Carlos Maslatón: “Milei tiene más apoyo en la juventud que los Montoneros en 1973”
Carlos Maslatón hace proselitismo dinerario. Paga con billetes que llevan el sello de su deseo. Un sello literal que proclama “Milei 2023” sobre los billetes de 500 y de mil pesos. Los mozos del Florida Garden, donde Maslatón suele hacer base, le festejan la ocurrencia. Este abogado liberal de 63 años además se hizo popular en las redes sociales. Sobre todo, a partir de su desobediencia a la cuarentena en el 2020. Es especialista en criptomonedas y uno de los pocos amigos de Javier Milei. Él se define como un puntero del futuro presidente.
En los ochenta, Maslatón fundó la UPAU, el brazo universitario y juvenil de la UCeDé. Aquella fuerza hizo pie de forma masiva en la UBA, para desagrado de Franja Morada y el peronismo. El ingeniero Álvaro Alsogaray lo invitó a sumarse a las filas del partido liberal. Y Maslatón llegó a ser la joven promesa de la UCeDé. Fue concejal porteño, hasta que en los noventa se retiró de la política. Ahora, sin haber vuelto del todo a la militancia liberal, promueve con entusiasmo el avance de Milei.
¿Cuál es su papel en el espacio de Javier Milei?
Mi caso es extraño. Yo fui un político muy activo del 82 al 92, pero decidí repentinamente retirarme, después de una carrera mitad de política universitaria, mitad de política local en la Capital donde yo era concejal. Con el aparato de la agrupación UPAU, la Unión para la Apertura Universitaria, bajé al partido a competir en la interna de la UceDé. Ahí gané una elección interna que me permitió entrar como segundo concejal en la lista de la Ciudad del año 1987.
¿Quién era el primero?
Francisco Siracusano. Fue un voto uninominal. Yo quedé segundo en la clasificación general, a pesar de que yo no era del aparato oficial de Álvaro Alsogaray. Gané en esa interna y eso me permitió estar en el segundo lugar de la lista de candidatos a concejales.
¿Haber fundado la UPAU, una corriente de la juventud liberal que llegó a ser masiva, lo favoreció en esa interna?
No parecía que yo tuviera chances. Pero tenía un nivel de conocimiento más alto que cualquiera porque venía de UPAU. Muchos independientes me eligieron, más el aparato mío, que era gigante. Yo tenía 2500 votos de aparato, que era mucho para esa época. Hoy también lo sería en una interna chiquita.
¿Cómo era el aparato electoral que lo apoyaba?
De afiliados. Yo era una máquina de afiliar. Y estoy muy consustanciado con lo que son los aparatos, los punteros, las movilizaciones. Tengo esa misma mentalidad. Yo no soy un liberal de academia, estoy exactamente en la órbita contraria. Después, en el 92, decidí retirarme de la política y dedicarme a las finanzas. Cuando empiezan las redes sociales, yo escribo y escribo por diversión. La verdad es que escribo de cualquier tema: política, economía, finanzas, lectura, viajes, guerra, todo... lo que sea.
¿Se divierte con twitter?
Opino libremente. La ventaja de no tener compromiso ni político ni económico, es poder opinar libremente.
¿Cuándo conoció a Milei?
Yo tenía un programa de radio en FM Identidad. Un día me llama un editor de libros y me dice: “Acá hay un tipo, Javier, que sacó un libro bueno”. Lo invité, me gustó como habló y lo invité todas las semanas. Todo ese 2014 estuvo en mi radio. Y nos llevamos muy bien.
¿Después se pelearon?
Tuvimos una pequeña diferencia durante el macrismo con la política monetaria de Sturzenegger. Él era más condescendiente. Yo dije que era un desastre y que iba a pasar lo que pasó en 2018. Es decir, que no iban a poder renovar su propia deuda, tanto las tomadas por Caputo como las de Sturzenegger en el Banco Central. Salvo que pagaran tasas infinitas que iban a llevar a una catástrofe económica, como finalmente sucedió. Después Milei en 2019 insinúa un cambio de perfil. Y en 2020 confirma que va a hacer política. Entonces yo escribí favorablemente sobre él. Ahí Milei se comunica de vuelta conmigo.
