Trump toma el poder en Estados Unidos
Al son de disparos de cañones y fanfarria, la segunda era de Donald Trump se ha cernido sobre Estados Unidos al filo del mediodía. Con la mano izquierda sobre las dos biblias y la derecha en alto, el republicano ha jurado el cargo como el presidente 47º de Estados Unidos ante el presidente del Tribunal Supremo, John Roberts. 35 palabras pronunciadas por primera vez por un convicto que, desde este lunes, toma las riendas del país.
Congresistas, multimillonarios, empresarios tecnológicos y expresidentes han sido testigos del inicio del segundo mandato del magnate republicano, así como las efigies mudas de anteriores presidentes que decoran la Rotonda del Capitolio, entre ellos, del republicano Ronald Reagan, que fue el último antes de Trump en jurar el cargo en el interior del edificio –el frío extremo ha obligado a trasladar la ceremonia dentro este lunes–.
A una corta y dolorosa distancia, la vicepresidenta Kamala Harris ha observado cómo Trump se convertía en el nuevo presidente de Estados Unidos. Hillary Clinton, como si reviviera un mal sueño, también ha sido testigo de cómo el republicano volvía al poder después de derrotar a otra mujer. Quien no ha querido volver a revivir la escena ha sido Michelle Obama, que ha dejado solo a Barack Obama en su deber como expresidente.
A lo largo de la mañana de este lunes, Trump ya ha asistido a los primeros actos de la investidura. Primero ha ido acompañado de su esposa Melania a la “misa de los presidentes” y después ha compartido el tradicional té con el presidente saliente Joe Biden y su esposa Jill Biden. En la investidura del demócrata, Trump rompió con esta tradición, ya que seguía sin reconocer su victoria.
Regreso a la Casa Blanca
La sensación de ser intocable con la que Trump vuelve a la Casa Blanca es triple: la bala del mítin de Butler, en julio, no lo mató de “milagro” y poco después el republicano afirmó que Dios estaba de su parte; la condena firme por el caso penal de Nueva York ha sido una prueba de fe que sus seguidores han superado con éxito y no se ha traducido en ningún castigo en las urnas; y el Tribunal Supremo reconoció que el presidente goza de inmunidad total para sus actos oficiales. Además, es el único presidente en recuperar el cargo después de haber salido de él después de que lo hiciera Grover Cleveland el 1893.
El presidente 47 llega a la Casa Blanca con más similitudes que diferencias con los poderes absolutistas contra los que se rebelaron los padres fundadores. Pero la magnanimidad no va a ser parte de su nuevo reinado. Trump tiene su propia lista negra de la cual piensa empezar a tachar nombres. En las horas previas al traspaso de poderes, el entonces aún presidente Joe Biden ha firmado indultos preventivos para el comité parlamentario que investigó el asalto al Capitolio y para Anthony Fauci, el médico que luchó contra la pandemia de COVID, y el general retirado Mark Milley, a quien calificó al republicano de “fascista”.
En un movimiento sin precedentes, Biden también ha emitido indultos para sus hermanos, James y Frank, y su hermana Valerie, así como sus parejas, según ha avanzado la CNN.
El republicano se siente imparable y legitimado para desplegar una agenda implacable que tiene como ejes principales la persecución de las personas migrantes y el colectivo LGTBIQ+. Las horas previas a la investidura han sido un goteo constante del alud de órdenes ejecutivas que el republicano prometió en su “mitin de la victoria” del domingo.
Trump está impaciente para imprimir su sello y empezar a ejercer el poder, y según han avanzado los medios estadounidenses, el nuevo presidente tiene intención de declarar la emergencia nacional en la frontera (hecho que le permitiría sacar el Ejército), reconocer únicamente la existencia del sexo masculino y femenino en los documentos oficiales y rebautizar el golfo de México como “golfo de América”, entre otras.
DM
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