“¿Qué más puede aparecer?”, la pregunta que aterra al Gobierno
Desde el jueves a la noche, cuando Alberto Fernández tuvo el primer dato certero del vacunatorio VIP , empezó una lluvia ácida sobre el Gobierno: malas noticias reforzadas por nombres ruidosos, un procedimiento irregular y desmanejos, y un aumento de la desconfianza interna que casi a diario el Presidente y sus escuderos más cercanos trataron de frenar. Sin éxito.
La secuencia es así: viernes, sábado y domingo, en una letanía brutal, desde la cima del Gobierno se consideró “terminada” la crisis. Que la lista era corta. No más de 10. No más de 20. Y luego son más, pero Presidencia solo pidió por 30 estratégicos. Fue en ese proceso, por caso, que fuentes oficiales confirmaron que Martín Guzmán se había vacunado. El club de los estratégicos.
No fue así: a la lista de Ginés, se sumaron nombres, luego se filtraron otros y al final, el lunes, luego de un rastreo y una discusión interna sobre cómo dar a conocer la lista, se difundió la tira de los 70 inmunizados en el Hospital Posadas. Allí hay un bloque de unos 30 que fueron pedidos por Casa Rosada a través de Salud y otros que, se afirma en el entorno presidencial, fueron directo de Salud, por indicación de Ginés González García o su sobrino y mano derecha, Lisandro Bonelli.
Ese goteo pegó doble: le podría servir a Fernández para desligarse de la operatoria de las vacunaciones irregulares pero, si así fuese, refleja un desorden y silvestrismo en un área hipersensible como la Salud. Y, en particular, en el plan de Vacunación. En la mesa chica oficial, enfatizan que muchos de los nombres de los 70 vacunados en el Posadas los conocieron el lunes, entre ellos los de Carlos Zannini y Eduardo Duhalde, por citar dos casos notorios.
Y repiten, como un escudo, una frase: “Ginés se cortó solo”. Así como el jueves a la noche, hubo una discusión con el ahora exministro para que mostrara la nómina donde figuraron Horacio Verbitsky, Jorge Taiana y Aldrey Iglesias. Desde Casa Rosada y desde la comitiva presidencial en México afirman que la lista última del Posadas la conocieron este lunes.
Luego de esa saga de malas novedades, que Fernández teóricamente desconocía -los casos de Verbisky, Valdés, Duhalde, Zannini y su esposa- se instaló una pregunta que aterra al oficialismo en todos los planos: el Congreso, los ministerios y, luego de la experiencia de estos días, incluso en Casa Rosada. “¿Qué más puede aparecer?”, se repite como un abracadabra que trata de encontrar un luz al final de la oscuridad del vacunatorio VIP, pero advierte sobre un océano incierto donde la mano del Gobierno nacional, que no supo o no pudo evitar lo que pasó en Salud, no llega. Ya hubo escándalos en Santa Cruz, denuncias en Chubut y Córdoba y, entre otros casos, un debate público por la vacunación de un cura en Chaco.
Lo mismo en la provincia de Buenos Aires: vacunatorios de personal médico que posaba con los dedos en V o el uso de vacunas con personal no esencial que, se explicó luego, debían aplicarse sino se vencían. Una zona gris que se alimenta en la confusión y la furia política. Pero que, sobre todo, pone a prueba hasta donde se rompieron las fronteras de lo correcto.
PI
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