Lo conoce desde hace casi una década. ¿Cómo analiza los cambios en la trayectoria de Milei?
A mí me impresionó mucho su evolución personal desde la academia a la política. Me gustó. Reconozco que es un personaje rarísimo, que nunca existió en el sector liberal nuestro. Y quizás en otros sectores tampoco. Él me invitó a conducir tres actos del año pasado: los dos del Parque Lezama y el del Luna Park. Con la ideología liberal que yo tengo, más la admiración que tengo por la movilización política, esto inflama mis sentimientos. Es un tipo que habla, escribe y además conmueve a la opinión pública. Eso tiene Milei.
¿Usted entonces es un militante del espacio de Milei?
Se puede decir que yo soy un militante inorgánico, en el sentido de que no recibo órdenes de él para decir tal o cual cosa. Él me escribe y me dice “muy bien esto” o “mirá lo que dije o lo voy a decir”, como un intercambio. Colaboro en lo que sea necesario si se me lo solicita. Por eso digo que soy un puntero de Milei. Pero no un puntero territorial. Un puntero cultural general y a título gratuito. Yo simplemente opino.
¿Por qué considera que Milei genera atracción entre un sector de los adolescentes y jóvenes?
Eso es lo que nunca vi en la política. Tengo 63 años. Yo lo vi a Perón. Lo vi a Alfonsín y a Menem. Estuve en los principales actos de la historia argentina antes de internet. Lo que me impacta acá de Milei es la convocatoria espontánea que tiene. El tipo va a cualquier lugar del país y junta 15 o 20 mil personas. Y solo dice “voy a estar acá”. Es indiscutible el fenómeno de la juventud. Y es arrasante.
¿Qué paralelo histórico percibe en ese fenómeno de arrastre?
Milei tiene más apoyo en la juventud que los Montoneros en 1973. Entre el 71 y el 73, casi la totalidad de la juventud, el 95%, estaba con la ultra izquierda o con los Montoneros. Era muy raro que vos vieras alguien que no, yo era uno de los pocos que no.
Había jóvenes que no estaban tan politizados en los setenta…
Quizás exagero, quizás era el 80%. Pero ahora Milei está sobrepasando en adhesión de la juventud eso que yo vi en los setenta. Y sin hacer quilombos ni nada, solamente con su figura. Y otra característica es que sucede en todo el país. Antes se decía “vos sos liberal, vos estás en Barrio Norte, Recoleta, Palermo, Belgrano”. Esto no es así. Está en todos lados. En otros lados tiene más votos que en Palermo, Recoleta y Barrio Norte. Es multiclasista. En una ideología de derecha liberal, eso no tiene antecedentes.
Respecto a la comparación con los Montoneros, esa militancia era orgánica. No era una simpatía light. ¿No es mucho más liviana, casi una moda, la actual adhesión juvenil a Milei?
Hoy no hay razón para pensar que vaya a cambiar la moda. Porque el tipo está en ascenso. En noviembre del año pasado, cuando fueron las elecciones, escribí que Milei tenía 20 puntos de apoyo nacional. Dije: “Si ahora tuviera la boleta en todo el país, sacaría el 20%”. Y pronostiqué que iba a subir un 1% por mes. Ya está casi en 25.
¿Milei puede llegar a ser presidente entonces?
Sí, con un triple empate en las PASO, 30%, 30% y 30%, más 10% nulos, blancos o de la izquierda. Ahí se rompe la polarización electoral propia de este sistema, y ya la gente lo vota en la primera vuelta. Con lo cual, en la primera vuelta va a quedar primero o segundo. Y en el ballotage, puede pasar a quedar primero.
¿No hay chances de que Milei participe en una PASO dentro de Juntos por el Cambio?
La ilusión de que él sea parte de Juntos por el Cambio, ¡chau! Es más, eso nunca estuvo en consideración. Milei lo terminó de matar cuando dijo: “Yo quiero un arreglo con Macri. Que venga él conmigo, deje Juntos por el Cambio y vamos a las PASO. Si pierdo, lo apoyo.” Medio forreándolo. Diciéndole: “Soy más importante que vos”.
