Washington se está cansando de Netanyahu: por qué se abstuvo EEUU en la votación de la ONU sobre Gaza
En las votaciones del Consejo de Seguridad de la ONU sobre las resoluciones del alto el fuego en Gaza, Estados Unidos siempre se había decantado a favor de su socio, Israel, y las había vetado. Hasta este lunes, cuando decidió abstenerse, permitiendo que la propuesta para detener las hostilidades en Gaza prosperara. Se trata de un cambio de posición que envía un aviso muy claro al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu: Washington se está cansando. Por su parte, el mandatario respondió con un portazo y canceló a última hora la visita de una delegación israelí a EEUU para tratar precisamente de la siguiente fase de la guerra en la Franja.
El gesto de Washington este lunes en el Consejo de Seguridad había estado precedido por la presentación el pasado viernes de una resolución propia para pedir “un alto el fuego inmediato y sostenido” en Gaza. El texto -que fue vetado por Rusia y China- seguía reflejando la principal demanda de Israel, ya que vinculaba el alto el fuego con la liberación de los rehenes que capturó Hamás el pasado 7 de octubre durante su ataque contra comunidades israelíes. En cambio, el escrito que se aprobó este lunes ya no está condicionado a la puesta en libertad de los más de cien cautivos que permanecen en manos de los islamistas.
“La embajadora de Estados Unidos en la ONU, Linda Thomas-Greenfield, dijo que la resolución no contradecía su política y por ello no se oponía. Estos son los hechos. Pero claro, las peticiones anteriores de un alto el fuego que había vetado EEUU tampoco condicionaban explícitamente la pausa humanitaria a la liberación de los rehenes”, apunta Ned Lazarus, experto en las relaciones entre EEUU e Israel de la Elliott School of International Affairs. Entonces, ¿por qué esta vez Washington facilitó la aprobación del documento? “Por el hecho de querer enviar un mensaje a Netanyahu de que están muy frustrados por cómo Israel está gestionando la guerra”, responde Lazarus.
En la abstención hay un movimiento muy calculado para enviar un aviso al primer ministro israelí, pero sin alejarse de manera efectiva de su principal socio en Oriente Medio. “Si Estados Unidos estaba listo para dar este paso es porque quería enviar un mensaje muy duro a Netanyahu. Esta no es una resolución vinculante en el sentido de que no conduce a ningún tipo de sanción contra Israel por sí misma”, explica el experto.
El analista subraya que “esto no conlleva ningún cambio en las políticas norteamericanas a la hora de seguir enviando armas a Israel”, que necesita el suministro exterior para sostener el esfuerzo bélico actual. De hecho, después de saber del desplante por parte de Netanyahu, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, reconoció que la situación con Israel “no es la ideal”, pero que no significaba que “se ha eliminado la capacidad de diálogo” entre ambos socios.
Desde que el Ejército israelí lanzó su ofensiva contra Gaza ya ha causado la muerte de más de 32.000 palestinos, de los cuales al menos 14.000 son niños. En la Franja, la mitad de la población pasa hambre, ya que la ayuda humanitaria llega con cuentagotas, sobre todo en el norte del territorio. La semana pasada, la iniciativa de Clasificación Integrada de las Fases de Seguridad Alimentaria, en la que participan varias agencias de la ONU, alertó de que la hambruna es “inminente” en Gaza.
A pesar de ello, no ha sido hasta este momento, más de cinco meses y medio después del comienzo de la guerra, cuando EEUU ha permitido que se avance hacia un alto el fuego. La coincidencia de la guerra con el año electoral, la posible ofensiva sobre la localidad gazatí de Rafah y la sucesión de desencuentros con Netanyahu han sido tres grandes factores que han hecho que la balanza se inclinara justamente ahora.
Un aumento gradual de la presión
Que el presidente Joe Biden sea visto como cómplice de lo que pasa en Gaza a causa de su apoyo explícito a Israel le está saliendo caro. Durante el proceso de primarias, el voto de protesta de la comunidad árabe, los jóvenes y los grupos más progresistas del Partido Demócrata se hizo notar en algunos estados como Michigan y Minnesota. El anciano mandatario es consciente de ello y está intentando reconducir la situación a ocho meses de las presidenciales, en las que el apoyo de estos grupos puede ser clave.
