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Los ultras europeos se reivindican tras la victoria de Trump y llaman a una nueva “reconquista” contra la diversidad

Los líderes ultras, en la cumbre de Madrid

Irene Castro

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Los ultras europeos están más envalentonados que nunca tras la victoria de Donald Trump, a quien miran como faro para 'Hacer Europa grande otra vez'. Ese era el lema de la cumbre que ha celebrado en Madrid el partido de los Patriotas, que preside Santiago Abascal, y del que forman parte las organizaciones de Marine Le Pen, Viktor Orbán, Mateo Salvini... Pero la cita ha derivado en un llamamiento a una nueva “reconquista” aprovechando la estancia en España. ¿Y qué quieren reconquistar? Cualquier atisbo de diversidad: desde la racial hasta la sexual. Y lo hacen en un momento en el que cada vez son más al frente de gobiernos europeos, representan la tercera fuerza en el Parlamento Europeo y tienen poder al otro lado del Atlántico con Javier Milei en Argentina, que ha intervenido a través de un corto vídeo, o Bukele en El Salvador.

El tono se ha ido radicalizando a medida que subían los oradores al escenario. El líder de la ultraderecha estonia, Martin Helme, ha acusado a la “extrema izquierda y liberales fascistas” de hacer políticas que “dañan la civilización cristiana” y pretenden “reemplazarla con su utopía enfermiza”, que pasa por hacer de “nuestros niños trans raritos” o “acabar con la propiedad privada”. “Es la reconquista de los valientes en el sentido común, de la fe, el trabajo duro para el interés básico y los derechos básicos de los europeos”, ha dicho el líder de la Konfederacja polaca, Krzysztof Bosak, que ha reivindicado la “familia tradicional y normal”, compuesta “por una madre, un padre y muchos niños”. A partir de ahí, las soflamas han ido en aumento.

Y es que acabar con la diversidad sexual es uno de los objetivos de esa “reconquista” en la que los representantes ultraderechistas han aplaudido las palabras de Trump sombre la existencia de sólo dos géneros. “Es un momento de reconquista. Tenemos que reconquistar una Europa que es nuestra y nos pertenece. No tenemos miedo de decir una Europa cristiana”, ha afirmado el jefe de la Chega portuguesa, André Ventura, que ha levantado al público de Vox cuando ha enviado los mensajes en clave española: “Santiago está mucho más cerca de ser presidente y Pedro Sánchez de ir a la cárcel con todo su gobierno corrupto”. “Y Feijóo, ¿qué?”, le han preguntado desde el público: “Son la misma cosa”.

El cóctel de la teoría del reemplazo y la reconquista

Aunque la mayor ovación se la ha llevado el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, cuando ha dicho que los españoles fueron los primeros en apoyar a su país cuando se rebeló contra el comunismo y la URSS. El más veterano del partido, que lleva diez años al frente del Gobierno, se ha mostrado comprensivo con Abascal y le ha recordado que él estuvo 16 años en la oposición. “Santiago, te entiendo y estoy contigo. ¡Viva la reconquista!”, ha exclamado Orbán, que entre los motivos por los que se ha mostrado cercano a su colega español porque “luchan contra la misma marea invasora en los dos mismos extremos de Europa”.

“En vez de a los inmigrantes, apoyamos a las familias húngaras”, ha proseguido Orbán, que ha reividicado Hungría como “un laboratorio de la política conservadora”. Hungría ha sido condenada, como Polonia, por incumplir las normativas como la del reparto de refugiados. “Prohibimos la propaganda de género en las escuelas. Todos los poderes del Estado tienen la obligación de defender la cultura cristiana”, ha defendido Orbán, a quien han aplaudido incluso cuando ha lamentado que Bruselas está destinando dinero a Ucrania “para una guerra sin futuro”.

“El burka no es Europa”

Orbán ha mencionado directamente la teoría del reemplazo no como una “conspiración sino como una realidad”. Hasta su intervención, había sido el jefe de la ultraderecha holandesa, Geert Wilders, cuyo partido es el principal de la coalición de gobierno, el que más se había aproximado a ese concepto, pero sin atreverse a mencionarlo como Orbán: “Somos naciones soberanas, no somos parte de un subestado europeo y no somos naciones islámicas tampoco”. “La gente está harta de la inmigración ilegal. ¿Estáis hartos de delincuencia? ¿Estáis hartos de la inmigración islámico? ¿Estáis hartos de la locura woke? Si estáis hartos, tenéis que votar a Vox y ganar las elecciones”, ha clamado.

