Ascenso y caída de Ecclestone: de presidente de la Fórmula 1 a una condena por fraude fiscal
Durante décadas, Bernie Ecclestone dirigió la Fórmula 1 casi en solitario. Tampoco es que tuviera muchas opciones. En el barrio londinense de Kensington donde la empresa tenía su sede solo trabajaban unas pocas personas. La cúspide del automovilismo deportivo funcionaba a base de negociaciones cara a cara y apretones de manos.
Aparentemente, ese enfoque del apretón de manos terminó por ser la perdición de Ecclestone, que este jueves se declaró culpable de fraude fiscal en los juzgados de Southwark (Londres). En julio de 2015, Ecclestone mintió a los funcionarios del HM Revenue and Customs (la autoridad fiscal británica, HMRC por sus siglas en inglés) con los que había concertado una reunión para tratar de poner fin a una investigación sobre sus finanzas. En lugar de solucionar sus problemas, lo que entonces dijo a los funcionarios le valió una condena de 17 meses de prisión, en suspenso a cambio de dos años de libertad condicional.
Ecclestone también tendrá que pagar 652,6 millones de libras al HMRC (unos 755,3 millones de euros), además de 74.000 libras en concepto de costas procesales (unos 85.500 euros), tras admitir que omitió la declaración ante la autoridad fiscal británica de activos por un total de 400 millones de libras (unos 463 millones de euros).
“Me declaro culpable”, dijo ante el juez Ecclestone, vestido con un traje gris de tres piezas y a pocos días de celebrar, a finales de este mes, su 93 cumpleaños.
Estamos ante la caída en desgracia del hombre que desde finales de los setenta y hasta enero de 2017 dominó el mundo de las carreras y consiguió contratos preferenciales por el trato de favor que le otorgaban líderes mundiales como el británico Tony Blair o el ruso Vladímir Putin. Una posición que le convirtió en una de las personas más destacadas del automovilismo mundial. En esos años, Ecclestone transformó la Fórmula 1 en un cotizado activo para los medios de todo el mundo a la vez que mantenía un férreo control sobre los aspectos comerciales y deportivos del negocio.
El ascenso de Ecclestone comenzó en la década de los '70 cuando era propietario de la escudería Brabham y se dio cuenta de que el espíritu amateur del deporte estaba frenando sus posibilidades comerciales. Fue entonces cuando reunió a las escuderías rivales para convencerlas de agruparse para vender los derechos de retransmisión del deporte. Por primera vez, empezó a entrar mucho dinero de la televisión.
Treinta años más tarde, en 2005, cedió gradualmente el control financiero del negocio con la venta de una participación a la empresa estadounidense de capital riesgo CVC. El dinero seguía entrando a raudales y CVC dejaba a su aire a Ecclestone, que parecía disfrutar de los negocios tanto como del deporte. Hasta que en 2017 Liberty Media compró a CVC el negocio de la Fórmula 1 y Ecclestone, y su modo personal de hacer negocios no parecía encajar con las ideas modernas de la gestión de empresas, fue destituido poco después.
Liberty se propuso desde entonces recuperar al público más joven, una estrategia que Ecclestone desechó en 2014 porque los jóvenes “no pueden permitirse” un Rolex. El enfoque de Liberty es claramente otro. En la creencia de que una mayor exposición traería a más espectadores se volcó a las redes sociales y se plasmó en Drive to Survive, un exitoso documental de Netflix que sirvió para lograr un aumento gigantesco en la popularidad de la Fórmula 1 dentro de Estados Unidos, una hazaña que Ecclestone nunca consiguió.
No es la primera vez que Ecclestone tiene problemas legales. Sin admitir su culpabilidad, en 2014 aceptó pagar 60 millones de libras en Alemania (unos 69,5 millones de euros) para poner fin a un juicio por soborno. En 2022 tuvo que pagar una fianza después de que la policía brasileña lo detuvo por tratar de subir a un avión privado con una pistola. En Valencia, sus relaciones con el entonces presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps, fueron motivo de investigación por parte de las autoridades españolas. Camps prometió que la celebración de carreras de F1 en esa comunidad serían “a coste cero”, pero la Administración valenciana pagó 308 millones de euros. La causa fue finalmente archivada.
Errores y mentiras
Según la Fiscalía de la Corona Británica, la investigación del HMRC fue abierta en 2012. El HMRC había dado a Ecclestone la oportunidad de enmendar cualquier error que hubiera en su declaración de impuestos, y pagar lo adeudado más una multa, sin necesidad de incurrir en un proceso penal. Pero en esa reunión de julio de 2015 con funcionarios de la autoridad fiscal Ecclestone cometió un delito al decir que no era fideicomitente ni beneficiario de ningún fideicomiso en otra jurisdicción.
“La información que las autoridades en Singapur proporcionaron al HMRC demostró que Ecclestone había mentido”, dijo la Fiscalía de la Corona. En un primer momento, en agosto Ecclestone se declaró inocente. Terminó por rendirse después de “largas negociaciones”.
Si bien Ecclestone asistió a alguna que otra carrera de Fórmula 1 tras ser destituido, su notoriedad pública disminuyó, más allá de sus cada vez más extrañas declaraciones con críticas a la Fórmula 1 y afirmaciones como la del año pasado, cuando dijo que “recibiría una bala” en defensa de Putin después de que el presidente ruso ordenó la invasión a gran escala contra Ucrania.
En las audiencias del juicio, los abogados argumentaron que la edad de Ecclestone le estaba pasando factura y podía no sobrevivir al impacto de la encarcelación. Señalando la “indudable gravedad de su delito”, el juez Bryan dijo que había tenido en cuenta el bajo riesgo de reincidencia y factores como la edad de Ecclestone, su estado de salud y el posible impacto que una pena de prisión podría tener en su hijo pequeño.
Este jueves, Ecclestone tuvo que enfrentarse de nuevo a los medios de comunicación que lo esperaban a la salida del tribunal, cuando entraba en la parte de atrás de un Range Rover blanco. El tono de voz con que respondió al pedido de un comentario sobre su sentencia fue demasiado bajo como para que nadie lo escuchara.
Lo cierto es que incluso con su reputación manchada, el padre de la Fórmula 1 sigue en libertad. Tras la audiencia, un periodista del periódico The Sunday Times lo vio en un puesto del mercado londinense de Borough. Estaba comprando donuts.
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