Cara a cara por primera vez en 90 días, Cristina Kirchner le pidió a Alberto Fernández “usar la lapicera”
Sentada a su derecha, Cristina Fernández de Kirchner soltó la frase demoledora y Alberto Fernández tomó agua. “Te dije la otra vez, que tenías la lapicera: te pido que la uses”, le exclamó, casi como un reto, la vice al Presidente. Luego de que ella terminara de hablar, él le tendió su mano y ella le devolvió el gesto.
Alberto, entonces, se aprestó a comenzar su discurso, acompañado más por los aplausos que ovacionaban el cierre de la ex mandataria que los que le daban a él la bienvenida. Pero evitó entrar en la polémica y envió un mensaje componedor hacia adentro del oficialismo: “Debemos aunar esfuerzos y trabajar en unidad los que sentimos un deber moral para los más postergados. Nadie se salva solo”.
Al final del acto, cuando ambos se pararon para retirarse del escenario, la vice volvió a la carga, esta vez con un gesto ineludible: en dos ocasiones le posó una lapicera en sus manos.
La frase y el gesto sobre de la lapicera presidencial marcó el tono del primer encuentro entre los dos referentes del Frente de Todos en 90 días, con la excusa de la celebración del centenario de YPF, en Tecnópolis. Cargado de expectativa, el evento no duró más de una hora –en la que ella habló más que él– y si sirvió para descomprimir la tensión interna se verá con el correr de los días. Por lo pronto, para la foto se mostraron juntos, con el jefe de Estado ganando el centro del escenario, Cristina a su derecha y Pablo González, CEO de la petrolera, a su izquierda.
El reencuentro entre Alberto y Cristina ya se había concretado antes de subirse al escenario, cuando ambos llegaron al predio del acto cerca de las 17.40, unos veinte minutos antes de comenzar el acto. Tuvieron ese tiempo para conversar cara a cara en el VIP que compartieron. En el diálogo los acompañó el presidente de la petrolera estatal y el senador Oscar Parrilli, mano derecha de la vice.
Fue un encuentro en términos cordiales, en el que al menos conversaron la potencialidad de explotar litio por parte de YPF y el recuerdo de cuando el kirchnerismo creó Tecnópolis, tal como ellos mismos manifestaron en sus discursos.
Detrás del escenario, que como telón de fondo tenía tres pantallas de led de unos 50 metros, desde la organización habían dispuesto un espacio exclusivo para todos los invitados especiales, y otro más reducido solo para ellos dos. “Todo bien, buena onda”, recogió elDiarioAR de una fuente cercana a la vicepresidenta sobre qué expectativa había por el reencuentro.
Mientras ambos compartían el mismo VIP, en el auditorio ya los esperaban casi 600 personas, sentadas en sillas organizadas para la ocasión: se distribuyeron en tres franjas simulando la bandera argentina, azul, blanco y azul.
Un acto buscando la unidad
El acto no solo unió a Alberto y Cristina, sino también al resto del oficialismo: en la primera fila de los invitados se ubicaron los ministros del gabinete –entre ellos Martín Guzmán, apuntado por el kirchnerismo y el massismo–, gobernadores de las provincias petroleras y otros altos funcionarios de ambos bandos internos: como la secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra, de máxima confianza del Presidente, y Carlos Zannini, procurador de la Nación y de extrema confianza de Cristina. No participó Sergio Massa –tercer socio frentedotista–, que durante la tarde fue a Moreno “tomando mate con vecinos”. Y tampoco se lo vió a Máximo Kirchner.
El sentido de la unidad se intentó cuidar desde el comienzo del acto, cuando antes de los discursos se transmitió un video institucional que recuperó los cien años de la compañía, donde las únicas figuras que se mostraron hablando fueron Cristina y Alberto: ella cuando reestatizó la compañía, hace diez años, y él, sobre Vaca Muerta.
Cuando la locutora anunció el comienzo, primero entró Cristina y detrás Alberto. Se mostraron sonrientes mientras comenzó a hablar el titular de YPF y hasta dialogaron entre sí, al menos dos veces, de manera distendida.