Al armado le falta estructura. No tiene prácticamente nada. ¿Coincide?
Te juro que esto nunca lo vi en mi vida. Hay más demanda que oferta.
¿A qué se refiere?
Demanda es la cantidad de aparatos, grupos, organizaciones que hay en el país interesadas en formar parte del proyecto de Milei. La oferta es la estructura central que los puede recibir. Para recibir la enorme cantidad de oferentes, que son no cientos, son miles de grupos, tenés que tener 200 operadores en un lugar gigante todo el día, para que los grupos no se solapen.
¿Y cuenta con esa estructura?
Esto es lo que no está. A la organización política de Milei la están pasando por arriba. ¿Quiénes? Los interesados en ser parte de la organización política. No está más eso de que tiene que ir a Formosa y... “a ver, ¿a quién puedo llamar para armar?” Acá, no, ya está, se hace sólo eso. Esto está reproducido en todo el país. No existe la organización que pueda recibir semejante oferta. Si fuese el peronismo, tampoco existiría. Y si fuese el PRO, menos. Es mucha cantidad. Y es un problema, pero que a su vez indica éxito. Es el quilombo del éxito.
Milei es muy receloso. Parece sólo confiar en su hermana. ¿Esa característica personal no le agrega un plus de complejidad al armado?
Es peronista, es peronista, Javier es peronista. Cada vez que yo digo esto me putea el planeta. Pero metodológicamente Milei es peronista. Por su anarquismo, a un liberal cualquiera no le gusta la centralización propia de la Unión Cívica Radical. Por eso hay tantos grupos en todo el país. A veces yo digo en joda que, si esto sigue así, lleno de orgas pro-Milei, esto termina como la masacre de Ezeiza. Producto de que nadie manda. La vigorosidad de la militancia espontánea, sumado al anarquismo propio del cerebro de Milei, un liberal, te lleva a que esto sea un quilombo, producto del éxito.
¿Milei es consciente de ese caos que incuba su armado?
No sé si lo llega a entender. A él le importan los grandes temas nacionales. Está bien que sea así, porque va a ser presidente. Estoy seguro de que va a ser presidente. Además, tampoco puede.
Además ya existen internas dentro de su equipo.
Ahí hay un solapamiento que está sujeto a una resolución en los próximos días. Si no, va a conducir a un enfrentamiento. No digo una ruptura, porque quién se va a ir de acá si esto es un éxito. Ramiro Marra es importante. Es la segunda figura detrás de Milei. Ha crecido mucho y está haciendo buen laburo legislativo, en un bloque de seis.
¿Qué opina del acuerdo con Ricardo Bussi en Tucumán?
Hay mucha gente puteando por eso. Bussi, el padre, no Ricardo, fue el único tipo de la dictadura que tuvo éxito político. Ahora, la Fuerza Republicana, el espacio de Ricardo, tiene muchas bancas en la Legislatura Tucumana. Si vos decís “no me gusta Bussi, pero voy a Tucumán igual”, ¿con quién armás ahí? Con el peronismo tucumano es imposible. En Juntos por el Cambio no hay nadie del PRO, son todos radicales, ¿con qué armás? Estas son realidades provinciales que no se aplican a un razonamiento nacional.
Usted tiene una ideología claramente liberal. Pero en el espacio de Milei se suman sectores políticos conservadores, nacionalistas y hasta reaccionarios. ¿Cómo combina esa diversidad?
Eso te prueba que el movimiento de Milei no es libertario.
¿Y qué es entonces?
Es el partido Republicano de los Estados Unidos. Ahí tenés conservadores, nacionalistas y liberales en sentido nuestro. Y también libertarios. Tenés todo eso. Cuando presenté el acto en Parque Lezama, hablé de eso. Dije: “Acá hay tres sectores: liberales libertarios, conservadores y nacionalistas en el buen sentido.
¿Ese supuesto Partido Republicano no es Juntos por el Cambio en la Argentina?