Lo que sostienen es que hay que luchar contra una “marea invasora”. Y, para ello, congregados en Madrid, han encontrado en la Reconquista el símil perfecto. “Sois la fuerza de la reconquista”, ha arengado Wilders, que ha asegurado que ahora será la extrema derecha española la primera “en restaurar la herencia de la cristiandad y acabar con el islam”.

“El burka no es Europa. El género no es Europa. El terror y la violencia islámica no son Europa”, ha dicho el líder de la Liga, Matteo Salvini, que en su caso ha llegado también envalentonado por su absolución secuestro de personas y omisión de actos oficiales al impedir el desembarco del Open Arms: “Hemos ganado nosotros y han perdido Pedro Sánchez y la izquierda. Bye, bye, Pedro; bye bye, Open Arms. Viva la libertad”.

El vicepresidente de Giorgia Meloni ha pedido a sus colegas mirar hacia “la revolución del sentido común” de Trump. “Ha llegado la hora de dejar de financiar a organismos supranaciones. Es el momento de criticar instituciones como el Tribunal Penal Internacional, que ponen en el mismo plano a los terroristas islámicos de Hamás con un presidente democráticamente elegido como Netanyahu”. “Los populares tienen que elegir entre el pasado desastroso o el futuro, el pasado de Soros o el futuro de Elon Musk”, ha apostillado.

Abascal apoya a los herederos del nazismo en Alemania

Los discursos pretenden ser una enmienda a la totalidad de las políticas que se han impulsado desde la UE en los últimos años. “El Pacto Verde está muerto”, ha dicho el exprimer ministro checo, Andrej Babis, que parte como favorito para volver al poder este año. Tras enarbolar la bandera del petróleo y la energía nuclear, emulando a Trump, ha advertido de que “Bruselas conduce al camino de los apagones y el ”colapso económico“ ”Pagamos más que nunca por la energía“, ha dicho culpando a las renovables y obviando la crisis energética tras la desconexión de la energía barata de Rusia.  

También Marine Le Pen ha hablado del “fiasco” de la política ambiental y ha alertado de que “la política migratoria escapa a cualquier control”. “Tenemos que entender el mensaje que nos está mandando EEUU. Los americanos están de nuevos unidos y orgullosos de su país”, ha celebrado la jefa del Rassemblement National.

A pesar de las constantes alusiones al presidente de EEUU como guía para los Patriotas, Santiago Abascal ha iniciado su discurso asegurando que no les “manda”. “El gran arancel es el Pacto Verde y los impuestos confiscatorios”, ha dicho el presidente de Vox sobre la inminente guerra comercial que Tump va a lanzar contra la UE. Pero él está convencido de que son las políticas verdes el problema “que los progres, los comunistas y populares ponen a los pueblos”.

Abascal, que abandonó a los Reformistas y Conservadores (ECR) por las fuerzas aún más ultras, como el Fidesz húngaro, el Rassemblement National de Le Pen, el Konfederacja de Polonia o La Liga de Salvini, ha apelado a la colaboración de todos los partidos de la extrema derecha europea, aunque no formen parte de los Patriots. “Tenemos que tender la mano a nuestros aliados en Europa. Saber aparcar nuestras diferencias”, ha dicho en la cumbre en la que ha dado su apoyo a Alice Weidel, la candidata de Alternativa por Alemania.

Los herederos del nazismo en Alemania pueden convertirse en la segunda fuerza en las elecciones del 23 de febrero. Su auge es un paso más en la ola reaccionaria que atraviesa Europa y que está también al otro lado del Atlántico. Cada vez hay más gobiernos de extrema derecha o con su participación en Europa, donde Italia tiene el primer gobierno ultra desde Benito Mussolini, en Bélgica se acaba de constituir una coalición liderada por los ultranacionalistas flamencos, en Austria están a punto de formar gobierno... De ahí que la apelación de Abascal no sea baladí en un momento en el que los tres grupos de la extrema derecha en el Parlamento Europeo empatan con el PPE, que es la primera fuerza, y que les ha abierto la puerta de par en par.

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