La canasta alimentaria se acopló con la inflación en febrero y una familia necesitó $58.000 para no ser pobre
La canasta básica alimentaria, integrada por los productos mínimos que necesita una familia para comer y no caer bajo la línea de indigencia, aumentó 3,6% en febrero, mismo nivel que la inflación general calculada para ese período. La variación de la canasta básica total, que introduce otros bienes y servicios y traza la línea de la pobreza, fue de 2,7%, casi un punto por debajo de Índice de Precios al Consumidor (IPC).
Estos datos, informados este martes por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), revierten la tendencia de los últimos seis meses, en los que la categoría de alimentos y bebidas no alcohólicas mostraba una aceleración superior al promedio general, empujando el precio de las canastas por encima del nivel general e impactando de lleno en los sectores de menores ingresos.
De acuerdo con el informe oficial, la canasta básica alimentaria de una familia tipo, integrada por dos adultos y dos menores, tuvo un valor de $24.575 en febrero. Es decir, fue $853 más cara que el mes anterior y $7.790 que en febrero de 2020.
En cuanto a la canasta básica total, se ubicó en $57.997 para una familia tipo; $1.539 más cara que en enero y $17.208 más cara que un año atrás. Este valor significa que dos salarios mínimos, de $20.587,5, no son suficientes para sostener un hogar por fuera de la pobreza. Incluso con la actualización del salario mínimo prevista para marzo, que lo llevará a $21.600, no alcanzarían dos ingresos para cubrir los consumos elementales de un hogar. La remuneración promedio de los trabajadores estables tampoco está muy lejos del costo de la canasta básica: según datos oficiales, en enero fue de $68.100,73 brutos.
Las variaciones interanuales de la canasta básica alimentaria y de la canasta básica total resultaron del 46,4% y 42,2% respectivamente. Esto quiere decir que, en la comparación con un año atrás, el aumento de los bienes y servicios básicos está por encima de la inflación general, que fue de 40,7% para el mismo período.
Los datos de canasta muestran continuidad con lo registrado en el Índice de Precios al Consumidor (IPC), que fue publicado la semana pasada por el organismo estadístico. Si bien la categoría alimentos y bebidas no alcohólicas trepó 3,8%, por encima del nivel general, se vio una fuerte desaceleración de este rubro, que exhibe desde fines de 2020 una dinámica alcista muy marcada.
La baja más notable dentro del rubro estuvo en el precio de la carne, dado que en febrero entró en vigencia un acuerdo de la cartera de Comercio Interior con frigoríficos para ofrecer 10 cortes a precios económicos en cadenas de supermercados.
Desde agosto del año pasado el rubro de alimentos y bebidas no alcohólicas venía marcando aumentos por encima del promedio de la inflación (con la excepción de noviembre 2020), acumulando una brecha significativa: 30,2% contra 26,7%. En términos interanuales ese capítulo creció 43,9%, ubicándose por encima del nivel general desde octubre de 2018.
Según un informe de Ecolatina, hay varios factores que explican ese comportamiento. Entre ellos se destaca la mayor depreciación de la cotización oficial (por encima del 3% mensual en los últimos meses), las subas de los precios internacionales y la elevada dinámica de frutas, verduras y carnes. Como uno de los frenos a esta suba de alimentos aparecen los programas de precios regulados Precios Máximos y Precios Cuidados, que admitieron ajustes muy por debajo de la inflación a lo largo de 2020.
El 31 de marzo vencen ambos programas y la Secretaría de Comercio se encuentra en plena negociación con las empresas de consumo masivo. Las compañías piden la extinción del programa de emergencia Precios Máximos, que se impuso en marzo de 2019 y obligó a retraer precios de alimentos, bebidas, artículos de limpieza y higiene personal. La intención del Gobierno es “desenlistar” productos de Precios Máximos (priorizando los de consumo menor representativo) y, al mismo tiempo, engrosar Precios Cuidados.
“En la misma negociación en que desenlistás, discutís qué aumento le van a aplicar al salir del programa y le preguntás al empresario qué aporta a Precios Cuidados. La idea es que a medida que se reduzca Precios Máximos se amplíe la canasta de Precios Cuidados”, explicaron fuentes del Ministerio de Desarrollo Productivo, que conduce Matías Kulfas. Este plan de convergencia culminaría con la extinción del programa de emergencia y la ampliación de la canasta de Precios Cuidados a alrededor de 2.000 productos.
DT
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