Los alineamientos en política no son por ideología. Son por intereses. Juntos por el Cambio fue un gobierno de izquierda en nuestra interpretación. Un gobierno que hizo experimentos financieros y que terminó fracasado. Además ellos decían que eran de izquierda porque les parecía canchero, atractivo. Mientras, se iba generando en la opinión pública la gran influencia de Milei, que un día dijo “juego”. Es para estudiar el proceso que va de 2016 a 2020. En esa etapa un tipo que salía por los medios cambió la ideología media nacional de la gente joven.
¿Los empresarios del círculo rojo no lo ven como un excéntrico, un loquito que los divierte pero en el que no confían?
En la reunión de Bariloche en el Llao Llao, la conclusión fue que estuvo muy bien Larreta. Pero eso lo dijo el periodismo. Yo hablé con los empresarios: me dijeron que Milei estuvo brillante. Quedaron encandilados. Todos querían sacarse fotos con él. Yo lo vi en Córdoba, en la Bolsa de Comercio, dando un discurso para el establishment. Analizó la economía y qué medidas hay que tomar. El tipo sabe mucho. Tiene mucho más conocimiento del que la gente cree en temas integrales, no solamente de economía. Es puramente racional. No está loco. Pero tiene que cuidarse físicamente. El desgaste es muy grande, un esfuerzo tremendo.
Usted subraya la masividad de Milei como si fuera una excepcionalidad. Pero en los ochenta la UCeDé y la UPAU también lo fueron. ¿Cuál sería la diferencia?
Fue diferente. Y como fui parte de eso te lo voy a poner en contexto. Nosotros en la UCeDé teníamos el 22% de la Capital. En la universidad teníamos el 23% del voto. Con la UPAU éramos más importantes que el partido. En las elecciones de 1985, en las 13 facultades de la UBA, sacamos el 33% de los votos. Una cosa impresionante. Nadie podía creer semejante aparato. En Psicología, Filosofía. La juventud en ese momento era más que la UCeDé. En Capital la UCeDé llegó a tener el 22%, pero de forma muy despareja en el comportamiento electoral. Era fuerte en Núñez, Belgrano, Palermo, Barrio Norte. Ahí tenemos el 35. Pero después en Villa Lugano teníamos el 6%. En Soldati, el 5%; en Liniers, el 7%. Esto Milei lo rompe. Milei tiene más adhesión en el sur que en el norte. Dos o tres puntos más tiene. Parece ser un líder de la gente que está postergada. A Milei lo vota el motoquero de Rappi.
¿Percibe alguna otra diferencia con la UCeDé y la UPAU?
El otro diferencial es el de las provincias. La UCeDé llegó a tener 7 puntos en Córdoba nomás. Milei, a donde va, convoca gente. Yo estoy seguro que la boleta hoy saca entre el 20% y el 23% sin aparato. Estos son los elementos que lo diferencian del proceso de la UceDé. Y Milei es anti-elite. El liberalismo siempre fue visto como la ideología de los ricos. Este tipo barrió con eso. Es obra de su genialidad.
¿Comparte el discurso anti-casta, al provenir de la militancia y la valoración de los partidos?
Yo no soy anti-corporación política, así en general. Podré discrepar con la mayoría. Pero la política me parece una noble actividad. Acá lo particular es que, en los últimos 20 años, la corporación política se hizo del gasto público un 10% del PBI. Entonces Milei interpreta que eso es parte de la defensa de un interés corporativo. Un interés corporativo que él llama casta. Así no está tan mal usado el término. Y pega fuerte.
¿Usted usaría ese término como acusación?
Yo no puedo usarlo, no. Y eso que soy un político retirado y no tengo jubilación de privilegio. Pago autónomos. Al revés, soy un aportante del sistema. No tengo un comportamiento de casta, pero no está claro para mí el término y no lo usaría. Pero me parece bien que lo haga él. Pega porque él no estuvo en el Estado. Yo solamente estuve cuatro años. Pero cuando veo militancia, me gusta. Siento simpatía por la política, incluso si mi posición no coincide con la del otro. Si ahora entrara Manes acá, Gabriel Solanas o hasta “Sombrilla” Larreta, yo los saludaría. Es un gesto de mutuo respeto. Milei se enoja un poco más.
