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Cine

Demi Moore, el regreso de la actriz “pochoclera” condenada por Hollywood que ahora apunta al Oscar

Demi Moore con su Globo de Oro por 'La sustancia'

Javier Zurro

9 de enero de 2025 06:58 h

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“Llevo haciendo esto 45 años y es la primera vez que gano un premio. Lo soñé durante mucho tiempo...”. El discurso de Demi Moore al recibir su primer Globo de Oro en más de cuatro décadas de carrera todavía retumba en los despachos de Hollywood. La actriz, que vivió un regreso pletórico gracias al fenómeno de La sustancia, aprovechaba su momento para colocar, de forma educada, los puntos sobre las íes. 

Se acordó en su discurso de uno de esos mandamases de Hollywood ―sin dar el nombre― que le dijo cuando comenzaba que se olvidara del prestigio, que ella no era ese tipo de actriz. “Hace treinta años, un productor me dijo que era una actriz de películas pochocleras. En aquel momento lo interpreté como que esto no era algo que tuviera derecho a ganar. Me dijeron que hacía películas que ganaban mucho dinero y eran populares, pero que jamás serían reconocidas. Me lo creí y lo interioricé”, añadió.

Aquello le hizo mella. Sintió que no tenía espacio más allá de esa parte tan concreta de la industria, la de los blockbusters y éxitos de consumo rápido. La parte que, además, expulsa a las actrices en cuanto envejecen y dejan de ser rentables para ellos. “Hace un par de años sentí que ya estaba todo dicho, que ya había logrado lo que se suponía que debía lograr. Y entonces, de repente, apareció en mi escritorio este guion absolutamente descabellado llamado La sustancia. Fue como si el universo me dijera: 'No, aún no terminaste. Todavía tenés algo que dar’”, confesó en sus declaraciones.

Si uno observa la carrera de Demi Moore le parece extraño que en todo este tiempo nunca haya sido reconocida por los premios. No lo fue por Algunos hombres buenos (1992), y cuando intentó aprovechar para acometer proyectos que parecían de prestigio, estos recibieron las críticas más crueles, como ocurrió con La letra escarlata (1995) y La jurado (1996). Moore acumula siete nominaciones a los premios Razzie a la peor actriz en su carrera de los que se llevó tres. Había, por tanto, algo en su discurso que sonaba a ajuste de cuentas, pero también una reivindicación que encaja perfectamente con el papel que le dio este reconocimiento. 

La sustancia se convirtió en muy poco tiempo en una de esas películas que pasan al imaginario popular. La prueba más palpable se vio el pasado Halloween, cuando muchísimas personas se disfrazaron tanto del personaje de Demi Moore, Elisabeth Sparkle, como del monstruo final, ElisaSue. Tanto que consiguió pasar la barrera del género hasta llegar a los premios. El filme dirigido por Coralie Fargeat es un body horror en toda regla. Un filme que se sumerge incluso en el gore sangriento, en el que chapotea gustosa en un clímax final que sabe a catarsis feminista.

Es precisamente eso lo que caló de la película, lo que subyace detrás y se hace explícito finalmente. Su mensaje contra la presión que ejerce el mundo en general, y Hollywood en particular, sobre las mujeres para ser eternamente jóvenes y bellas, ya que si no serán expulsadas del sistema. “Esta exploración me resultó liberadora”, afirmó Moore en la conferencia de prensa del pasado Festival de Cannes, donde La sustancia se convirtió rápidamente en la película de la que todo el mundo hablaba y la presa más preciada por los distribuidores. 

Ella es un símbolo que ha sido valorada por su belleza y por su apariencia, que tuvo que pasar por muchas cosas. Muchas de ellas son las mismas por las que pasa el personaje. Era perfecta para el papel

Coralie Fargeat Cineasta

“Fue una experiencia muy cruda que requirió una gran vulnerabilidad y la voluntad de exponerme emocional y físicamente, lo que definitivamente me sacó de mi zona de confort”, dijo de este papel. En aquel momento no quiso entrar, tampoco lo hizo después, a atacar frontalmente. Por ello rechazó haberse sentido “cancelada” por la industria. Subrayó, eso sí, que la película “trataba de la perspectiva masculina de la mujer idealizada que hemos aceptado”. “En la película, esta versión más nueva, más joven y mejor tiene una oportunidad y sigue repitiendo el mismo patrón, sigue buscando esta validación externa y al final se enfrenta a la lucha contra sí misma”, afirmó. 

También entró a esa polémica vacía que algunos hombres pusieron en la mesa, acusando al feminismo actual de estar en contra de los hombres. “No somos antihombres, somos antitarados”, zanjó.

El ícono perfecto

Si a alguien tiene que agradecerle Demi Moore este comeback, como lo llaman en EEUU, es a la cineasta francesa Coralie Fargeat, que tuvo claro que Demi Moore era ideal para el personaje que había escrito. “El ícono perfecto”, como lo define la directora, que con su segunda película logró que el terror hasta se cuele en los premios. Fargeat explica que ella trabaja “con símbolos” debido a los pocos diálogos que hay en sus películas, siempre apoyadas en el aspecto visual. Por ello pensó en “el mejor símbolo para representar la historia que quería contar”.

Rápidamente, pensó que “nadie tuvo que lidiar más con la mirada externa que una actriz”. Ahí decidió que una actriz de Hollywood sería a la vez el personaje y también su intérprete. “Son el símbolo más alto de la industria, es nuestro sueño colectivo inconsciente”, dice Fargeat, que añade sobre Demi Moore: “Ella es un símbolo que fue valorada por su belleza y por su apariencia, que tuvo que pasar por muchas cosas, también en su vida personal, y muchas de ellas son las mismas por las que pasa el personaje. Era perfecta para este papel”.

Probablemente hace décadas Demi Moore no hubiera aceptado este papel. A eso se refería en su discurso, a ese momento vital actual en el que pensaba que no podía ofrecer nada nuevo hasta que llegó el guion de Fargeat. La cineasta confirma esa teoría. “Creo que llegó en un momento de su vida en el que estaba lista para correr riesgos. Ya había tomado muchos en otras películas, pero creo que este guion resonó en ella y conectó con el tema”, opina.

Eso sí, sabía que esta no sería una película más. Hubo muchas reuniones. Muchas conversaciones para que Demi Moore entendiera que La sustancia iba por todas, que no era una versión blandita y hollywoodense: “Pasamos mucho tiempo discutiéndolo juntas, porque quería explicarle bien cómo de extrema iba a ser mi película. Lo difícil que iba a ser rodarla. Que había muchas prótesis, que había muchos desnudos… fue un rodaje largo en Francia, con un presupuesto limitado… quería que fuera consciente de ello para que estuviera segura de que quería asumir este riesgo. Después de estas largas discusiones supe que estaba lista. Es una película con una visión muy fuerte. O la hacés o no, pero si la hacés había que involucrarse, y eso fue lo que pasó. Estoy muy orgullosa del trabajo que hicimos juntas”.

Pocos pensaban que una película con monstruo final y litros de sangre falsa podría suponer la resurrección profesional de Demi Moore, pero la Academia abrazó en los últimos años cambios sustanciales en su masa de votantes que provocaron que una película como La sustancia pueda llegar hasta los Oscar, y que una actriz con siete nominaciones a los Razzie pueda ganar el suyo y darle a Hollywood en la cara con él.

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