Marcha de jubilados: denuncian que viven una “crisis humanitaria”, con ingresos de indigencia

Los jubilados argentinos viven una “crisis humanitaria”, uno de los peores rostros del severo ajuste que sufre el país suramericano, con ingresos por debajo de la línea de la pobreza que obligan a muchos ancianos a seguir trabajando para poder comer y a dejar de tomar medicamentos indispensables para su salud.
En Argentina, la edad de jubilación es de 60 años para las mujeres y de 65 para los hombres y hay unos 7,4 millones de jubilados, lo que representa el 15,7% de la población total del país.
El 63,5% de los retirados cobra la jubilación mínima, que en este mes de marzo es de $279.121 (US$257), un ingreso que llegó a los $349.121 por el bono de refuerzo (es de $70.000 desde marzo de 2024) que la seguridad social otorga desde septiembre de 2022 por la situación de emergencia económica que vive el país.
Este ingreso margina a los jubilados a la pobreza y, según Eugenio Semino, defensor de la Tercera Edad de la Ciudad de Buenos Aires, deja al desnudo la “crisis humanitaria del sector de las personas mayores”.
“Hace siete años que las jubilaciones en Argentina vienen perdiendo su poder adquisitivo ante la inflación. Hoy la jubilación es nada en término de lo necesario para sostener una condición mínima de vida”, dijo Semino a EFE.
Según datos oficiales, una persona con vivienda propia necesita un ingreso no menor a $354.535 para no ser considerado pobre.
Pero, de acuerdo a cálculos privados, ese ingreso mínimo para no caer por debajo de la línea de la pobreza es de al menos el triple en el caso de los adultos mayores, cuyos gastos en salud, entre otros, son superiores a los de otros grupos etarios.

Variable de ajuste
Aunque Argentina arrastra desde hace años con el problema de las bajas jubilaciones, la situación ha empeorado con el severo ajuste fiscal puesto en marcha a finales de 2023 por el Gobierno de Javier Milei.
El bono de refuerzo está congelado desde marzo de 2024 y el monto total de lo que cobran mensualmente los jubilados ha perdido la cerrara contra la inflación, que fue del 117,8% el año pasado.
Según cálculos del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), quienes cobran la jubilación mínima han perdido ingresos equivalentes a cinco pensiones mínimas en 14 meses del Gobierno de Milei.
“Dicho de otro modo: estas personas no cobraron realmente sus 14 meses correspondientes. Se les ha 'sustraído' 5 meses por asumir una política económica que no actualiza la jubilación mínima por inflación, ni tampoco lo hace a tiempo”, afirmó CELAG en un informe.
Semino coincide. “Con esta Administración, el superávit fiscal se paga con la calidad de vida y con la vida misma de los jubilados”.
Este miércoles, los jubilados volverán a protestar a las puertas del Parlamento argentino, esta vez con el apoyo de sindicatos e hinchas de clubes de fútbol.

Trabajar y resignar salud
Según Semino, “los jubilados están en una situación desesperante”.
“Era gente trabajadora, de clase media, que fue perdiendo todo, al punto tal que no solo no pueden comer lo que necesitan, sino que no pueden mantener una vivienda”, advierte.
Un alquiler de un apartamento para una persona excede el valor de una jubilación mínima, sin contar gastos de comunidad y servicios.
Los adultos mayores tampoco pueden afrontar los gastos en salud, cuyo costo se disparó 119% en 2024, con el agravante de que el año pasado el Gobierno puso fin a la política de medicamentos gratuitos para los jubilados.
“El jubilado ya no consume los medicamentos conforme lo que le receta su médico sino de acuerdo a lo que tiene en el bolsillo. Baja las dosis o directamente deja de tomar los medicamentos. A ese extremo hemos llegado”, alertó Semino, quien preside la Sociedad Iberoamericana de Gerontología y Geriatría.
Con una jubilación paupérrima, muchos adultos mayores se ven obligados a seguir trabajando. Los registros oficiales dan cuenta de que, de 9,4 millones de personas con ocupación formal, 783.597 son mayores de 60 años.
“La gente que llega a la edad en que puede jubilarse evita hacerlo. Un trabajador que se jubila pasa a cobrar la mitad de sus ingresos. Hay explotación laboral en la tercera edad porque muchos, por la necesidad de seguir trabajando, aceptan cualquier puesto de baja calificación y en situación de informalidad”, alerta Semino.
Por Natalia Kidd, de la agencia EFE.
IG
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