesor Biden. Tienen fecha de vencimiento prevista en 2026, para cuando se espera una ulterior reducción, que bajaría la carga tributaria de las empresas desde el actual 21% hasta un 15% a partir de entonces.  

5. A desregular: la MAGA os hará libres y la Libertad os hará ricos (y a los muy ricos, mucho más

En cuanto a la deregulation, la eliminación de las obligaciones ambientales verdes hará más fácil para las empresas producir (y envenenar). Entre los decretos presidenciales del lunes 20 se cuentan los que retiraron a EEUU del Acuerdo climático de París y de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Un impulso particular beneficiará la extracción de petróleo y de gas. Incluso en el mar, offshore. Incluso en muchas áreas de ecosistemas hasta ahora protegidos, en Parques Naturales. Drill, Baby, Drill!

Una panoplia de medidas que responde a una lógica de plazos medios o cortos. El más largo pero no muy lejano término, estas políticas pueden crear problemas cada vez más graves a la sostenibilidad ambiental y al funcionamiento del sistema financiero frente a una deuda pública -ya muy superior al 100% del PBI (calculada en 150% para 2035)- cuya gestión podría volverse ingobernable.

6. America First, dólares y tasas de interés: el patio de atrás, un poco más atrás por favor

En 2025 los signos de la economía de EEUU son más robustos que los de China y la UE. La fortaleza del mercado interno en conjunción con la estrategia negociadora del programa personal de America First de Trump podría dotar a EEUU de diversas ventajas competitivas El presidente espera un alivio de las erogaciones estadounidenses resultante de la transferencia a los países europeos de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte, alianza militar defensiva occidental), a Japón y a Corea del Sur, de los costos del paraguas defensivo asegurado por el Pentágono a esas naciones aliadas. También espera un aumento de las compras, por parte de ese mismo grupo de potencias europeas y asiáticas, de más gas y de más productos manufacturados en EEUU (en un reordenamiento mundial que presupone una simultánea profundización del alejamiento de Rusia y de China).

Un escenario positivo para EEUU, negativo para la UE, y muy negativo para el Sur del mundo. El fortalecimiento del dólar, apuntalado por las altas tasas de interés mantenidas en la lucha contra la inflación por la Reserva Federal (Fed), pesa sobre las economías del resto del mundo, obligado a gastar mucho más (a pagar mucho mas caro) en sus compras de hidrocarburos y materias primas, cuyos precios están expresados en la moneda de EEUU.

7. Tecnofuturismo, criptomonedas y capitalismo digital

Aparentemente, dada la omnipresencia de Elon Musk al flanco presidencial, el liderazgo de la vanguardia tecnológica ha sido recibido con los brazos abiertos por Trump 2.0. El lunes 20 de su asunción también Mark Zuckerberg y Jeff Bezos figuraban en los primeros puestos entre la asistencia de la ceremonia protegida del mal tiempo y del frío ártico en la rotonda del Capitolio. La élite tech puede dejar en EEUU una marca duradera, resultado de la confianza y promoción oficiales, en tres frentes.

El primero de estos ámbitos ha sido creado y preparado por Trump como escenario de actuación posible para lucimiento de líderes tech empoderados: es el Departamento de la Eficiencia del Gobierno (DOGE su sigla, que en inglés alude a la raza de los perros dogos). Al propio Musk y a Vivek Ramaswamy ha sido encargada una reforma de la máquina de la administración pública que la vuelva más esbelta, menos pesada, aligerando en dos billones de dólares los gastos del Estado federal. Misión imposible, dado que el 80% de las erogaciones tienen como destino áreas intocables: jubilaciones, salud pública, defensa nacional, pago de los intereses de la deuda pública, transferencias a los 50 estados (coparticipación federal). Musk ya ha redimensionado los cartabones según los cuales evaluar la calidad de su performance: “Si de los gastos cortáramos un billón de dólares nomás, ya seríamos revolucionarios”.

Sofrenado con rienda corta durante la prudente administración Biden por temor a los abusos y a los efectos desestabilizadores, el dinero virtual parece destinado a un crecimiento paroxísitico en tiempos de Trump que se ha declarado “primer criptopresidente de la historia”. Ya existe una criptomoneda nueva, que se añade a los miles que existen, y que ha entrado al mercado con el rostro de The Donald.

Queda por sopesar qué gravitación tendrán en la organización del Estado y en el entero sistema económico del país la conquista, por adalides del capitalismo digital (empezando por el joven vicepresidente J.D.Vance) de espacios y cargos clave en el gobierno y en las agencias estatales que regulan sectores esenciales de los sistemas financiero y productivo, desde la SEC (Securities and Exchange Comission) hasta la Federal Trade Commission y la NASA.  

8. Ucrania y Rusia, la guerra y la paz

Como candidato en campaña, Trump podía resolver en 24 horas el conflicto ucraniano. Como presidente electo, ya necesitaba más tiempo. En una conferencia de prensa, el 10 de enero declaró que “Putin quiere un encuentro y los estamos organizando”. En esa misma ocasión informó que acaso hicieran falta “seis meses” para poner fin a la guerra que libran los ejércitos de Moscú y de Kiev.

El gobierno y el pueblo de Ucrania deberían estar convencidos, para llegar a una paz durable, de que este vale el precio de renunciar a la reconquista del 20% del territorio de la República fundada en 1992 ahora bajo dominio ruso como resultado de operaciones militares iniciadas en febrero de 2022 y todavía en curso. Y el presidente ruso, cada vez más leninista en su visión sobre cómo se resuelven los conflictos, debe ser convencido de los méritos de un acuerdo que establezca una especie de “empate” en vez de una victoria. Una paz que fuera un subproducto demasiado chillón de la llegada de Trump a la Casa Blanca no está libre de eventuales riesgos para la sobrevida política del inquilino del Kremlin cuyo mandato concluye en 2031.  