El primer aplauso cerrado –con silbidos de elogio incluidos– se escuchó cuando Cristina comenzó a hablar, con un tono de voz congestionado. Se quejó por la hora que tuvo que soportar en el viaje en auto desde Recoleta a San Martín –“tránsito insoportable”, afirmó– y trató de despejar las especulaciones que habían trascendido sobre su ausencia en el acto por la presencia del Presidente, que ya había confirmado el miércoles pasado. “¿Cómo no estar acá y hoy?”, se preguntó en público. “De cosas como estas se trata la politica: no son promesas de futuro mejor, ni slogan ni marketing”, apuró.
En línea con la nueva narrativa kirchnerista que desde los últimos días apunta a cuestionar abiertamente a Mauricio Macri –a quien evitó nombrar y lo señaló como “MM”–, la vicepresidenta defendió la reestatización de YPF y se permitió compartir un video donde el ex ministro macrista Nicolás Dujovne, diciendo que el mandato cristinista había sido “estrafalario”.
Luego vinieron sus mensajes con críticas por elevación al propio gobierno de Fernández. “Creo que debemos centrarnos en que gobernar es también administrar tensiones y hacerlo en favor de las grandes mayorías”, señaló, y en referencia a la interna oficialista, apuntó: “El que quiere gobernar sin tensiones que se postule para Suiza, porque en Argentina, salvo en los cementerios, siempre hay tensiones y conflictos”.
Le habló varias veces directamente al Presidente, como cuando se permitió cuestionar a Clarín, cuyo Gerente de Relaciones Institucionales y Comunicaciones, Martín Etchevers, estaba entre el público. “Vos te debes acordar, Alberto, que Clarín dijo ‘Empieza la fase expropiatoria del kirchnerismo’”, recordó Cristina cuando anunció la nacionalización de la petrolera, y mostró tapas del diario en su momento.
Le pidió al Presidente que tome medidas concretas sobre el futuro del gasoducto Néstor Kirchner, que aún no comenzó a construirse. Le dijo que le reclame a Techint que produzca chapa laminada en el país, en vez de en Brasil, y casi como una exigencia, le aseguró: “Es una industria muy importante, Alberto, porque su valor difunde a toda la cadena”.
Yo me río porque sé que este lado hippie mío no le gusta a Cristina
“Tampoco creamos que nos vamos a salvar con Vaca Muerta porque, si al mismo tiempo no cuidamos los dólares, las importaciones, o no impulsamos la producción de los caños, tenemos que empezar a exigir”, agregó. Y luego completó: “Hay que sentarse, no como amigos, sino pidiéndoles que devuelvan todo lo que han ganado”. Entonces llegó el “momento lapicera” y le dedicó al Presidente: “Te pido que la uses”. “No significa pelearse, ni nada”, afirmó.
Luego fue el momento de Alberto, quien admitió que había llevado un discurso preparado, aunque rápido de reflejos buscó improvisar: “Me parece que es valioso sumarme a las reflexiones aquí compartidas”, dijo como preparando una contestación a la altura de la crítica de Cristina, aunque finalmente evitó la polémica.
Recordó que una vez le regaló el libro “Entorno a lo político”, de Chantal Mouffe, que refiere a la democracia en la problemática de la política mundial y a los intereses sectoriales, y hasta se permitió la una frase “No me vengan con que todo tiempo pasado es mejor. Mañana es mejor” de “Cantata de puentes amarillos”, de Spinetta. Entre risas, reconoció sobre la relación que tiene con su vice: “Yo me río porque sé que este lado hippie mío no le gusta a Cristina”.
Fernández sí le respondió sobre lo de Techint y le aseguró que en su encuentro hace unas tres semanas con Paolo Rocca le pidió “para que haga su aporte”. “Es indecente que la ganancia solo quede en manos de pocos y se distribuya entre pocos”, remarcó y enfiló la salida de su discurso poniéndose a la par del panteón kirchnerista. “Debemos aunar esfuerzos, trabajar en unidad los que sentimos un deber moral para los más postergados. Nadie se salva solo”, dijo, y completó: “Como querían Perón, Evita, Néstor, Cristina y yo también, busquemos una patria justa, libre y soberana”.
Tras la secuencia de lapiceras, Cristina se dio vuelta y él le palmeó la espalda y la acompañó a bajar del escenario, hacia su derecha. Cruzaron saludos protocolares y se fue cada uno por su lado.
MC
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