Pez Banana es un club del libro que funciona así: por una suscripción mensual, recibís en tu casa un libro. La selección la hacen Florencia Ure y Santiago Llach.
Los libros son siempre de ficción y la cuota es equivalente al precio promedio de cualquier título que puedas encontrar en las librerías.
También son nuevos, nunca te va a tocar uno que ya tengas.
En sus redes entrevistan a autores, editores, traductores o charlan entre ellos sobre literatura.
Para llegar al elegido del mes, leen (casi) todo lo que se publicará, así que aprovechan y escriben un newsletter con recomendaciones. El newsletter es buen espacio para hablar de libros favoritos que pelearon la final, de otros más de nicho que no imaginaron como “libro del mes” pero que por igual les gusta, presentar editoriales no tan conocidas, rescatar algún clásico que se haya publicado con nueva traducción. En fin, contar un poco el panorama editorial según sus miradas.
Uno de los libros elegidos por Pez Banana se pregunta si gracias a Internet el sexo cambió y usa la expresión que impuso en la campaña política la candidata Victoria Tolosa Paz. Un seleccionado de títulos sobre “el anacrónico garchar de antes”, otras (o nuevas) formas de amar, la pandemia y Rosario.
1
Santiago: Tengo que confesarte algo.
Flor: ¿De sexo?
Santiago: No, de literatura, aunque el sexo viene al caso. Mi confesión es que ya no leo los libros de los amigos. Ni siquiera leí Como sapiens, el libro de mi querido hermano Lucas, que se fue al corazón del África para escribirlo y lo publicó el año pasado. ¡Son demasiados y se me acumulan en la pila!
Flor: Tenés que organizarte, Santi. Yo leo todo ¡Dejá las redes!
Santiago: Bueno, la cuestión es que cuando recibí el libro de Ottonello me dije “otro libro a la pila de los no leídos”. Pero una noche de insomnio lo agarré y no lo pude soltar. Ottonello es un polígrafo, un día me mandó un video con las impresiones de las quince novelas que había escrito durante los tres años en que vivió en Chicago. Una de ellas era esta, una novela sobre un argentino y una argentina que viven en esa ciudad y se conocen a través de una aplicación de citas. Es una novela sobre sexo, sobre Tinder, pero también sobre el lenguaje. Me hace acordar a un libro que fue furor cinco eras geológicas atrás, Vox de Nicholson Baker, que dicho sea de paso es uno de mis autores favoritos, poco leído acá. El libro de Baker era sobre un hombre y una mujer que hablaban horas a través de una hotline, en un teléfono de línea. Más que sobre sexo, la novela de Ottonello es sobre hablar de sexo. Me remite también al cuento De qué hablamos cuando hablamos de amor de Carver, a Linda boquita y verdes mis ojos de Salinger y finalmente a El banquete de Platón. ¿Nos gusta el sexo o hablar sobre sexo?
Flor: Qué pregunta, doctor.
Santiago: Ottonello tiene una energía desbordante que convierte en obsesión con el lenguaje. El libro tiene un epígrafe clave de David Foster Wallace, que usa la expresión “quote unquote”, o sea “poner comillas sacar comillas”. El tema de las comillas es uno de mis temas favoritos.
Flor: Cuando las hacés con los dedos cuando hablás, me enfurece. Explayá tema comillas.
Santiago: Porque todo es una cita, no hay originalidad. El lenguaje por definición es convencional, y el escritor tiene que huir de lo convencional: un drama insoluble. Siempre usamos palabras de otros. Como dice Borges en El inmortal, “Palabras, palabras desplazadas y mutiladas, palabras de otros fue la pobre limosna que le dejaron las horas y los siglos”. Técnicamente no habría que usar comillas nunca.
Flor: Creo que me perdí.
Santiago: No importa. Es como si Ottonello volcara la libido en ese estilo que te atrapa. Y se pregunta si gracias a Internet el sexo cambió. En un momento usa una expresión que me hizo gracia porque repite la misma palabra que puso de moda la candidata Victoria Tolosa Paz: “el anacrónico garchar de antes”.
Flor: Podemos ponerla de título de este newsletter.
Flor: Bikinga Bonsai, la novela anterior de Ojeda, fue el primer libro que leí en lenguaje inclusivo (¿habrá sido el primero que se escribió?) y Seda es el primero con el que me topo que mete a la pandemia como escenario.