9. Hamas e Israel, la paz y la guerra

Trump reivindicado el crédito de la tregua que en la tercera semana de enero significó un alto el fuego en la guerra que en la Franja de Gaza libran el Estado de Israel y Hamas desde el 7 de octubre de 2023. Es un acuerdo escalonado en sucesivos pasos o estadios. La prolongación en el tiempo del cese del fuego depende del mantenimiento de los compromisos adoptados por las dos partes y de su progresivo y equitativo cumplimiento.

Si el secretario de Estado saliente Antony Blinken ni la administración demócrata del presidente Biden lograron un acuerdo como el firmado bajo la urgente presión de Tump, que quería asumir la presidencia con ese logro a sus espaldas, es porque un acuerdo de las características del firmado lucía como un logro frágil, efímero, y falaz. Todo invita a pensar que durará poco, muy poco: que no llegará a cumplir los requisitos del primer estadio. ¿Por qué? Porque hay una lógica política cuya inercia obra sobre las dos partes firmantes. El acuerdo no le conviene a ni a los líderes de Hamas ni al premier israelí Benjamin Netanyahu.

No le conviene a Hamas, porque liberados todos los rehenes, con su conducción decapitada, sin armas, sin el apoyo material de Hezbollah y de Irán heridos y con mucho problemas propios, con el territorio destruido, con el sistema de túneles inutilizado, perdería él único elemento de presión efectiva que le cuenta. No le conviene a Netanyahu, porque si el acuerdo avanza hasta su fin, ya antes perderá el apoyo de los partidos ultraderechistas y ultrarreligiosos, el gobierno caerá, y él enfrentará juicios por corrupción, que culminarán en una sentencia condenatoria y en la cárcel.  

10. Epílogo provisorio sin conclusión a la vista

Hay hoy en 2025 como ha habido desde al menos 2016 en la actividad política de Donald Trump, una brecha siempre abierta, de un diámetro jamás estable, entre el contundente carácter categórico de las declaraciones tonitruantes, las intenciones reales operantes por detrás del discurso y de las palabras, los decibeles del sonoro volumen del sostén masivo devenido soundtrack de la República, y una ejecución de resultados más bien modestos. En su primera presidencia, Trump llevó a cabo con éxito muchas menos deportaciones de migrantes que el demócrata Barack Obama, después Premio Nobel de la Paz, en su primer y tímido mandato.

La estrategia de negociación de Trump es la misma desde mucho antes de 2016. Se forjó en el inmobiliario neoyorquino de la reaganiana década de 1980, cuando una nueva ley de alquileres se desentendió de proveer sostén al derecho a la vivienda accesible y arrojó a los inquilinos a una (mala) suerte que dura y a los especuladores a su (muy buena) fortuna perdurable también. La estrategia se puede resumir en ser el primero en golpear más fuerte, gritar más alto, y ofrecer cómo tómalo-o-déjalo un conjunto de condiciones humillantes o leoninas. Para después acordar más razonablemente, pero ya desde una posición inicial de superioridad y ventaja que le permitirá ser quien oriente el diálogo y fije sus límites.

En pocas horas vertiginosas desde la jura de Trump se han visto y oído la firma del decreto presidencial que devolvió por 75 días a la red social china Tik-Tok a la vida y a la operatividad de las que había sido privada en EEUU por la Corte Suprema, y la inferencia de que los impuestos aduaneros que se cobrarían a las importaciones de China podrían verse morigerados si el proceso de la venta del 50% de la empresa a un dueño estadounidense concluye con cláusulas satisfactorias. Los aranceles a la importación de productos del extranjero, de elevados montos prohibitivos universales, anunciados tantas veces por el candidato y el presidente electo republicano han sido los más conspicuos ausentes o los protagonistas más discretos más en el primer día en la presidencia efectiva. Un aire de alivio se sintió en Bruselas: la UE había sido omitida, de momento, entre los blancos de las disposiciones o de los anuncios de decisiones sobre comercio exterior.  

Que una relativa miseria en los vulgares resultados ejecutivos acompañe también en este segundo y último mandato de Trump al esplendor verbal del discurso inflamado no es imposible. Trump 2.0 podría ser un Trump tan recargado como se dice que es, pero en las palabras antes que en las cosas. En noviembre y hoy sus votantes y simpatizantes lo juzgaron al candidato y juzgan al presidente como el poítico más idóneo para atender con buen éxito, una vez llegado al poder, una demanda básica. A todos los sectores del electorado trumpista une la esperanza común de que la actual administración impondrá un freno responsable y confiable a la suba de la cuenta que se paga al salir del supermercado, al alza de los precios de los alimentos (y en especial de los alimentos frescos), al valor creciente de alquileres e hipotecas.

Las promesas más terribles y los espectáculos más eficaces para inducir ilusiones satisfactorias contrastarán con la lentitud que los análisis le auguran al actual inquilino de la Casa Blanca para satisfacer aquella demanda, humana y elemental, que le ganó la presidencia y lo sostiene en su popularidad. Por ahora, the good vibes, como dice el Wall Street Journal, cunden. Según un sondeo de CNN y SSRS el 56% de la población de EEUU es optimista. El porcentaje optimista sobre el futuro inaugurado el 20 de enero por Donald Trump sube al 60% en una encuesta paralela de CBS y YouGov. Cuatro años venideros durante los cuales gobernará en segundo y último mandato un presidente nacido en 1946 que al jurar este lunes en el Capitolio cargaba más años de vida vividos (78) que ningún predecesor desde la asunción de George Washington en 1789.

AGB/MC

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