A principios de marzo, la vicepresidenta Kamala Harris empezó a preparar el terreno exigiendo un alto al fuego en Gaza y elevando el tono contra Israel. Si el domingo 3 de marzo Harris realizaba declaraciones en esa dirección, el lunes 4 recibía en Washington al miembro del gabinete de guerra israelí y rival de Netanyahu, Benny Gantz. La visita de Gantz no obtuvo la autorización de Netanyahu, que se mostró molesto con los estadounidenses. La Administración Biden empezaba así a aumentar la presión.
Pasados tres días, durante el discurso del estado de la Unión, Biden jugó el papel de poli bueno: reconoció el derecho “legítimo” de Israel de perseguir a Hamás, pero también le recordó que tenía la responsabilidad de proteger a la población civil. Con el afán de adoptar un papel más constructivo de cara a sus votantes y a la comunidad internacional, Biden también anunció la construcción de un puerto provisional en la costa de Gaza para enviar ayuda humanitaria.
Poco después, Netanyahu recibió otro dardo lanzado desde el Capitolio: el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Céshuck Schumer (de origen judío), acusó al primer ministro israelí de haberse perdido al anteponer su supervivencia política al bien de Israel. Que Schumer criticara así a 'Bibi' era un reflejo de la profundidad de las grietas surgidas en las relaciones entre los dos países.
La negativa de Netanyahu a detener la hace tiempo anunciada operación terrestre sobre Rafah también ha contribuido al cambio de actitud de EEUU. Rafah, ubicada en el sur de Gaza, en la frontera con Egipto, acoge a más de un millón de gazatíes que han huido del resto de la Franja. “Entre otras cosas, la abstención de Estados Unidos está enfocada en intentar influir en las decisiones de Israel sobre Rafah”, según Lazarus. Biden mantuvo el lunes pasado una conversación telefónica con Netanyahu para expresarle su preocupación sobre un posible ataque sobre esa localidad sin un plan para garantizar la seguridad de la población civil y su evacuación.
¿Elecciones en Israel?
“Estados Unidos también está intentando aumentar la presión sobre Netanyahu para que se rompa el Gobierno de coalición de Israel y se convoquen elecciones” anticipadas, afirma Lazarus.
Dentro del Ejecutivo han aumentado las presiones para forzar una convocatoria electoral, debido al descenso de la popularidad de Netanyahu en las encuestas. El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, no suspendió su viaje a EEUU este domingo, ni la reunión con su homólogo, Lloyd Austin, ni con el secretario de Estado, Antony Blinken, a pesar de que Netanyahu sí anuló el viaje de la delegación gubernamental para tratar los planes sobre Rafah.
“En este momento hay una cuestión que genera división en el Gobierno de coalición y no es la guerra ni los rehenes. Es el hecho de que los judíos ultraortodoxos, que son aproximadamente el 10% de la población, no sirven en el Ejército. Reclaman una exención religiosa del servicio militar”, apunta Lazarus. Esto, según el profesor, genera resentimiento entre los ciudadanos que tienen que hacer el servicio militar obligatorio. La cuestión es que Netanyahu depende del apoyo de los partidos ultraortodoxos.
Otro tema es si un posible cambio de Gobierno en Israel ayudaría a gestionar el conflicto de otra manera. “Los israelíes sufrieron mucho con el 7 de octubre y la gran pregunta es qué pasa con el día de después de todo esto. ¿Habrá una reocupación israelí de Gaza? ¿O cuál será el gobierno allí? EEUU quiere que la Autoridad Palestina asuma el gobierno de Gaza”, dice Lazarus. Una idea a la que Netanyahu se opone. El profesor cree que esa es “la principal fuente de desacuerdo entre Netanyahu y EEUU. Incluso mayor que la manera en que se está llevando la guerra”.
Lazarus agrega que “Estados Unidos intenta seguir combinando la presión sobre Netanyahu mientras espera que las negociaciones para liberar a los rehenes lleguen a buen puerto y obtener así un alto el fuego” en Gaza, antes del final del mes sagrado de Ramadán, dentro de unas dos semanas aproximadamente. El experto considera que la única forma de que se dé una tregua en la Franja es a través de un acuerdo para la liberación de los rehenes, y no mediante una resolución del Consejo de Seguridad, que es vinculante pero la ONU no tiene instrumentos para obligar a que se cumpla.
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