El bajón del poder de compra del salario empobrece los negocios en la Argentina
La discusión de este martes sobre el salario mínimo volverá a poner en el eje del debate público lo deteriorado que están los sueldos desde 2015 a esta parte. Es que no sólo aumentó la pobreza del 27% al 42% sino que también se empobreció del poder de compra de todos los asalariados, en casi un cuarto lo que tenía hace seis años, y eso repercutió en un achicamiento de los negocios de quienes venden productos y servicios en el país.
Un estudio del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) demuestra cómo cayó el poder adquisitivo de un salario medio medidos en kilos de diversos alimentos entre 2015 y 2021. Por ejemplo, ese sueldo pasó de comprar 538 kilos de pan francés a a 459; 1.686 kilos de harina de trigo a 1.588; de 896 a 874 de arroz; de 177 a 131 de asado; de 565 a 436 de pollo; de 1.298 a 1.163 de leche; de 767 a 564 de manteca; de 683 a 348 de aceite de girasol; de 1.250 a 1.150 de azúcar; de 620 a 594 de gaseosas cola; de 568 a 492 de café; de 284 a 234 de yerba mate; de 545 a 541 de jabón en polvo; de 1.233 a 1.019 de detergente o de 345 a 274 de champú. En el informe del CEPA sólo se mantuvo el poder de compra de un corte de pelo (con un salario medio se pueden pagar 124, para desgracia de los peluqueros) y mejoró el de fideos (de 1.131 kilos a 1.285). El Centro de Estudios Económicos Scalabrini Ortiz (CESO) observa que el poder de compra de alimentos del salario formal medio y del mínimo se redujo un cuarto desde 2016.
La capacidad adquisitiva del salario comenzó a caer en 2016 en el inicio del gobierno de Mauricio Macri, se recuperó fugazmente en 2017, desbarrancó en 2018 y 2019, siguió cayendo en 2020, en el primer año de Alberto Fernández, pandemia mediante, y la inflación amenaza con profundizar el descenso en 2021. Pero no sólo sufre el trabajador sino también quienes hacen negocios en el país.
Pero no sólo sufre el trabajador sino también quienes hacen negocios en el país.
El consultor Guillermo Oliveto analiza que la caída del salario y del mercado comenzó desde 2011, hace una década: “El PBI per cápita cayó 13%, la inflación fue del 1.400%, el consumo masivo, es decir, alimentos, bebidas y productos de higiene, bajó 10%; las primeras marcas cayeron en ese mercado un 25%, creció el desempleo en 3 puntos porcentuales, creció la pobreza”. “Hoy muchas empresas están en venta, pero no hay compradores. La Argentina salió del mapa de las multinacionales porque se volvió un mercado chico, degradado, low cost: crecen los mayoristas, los outlets, las hamburgueserías y las pizzerías. En ropa, hoy la marca aspiracional es Zara y otras como Ver o Complot se vuelven atractivas. A Manaos y Marolio les va bien. En lácteos, Tregar y Milkaut desafían a Danone y La Serenísima. El peluquero va a tu casa. Se venden autos chicos y motos de menos de 125 centímetros cúbicos. La gente habla de primeras marcas desconocidas, sin marketing ni publicidad. Hubo una pérdida de poder de compra en dólares cuando todo tiene dólar adentro, desde la comida hasta las zapatillas, el auto y el celular, aunque este es el único rubro donde se va a alta gama porque es un símbolo de pertenencia social”, analiza Oliveto.
Luis Galli, CEO de la fabricante de electrodomésticos Newsan, también advierte el empobrecimiento de su mercado. Desde 2015 hasta 2020 se redujeron las cantidades vendidas a menos de la mitad. En celulares, de 14 millones a menos de 7 millones. En televisores, de 4 millones a 2 millones. En equipos de aire acondicionado, de 1,5 millones a 850.000.
También disminuyó la calidad de productos que se venden. Galli recuerda que a principios de 2018 se apostaba a que se dejaran de vender televisores de 32 pulgadas y se comercializaran los de 40 o 50, pero en 2021 el 38% de los facturados son de 32. Lo mismo señala en el mercado de celular: “Puede que la gente apunte a marcas que le dan status como Samsung y Motorola, pero el 80% de los que compra son de gamas baja y media”. “En seis años, pasamos de vender más batidoras planetarias a vender más batidoras de mano. Un fenómeno similar se da con los modelos más avanzados de microondas, heladeras y aire acondicionado. El salario no ha podido seguir la evolución del dólar, que tiene gran incidencia en nuestros productos. La Argentina deja de ser atractivo para algunos proveedores nuestros porque es un negocio que va perdiendo escala”, agrega el CEO de Newsan, que ante este panorama reaccionó expandiéndose a otros negocios, como las bicicletas y los monopatines, las herramientas y las máquinas de jardín, los colchones, los termotanques, las cocinas eléctricas o los freezer horizontales, negocios nuevos o de los que otros competidores se salieron.
AR
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