Se apura la agenda electoral: Tucumán despega su votación de la presidencial y se sumarán más provincias
Osvaldo Jaldo, vicegobernador que quedó a cargo de Tucumán cuando Juan Manzur juró como jefe de Gabinete, anunció que el año próximo despegará la elección provincial de la presidencial, dijo que la fecha será en junio del 2023 -posiblemente el 4- y activó, con ese movimiento, una maquinaria de los gobernadores para convocar a elecciones desdobladas el año próximo.
“En 2019 hemos votado en junio y creo que la fecha, hasta aquí, será junio. En nuestro espacio político vamos a respetar eso (porque) no tenemos otra alternativa, otra opción, y tampoco está en la agenda del Gobierno ni del Partido Justicialista (PJ) modificar esa fecha”, dijo Jaldo en una entrevista con el noticiero de LG Play, según consigna el diario La Gaceta.
En Casa Rosada no había detalles sobre los dichos de Jaldo que selló una tregua frágil con Manzur, cuando este asumió en Nación, pero venía de una tensión acumulada que los llevó a enfrentarse en las PASO del 2021. De hecho, Manzur -que no puede reelegir- siempre mantuvo un alto protagonismo y presencia en la provincia, en parte para limitar el margen de Jaldo de autonomizarse.
“Pasó en el 2019, Tucumán no tiene ley que lo obligue a la simultaneidad, en general se despega la elección”, apuntaron en Jefatura de Gabinete. En Casa Rosada, otra vez, dan por hecho que lo de Tucumán se repetirá en muchos otros distritos. Lo mismo harán, según fuentes del PJ consultadas por elDiarioAR, Sergio Uñac en San Juan y Jorge “Coqui” Capitanich en Chaco.
En ambos casos hay una lógica puntual: como contó elDiarioAR, Capitanich empezó a moverse con pretensiones de ser candidato a presidente en una PASO del FdT para el 2023 mientras que Uñac, que tuvo una aventura breve y fallida detrás de Roberto Lavagna en el 2019, ahora hace circular que podría subirse al ring. Uñac hizo, hace poco, otra picardía: eliminó las primarias. Con eso no solo acota las herramientas de competencia sino que además puede acortar el calendario electoral.
En Río Negro y en Salta, dos espacios provinciales, también ocurrirá lo mismo: Alberto Weretilneck buscará volver a ser gobernador y la elección local sería en abril. En Salta, una hipótesis que evalúa Gustavo Sáenz -que también eliminó las PASO- que la votación sea en marzo.
Uñac, que tuvo una aventura breve y fallida detrás de Roberto Lavagna en el 2019, ahora hace circular que podría subirse al ring presidencial del 2023. El sanjuanino hizo, hace poco de modo express, otra picardía: eliminó las primarias
En ambos casos el anticipo tendría la misma lógica: votar temprano en sus provincias, ser reelectos para, montados sobre ese resultado, entrar en la discusión presidencial. Es una teoría que se invocó muchas veces pero nunca se desplegó con el mínimo éxito.
Otras provincias, como Córdoba y Santa Fe, hace tiempo votan separado de la presidencial, en parte porque tienen sistemas electorales que son incompatibles -o difíciles de compatibilizar- con el de Nación. Las dos tienen boletas únicas de papel y Salta tiene boleta única electrónica, al igual que buena parte de Chaco y varios municipios del interior del país que tienen autonomía para fijar fecha y sistema de votación. En CABA, ese sistema se instrumentó pero luego se volvió al sistema de boleta sábana.
Ruidos y tácticas
Hace años, muchos gobernadores establecieron como esquema para tener mejor juego electoral, el desdoblamiento de las votaciones, en particular despegándolas de las presidenciales. Algunas provincias están atadas, por ley; otras, como Tierra del Fuego, están obligadas a no votar el mismo día que Nación. Algunas, en zona gris, pueden adherir o no pero, más allá de ciertas limitaciones, lo deciden en términos de ventajas políticas. El caso más fuerte es el de la provincia de Buenos Aires donde, en el último tiempo, volvió a sonar la tesis -que ya habían explorado Daniel Scioli y María Eugenia Vidal- de votar “separado” a la presidencial. Pero es un procedimiento que supone una serie de movimientos e interpretaciones, además de acuerdos o desacuerdos políticos de fondo.
La última vez que ocurrió fue en el 2003 cuando fue electo -o reelecto- Felipe Solá, pero la presidencial se había apurado por la caída de Fernando De la Rúa y el interinato, accidentado, de Eduardo Duhalde. Hubo otro factor: la pelea del peronismo por la candidatura presidencial, que se bifurcó en tres -Carlos Menem, Néstor Kirchner y Adolfo Rodríguez Saá- requería que la elección sea solo a nivel nacional para evitar que esa dispersión dañe a las provincias. Y así fue: hace pocos días se cumplieron 19 años de esa votación que ganó Menem y donde salió segundo Kirchner.
En 2007 y 2011, y en menor medida en 2015, las provincias peronistas solían votar en simultáneo con Nación para traccionarse mutuamente. Había dos teorías. La que decía que boletas largas de presidente a intendente ponían a todos los actores a jugar y los involucraba. La que sostenía que era mejor el efecto cascada de triunfos en las provincias para augurar el triunfo en la Nación. En 2019 hubo bastante de eso pero, además, mucha incertidumbre sobre la lista nacional que de hecho recién se conoció en mayo del 2019 cuando muchas provincias tenían en marcha sus calendarios.
Ahora, con la incertidumbre del FdT, en medio de la pelea entre los Fernández y con diagnósticos sombríos sobre las chances electorales, aparece como una reacción obvia que los gobernadores del PJ se despeguen y armen sus propias hojas de rutas de votación.
La interna tucumana
En paralelo, más de entrecasa, aparece otro expediente difícil referido a la sucesión de Manzur en Tucumán. Jaldo está lanzado a la competencia mientras el manzurismo pone en la cancha a sus propios jugadores. Uno de los que asoma con más volumen es Javier Noguera, intendente de Tafí Viejo, que forma parte de un espacio referenciado en el jefe de Gabinete y que es considera algo así como el “manzurismo territorial”. Hay varios jefes comunales de los principales ciudades del interior y legisladores locales.
PI
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