Igual lo que me encandila de su literatura es cómo lo que cuenta La protagonista muta, denuncia, se revela, se somete y lo mismo pasa con el lenguaje. Lo hace de goma. Ojeda construye un nuevo hablar de manera milimétrica y minuciosa sin por eso perder frescura y humor. Es un trabajo chino pero para nada solemne. Es escuchar una música nueva, totalmente desconocida y, sin embargo y sin pensarlo, te encontras bailoteando ese ritmo.
Santiago: Tiene mucho publicado, hay que ir por todo.
Santiago: Este es un libro al que le cabe apropiadamente el calificativo menor, en el mejor de los sentidos. Es una especie de diario de viaje en el que la narradora va recorriendo distintos faros. Es un libro de apuntes, lleno de una como poesía quieta. Tiene algo de relato de viaje, algo de relato de una obsesión y algo de observación literaria. Como dice Margarita García Robayo en la contratapa, el libro se te convierte en “una colección de frases subrayadas”. Es un libro corto y encantador, en el que te querés quedar un rato más. No había leído nada de esta escritora mexicana nacida en 1968. Va un poco en la línea de Rebecca Solnit, una crónica personal con un buen mix de subjetividad y distancia. Es un libro que te hace mirar el mundo desde un costadito, y eso te calma.
Flor: Tampoco la leí porque acaba de salir en Alto Pogo, otra editorial independiente llena de títulos lindos. Lo leeré.
Flor: Kaidú es una novela sobre una mujer que descubre una nueva forma de amor. Ama a un perro que ni siquiera es suyo. El perro, Kaidú, le cambia la forma de mirar el mundo, al hombre del que se enamora y a sí misma. Es como si Kaidú le regalara unos ojos nuevos y un nuevo corazón. Este amor es para la protagonista una revelación, en un momento de la vida en que no se esperaba que tal cosa fuera posible. Kaidu no es un perro, es un par, un prójimo, pero a la vez es él mismo, un ser único que le ofrece una experiencia amorosa intensa. Y como todo es descubrimiento, la autora usa (quizás más que otras novelas suyas) ese tono susurrante de secreto que a mí me encanta de su literatura.
Santiago: ¿Vos te casarías o te comprarías un perro?
Flor: Obvio que un perro. Para el matrimonio ya di todo con los dos que tuve.
Flor: El personaje es una jefa de policía que me cayó un cien: putea a todo el mundo, es valiente, irónica. El escenario es Rosario, esa ciudad que parece importada de Colombia donde ocurren cosas infernales. Aunque amo ir cada vez que puedo.
Tuve un viaje corto y lo leí de un tirón.
Santiago: ¿A dónde fuiste que no me enteré?
Flor: ¡Controlador! A San Juan por dos días. Ojo: para nuestros socios en San Juan, no se pierdan la muestra de Víctor Grippo en la Casa Natal de Sarmiento y las fotos de On Kawara en el Franklin Rawson.
Flor: Una novela rarísima.
Santi: ¿Eso es malo?
Flor: Para nada. Es buenísima, amo los libros que me descolocan. La protagonista se llama Ada y piensa en 1° persona del plural. Su cabeza es colectiva y los espíritus que la habitan hablan a coro o se pelean a muerte. Es muy perturbador meterse con un personaje cuyo pensamiento es tan fragmentado y lleno de voces. Por otro lado escribe los desarreglos mentales o la locura, bah, de manera poética lo que los vuelve más aterradores.
Cuando la empecé, pensé que me enfrentaba a una nueva Chimamanda Adichie, pero no. Akwaeke Emezi no encara la inmigración ni se mete con su sociología, el mundo exterior es demasiado brumoso e inaccesible; con ella misma tiene suficiente.
Santi: Me gusta cuando en este mundo tan opinado alguien se resiste a opinar sobre el mundo.
Esto fue todo por hoy. ¡Nos vemos en octubre, amigos!
FU/SL
Sobre este blog
Pez Banana es un club del libro que funciona así: por una suscripción mensual, recibís en tu casa un libro. La selección la hacen Florencia Ure y Santiago Llach.
Los libros son siempre de ficción y la cuota es equivalente al precio promedio de cualquier título que puedas encontrar en las librerías.
También son nuevos, nunca te va a tocar uno que ya tengas.
En sus redes entrevistan a autores, editores, traductores o charlan entre ellos sobre literatura.
Para llegar al elegido del mes, leen (casi) todo lo que se publicará, así que aprovechan y escriben un newsletter con recomendaciones. El newsletter es buen espacio para hablar de libros favoritos que pelearon la final, de otros más de nicho que no imaginaron como “libro del mes” pero que por igual les gusta, presentar editoriales no tan conocidas, rescatar algún clásico que se haya publicado con nueva traducción. En fin, contar un poco el panorama editorial según sus miradas.
1