El independentismo moderado gana las elecciones en Groenlandia y los votantes le dicen no a Trump

Groenlandia afrontará un futuro incierto, marcado por las ambiciones de Donald Trump para hacerse con el control de la isla ártica, con un cambio de rumbo en su gobierno. Bajo la presión de verse convertidos en un peón en el tablero de la geopolítica mundial, los groenlandeses acudieron a votar con un 70% de participación en unas elecciones que han tenido el debate sobre la independencia como gran tema de la campaña electoral.
De las seis formaciones que se presentaban en los comicios, cinco de ellas defendían que la isla ártica debe independizarse de Dinamarca, aunque entre ellos difieren sobre cuándo debería suceder. El ganador de las elecciones, el partido liberal Demokraatit (29,9% de los votos) ha defendido que hace falta “un rumbo tranquilo” hacia la plena soberanía y construir antes “una base sólida” que garantice una economía funcional sin perder bienestar para los groenlandeses. A la vez, el líder de la formación, Jens-Frederik Nielsen, un político joven de 33 años excampeón de bádminton, es de los que se ha mostrado más tajantes delante de las injerencias de Donald Trump. “Representan una amenaza para nuestra independencia política”, dijo en campaña.
La victoria de esta formación, muy orientada a desarrollar la economía y los negocios en la isla, ha sorprendido a todos, también por el hecho de que en Groenlandia tradicionalmente existen muy pocas encuestas electorales antes de los comicios. El partido ha pasado de tener unos discretos dos diputados sobre 31 en la anterior legislatura en el parlamento, a ser por primera vez en la historia la fuerza más votada.
Los liberales defienden una bajada de impuestos generalizada, más ayudas para desarrollar las empresas y aumentar las prestaciones sociales a los más necesitados: “No vamos a construir la casa boca abajo empezando por la chimenea” prometió Nielsen, en referencia a la hoja de ruta para un futuro referéndum de independencia. Ahora, el líder liberal será el encargado de afrontar las presiones imperialistas de Donald Trump a la vez que seguramente querrá negociar con el gobierno de Dinamarca para obtener más áreas de autogobierno.
La segunda fuerza que ha obtenido unos mejores resultados es el partido populista Naleraq (24,4% de los votos) que, en contraposición a los liberales, defiende iniciar el proceso de independencia cuanto antes mejor. Durante la campaña, esta formación es la que se ha mostrado más abierta a estrechar los vínculos con EEUU. Defiende acordar un tratado de libre asociación con Washington, a cambio que se les garantice la defensa y la economía de la isla ártica.
La formación populista tampoco vería con malos ojos mantener acuerdos comerciales con Dinamarca y el resto de los países nórdicos, pero es considerada la opción independentista más radical del plano político. A pesar de las diferencias con el programa electoral de los liberales, los miembros de Naleraq han asegurado en la misma noche electoral que están abiertos a las negociaciones para formar gobierno. Por su parte, los liberales han afirmado que están abiertos a las negociaciones con todas las formaciones.
Los grandes derrotados de la noche en las urnas han sido las dos formaciones que hasta ahora habían formado parte del gobierno de coalición. Los progresistas de Inuit Ataqatigiit (21,4% de los votos) que hasta ahora habían liderado el gobierno del primer ministro Múte Egede, han perdido casi la mitad de los votos, mientras que los socialdemócratas Siumut (14,7%) han obtenido sus peores resultados en unas elecciones. Esta debacle significa un giro político donde los partidos más de centro han sido castigados. Los resultados seguramente también desconcertarán al gobierno de Dinamarca, que esperaba una formación de gobierno rápida y estable delante de los embates de Trump.
En cuanto a Qulleq, la única alternativa política que se había abierto más de brazos a formar parte de EEUU, ha obtenido un escaso 0,9% de los votos. Durante la campaña electoral, todas las fuerzas políticas menos esta han criticado las declaraciones de Donald Trump en las que prometió “inversiones millonarias y hacer ricos a los groenlandeses” si la isla decidía integrarse en EEUU. Precisamente, uno de los temas más relevantes en la campaña ha sido la necesidad de diversificar la economía, que hoy depende en un 90% de las exportaciones pesqueras y de la subvención de 522 millones de euros que otorga cada año el gobierno danés. La mayoría de partidos apuestan por explotar más los recursos mineros, como los minerales de tierras raras, y el turismo, dos de los sectores que se ven con más potencial en Groenlandia.
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