Karina Milei, la llave del criptogate: el caso $LIBRA acorrala al Gobierno en una semana clave

La tormenta de la criptomoneda $LIBRA no se disipó, sino que va ganando intensidad. Mientras el gobierno de Javier Milei intenta encapsular el escándalo en la figura de Sergio Morales, exasesor en criptoactivos de la Comisión Nacional de Valores (CNV) que acaba de renunciar a su cargo, el silencio del Presidente sobre los verdaderos artífices del proyecto genera dudas. Es un tema que, el próximo miércoles, podría derivar en un serio revés político para La Libertad Avanza en el Congreso si la oposición logra el quórum para debatirlo en el recinto de Diputados.
Pero la sombra que realmente inquieta a la Casa Rosada es la de Karina Milei. La hermana del Presidente no es una espectadora de este escándalo, sino que estuvo en el centro de las negociaciones que derivaron en la estafa de $LIBRA. Karina supervisó la firma de una “carta de intención” con Cube Exchange, el exchange que luego sirvió de plataforma para la fallida criptomoneda, y revisó personalmente el borrador del acuerdo con Hayden Mark Davis, el enigmático empresario estadounidense que encabezó la operación junto a Mauricio Novelli y Manuel Terrones Godoy. No pasaba un solo documento sin su visto bueno.

La conexión es innegable. Morales, el primer caído en desgracia, pasó por la Secretaría General de la Presidencia antes de recalar en la CNV. Su relación con Novelli y Terrones Godoy es directa, y la foto de los tres en la Casa Rosada el 11 de junio pasado es una prueba difícil de ignorar. Todo indica que se abrieron las puertas del poder para un negocio que terminó desplumando a cientos de inversores y dejando un hueco de entre 87 y 107 millones de dólares.
El expediente que instruye la jueza federal María Servini, con el fiscal Eduardo Taiano al frente, busca reconstruir ese entramado. La investigación avanza sobre los presuntos delitos de abuso de autoridad, estafa, tráfico de influencias y cohecho. La jueza ya solicitó registros de llamadas, correos electrónicos y entradas a la Casa Rosada y Olivos de todos los involucrados. Y hay testigos que apuntan directamente a la hermana del Presidente.

Hay un dato que resuena en los pasillos de Comodoro Py: los registros de ingresos de Novelli a la Casa de Gobierno. Diez veces durante 2024. A veces solo, a veces con Terrones Godoy, otras con el CEO de Cube Exchange, Bartosz Lipinsk, o con Hayden Davis. Demasiadas visitas para alguien que solo era un “empresario independiente”. Y a esas reuniones, Karina Milei siempre estaba.
El temor de la Casa Rosada es que la investigación termine revelando algo peor: que hubo pagos. El trader Hayden Davis habló, y lo que dijo en sus mensajes filtrados es explosivo. “Le mando $$ a su hermana y él firma lo que quiero”, escribió en referencia a Karina y Javier Milei. Y cuando Charles Hoskinson, fundador de Cardano, reveló que le pidieron dinero para reunirse con el Presidente, las sospechas explotaron.
Pero el golpe más fuerte llegó con la investigación del New York Times, que reveló documentos y testimonios que comprometen de lleno al entorno presidencial. En la nota publicada, el diario estadounidense expuso contratos de “consultoría” por cifras de hasta 500.000 dólares, firmados por empresarios cripto que buscaban acceder al poder político en Argentina. Algunos de esos documentos mencionan a Novelli y a Davis, pero lo más inquietante es la conexión directa con Karina Milei. Según la publicación, los empresarios eran direccionados hacia ella para obtener reuniones con su hermano.

Silencio calculado
Milei mantiene un silencio calculado. Se limitó a llamar “chismes de peluquería” a las acusaciones y a despegarse de cualquier responsabilidad. Pero lo llamativo es que, a diferencia de otros casos, no insultó ni atacó a Novelli ni a Davis. Ni siquiera intentó desacreditarlos. “Están investigados, no son los culpables aún”, se justifican en Balcarce 50.
Pero la causa está lejos de enfriarse. No faltan quienes aventuran que la jueza Servini podría citar a declarar a Karina Milei en las próximas semanas, y en la oposición hay quienes ya hablan de indagarla por violación de la Ley de Ética Pública. En la Coalición Cívica, Maximiliano Ferraro y Mónica Frade presentaron una denuncia que la acusa de cohecho y tráfico de influencias. En la Justicia de Estados Unidos, el escándalo también empieza a tomar vuelo.

El jueves pasado, un hecho dejó en evidencia que la investigación avanza más rápido de lo que esperaba la Casa Rosada: el fiscal Taiano ordenó el allanamiento de las casas de Novelli y de Morales. Los procedimientos incluyeron también la sede de Tech Forum, la empresa de Novelli vinculada al entramado de $LIBRA. En todos los casos se secuestraron teléfonos y computadoras, en busca de pruebas que permitan reconstruir la trama de la estafa, lo que deja ver que las autoridades judiciales ya tienen en la mira los nexos financieros de la operación.
Mientras tanto, en Diputados, la oposición logró las firmas para tratar el tema en el recinto el miércoles y se prepara para un nuevo intento de instalarlo en la agenda legislativa. Si consigue quórum, el escándalo volverá al centro de la escena política, abriendo la puerta a una investigación parlamentaria. La Casa Rosada, consciente del riesgo, mueve fichas para evitarlo: se activaron llamadas a gobernadores y legisladores aliados para frenar el avance.
Si el oficialismo logra vaciar el recinto, habrá una tregua momentánea. Pero si la sesión prospera, la presión sobre Karina Milei y el Gobierno se volverá insoportable. En medio de una semana en la que Milei pretende firmar su DNU de acuerdo con el FMI, lo que está en juego no es solo la continuidad del caso, sino la credibilidad de una gestión que, hasta ahora, no pudo dar una explicación creíble sobre el criptogate.
PL/MC
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