Milei y el FMI negocian que el nuevo préstamo llegue en cuotas hasta liberar por completo el cepo
En apenas dos meses, la directora gerenta del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, se ha convertido en una fervorosa libertaria. Atrás quedaron los reparos al impacto de la motosierra fiscal de Javier Milei o a su política cambiaria de cepo y apreciación del peso. Desde que Estados Unidos, principal socio del FMI, eligió en noviembre pasado a Donald Trump otra vez para la Casa Blanca, la economista búlgara dejó las críticas y pasó a las alabanzas al aliado argentino del nuevo presidente norteamericano.
En su viaje a Washington para la asunción de Trump, Milei aprovechó para ver con Georgieva, que anunció que se acelerará la negociación por un nuevo acuerdo, que implicará más deuda para la Argentina, y para ello enviará pronto una misión a Buenos Aires. La discusión que persiste al nivel técnico anida en la liberación del cepo y por eso se evalúa que el crédito llegue en cuotas y no de una vez para financiar una salida gradual del control cambiario. Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, temen que levantar el cepo de inmediato implique un salto inflacionario del que buscan escapar hasta las elecciones legislativas de octubre próximo.
“Excelente reunión con el presidente Milei en medio de la notable transformación de Argentina, donde el déficit ha desaparecido, la inflación ha disminuido y el crecimiento se recupera con buenas perspectivas para el futuro”, destacó Georgieva tras la reunión del domingo, previa al acto de Trump este lunes. “Estamos trabajando en un nuevo programa para apoyar una economía vibrante para la prosperidad del pueblo argentino”, agregó la jefa del FMI.
Las negociaciones ya estaban avanzadas antes del encuentro, pero ahora se encuentran más cerca del pacto. Sin embargo, faltan definir los tiempos y las formas, reconoce un asesor económico de Milei.
La Argentina pretende más de US$10.000 millones para liberar el cepo, pero el FMI no está dispuesto a entregarlos si no se concreta esa apertura de una vez. Por tanto, una solución intermedia consistiría en desembolsos graduales en la medida en que también se levanta el control cambiario de forma paulatina.
De esta manera, el Gobierno mantendría su política de prudencia a la hora de quitar restricciones cambiarias, de modo de evitar saltos inflacionarios que arruinen su sendero a la baja.
Al mismo tiempo, la llegada del crédito extendería el romance del mercado con la Argentina. Este amorío se puso en duda la semana pasada por la decisión de Caputo de reducir la suba del dólar oficial del 2% al 1% mensual y mantener alta la tasa de interés, en más del 20% anual en dólares, lo que luce a todas luces inconsistente. Por eso, la semana pasada la Bolsa porteña cayó más del 10%, pero este lunes, tras el diálogo Georgieva-Milei, repuntó 1%.
A su vez, para el FMI un préstamo gradual resolvería sus dudas. Por un lado, Trump quiere dar un apoyo político a su aliado Milei, por encima de las objeciones técnicas, tal como ya hizo en 2018 para respaldar al gobierno de Mauricio Macri con el mayor crédito que dio el FMI a cualquier país en su historia. Por el otro, en el staff del organismo y en su directorio, donde no sólo pesa Estados Unidos sino también China, Japón, Alemania, Francia y Reino Unido, consideran que deben ser prudentes a la hora de prestar más a un país que ya acumula el 45% de la deuda total entregada por el Fondo.
Además, tienen la convicción de que no deben financiarse tipos de cambio fijos ni semifijos como el actual argentino sino sólo los flexibles. Por eso, exigen la liberación del cepo, aunque tampoco piden una devaluación. Para evitar turbulencias, una salida a poco puede ser posible. Sobre todo porque también están dispuestos a apoyar a un Milei que ha ajustado más de lo que le reclamaban y cumplió con esa tarea, en contraste con el exministro de Economía Sergio Massa, que dejó en Washington una mala imagen por sus incumplimientos seriales de los compromisos.
Fuentes al tanto de la negociación no descartan que el préstamo se concrete “a más tardar en marzo”. Es decir, a paso acelerado. Por eso, Georgieva manda esta misma semana una misión a la Argentina. Agregan que el FMI no financiará un tipo de cambio casi fijo, pero tampoco le pondrá tantos reparos a un Milei que ajustó como nadie en la Argentina y corrigió los desaguisados de Massa. Al organismo le interesa recuperar el megapréstamo que ya entregó en 2018 y el nuevo que le pide ahora Milei y para eso insistirá en que es necesaria la acumulación de reservas, aunque Caputo la subestime. De ahí que tal vez la solución intermedia entre la depreciación del peso del 1% mensual que aplica el Gobierno y la liberación del cepo que anhela el staff del Fondo radique en un esquema de bandas de flotación del tipo de cambio, con más máximos y mínimos por los que correría el dólar, camino de transición entre el estadio actual y el pretendido por el organismo. Ojo, Milei y Caputo también proclaman que quieren sacar el cepo, pero primero quieren ganar unas elecciones que les aseguren mayor poder político y legislativo para aplicar el giro económico radical que iniciaron en 2023.
AR/JJD
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