¿Cómo ve la multiplicación de denuncias judiciales en la política?
No soy de la cultura de revolear denuncias. Puede haber casos extremos, pero acá se denuncia cada boludez que pasa.
¿Por qué Milei no fue a la cena de la Fundación Libertad?
Porque no quería ocupar la posición que le asignaban. Tenía que ser un participante más de un acto presentado por el amigo Larreta. No, momentito, igualalos en importancia. Si no, es como validar al otro como alguien importante. Y además, iba a validar una fundación que juega para el otro lado. Está bien que juegue para Juntos. Cada uno juega para su lado. Pero esa Fundación es Juntos por el Cambio.
¿Cómo está la relación del espacio de Milei con el de José Luis Espert?
Está muerta. Hace 14 meses está muerta. Eso se cortó de un día para el otro. ¿Por qué? Porque Espert arregló con Larreta, con el que ya venía conversando desde el 2019.
¿No hay retorno en la relación con Espert?
No, porque además Larreta le encargó a Espert que lo baje a Milei.
¿Cómo podría hacer eso?
Con un ofrecimiento económico importante.
¿Y Espert le hizo ese ofrecimiento? ¿Le consta?
Sí, directamente.
¿Y eso fue por encargo de Larreta?
Sí. Es más, se lo dijo: “Esto lo manda Larreta pero tenés que bajarte. Si querés podés ir quinto en la lista pero no podés hablar más”.
¿Milei le contó esta historia?
No, me la contó gente cercana a Javier. Y después me lo contó él sin dar nombres, pero después yo los conseguí.
¿Cuánta plata le ofreció para que se baje?
300 mil dólares. Eso además es lo peor que le podés hacer en la vida a Milei. Porque el tipo no quiere guita en serio. La única cosa que le da placer es que alguien lo reconozca intelectualmente o políticamente. Es una mala interpretación de Milei. El que es así, el que hace negocios es Espert.
Espert cuenta con diez concejales propios en la provincia de Buenos Aires. ¿Milei se los va a disputar?
Ya están hablando. Ellos no quieren estar ahí. Un error que cometió Milei el año pasado, que yo se lo dije, fue no blanquear cuál era su preferencia en la provincia“. Dijo: ”No puedo, no lo voy a hacer“.
¿Y cuál era su preferencia?
Para mí había que bancarlo a Juan José Gómez Centurión. Pero no lo hizo, y entonces Espert usó su nombre. La gente, cuando votaba a Espert, pensaba que votaba a Milei.
¿En el 2023 Espert y Milei no van juntos de ninguna manera?
No, no, Espert ya está con Larreta. Por eso reciclaron a Ricardo López Murphy, al que en el PRO habían puteado y basureado. Vieron que había una corriente liberal, y quisieron compensar a Miley poniendo a López Murphy. El año pasado dio un poquito de resultado. En este ya no, porque Milei es la figura.
¿Cómo ve la situación económica actual?
Argentina ya hizo piso. Fue en octubre del año pasado. Ahora el país está para arriba. Los bares están llenos de gente, hay consumo, es impresionante la economía. Por suerte salió para arriba.
¿Y la inflación no es un problema?
Los precios, en términos de moneda dura, son una miseria. Pero no pasa nada. Yo considero que esta subida de precios es buena para la economía. Soy el único que piensa eso. Pero la gente, ¿qué piensa? Piensa que es un desastre. Entonces, vamos a tener la carambola de una economía en recuperación fuerte, salarios y actividad mejorando, la gente estando mejor, pero con rédito político del gobierno que va a ser poco, nada o negativo. El gobierno está liquidado, más allá de que Fernández resultó un mal gobernante. No lo quiere nadie. Podría jugar Massa, que es un político espectacular y de primera línea, pero no está en un buen momento de imagen. El peronismo va a quedar tercero por primera vez.
Usted es promotor de las criptomonedas. ¿Cómo ve el derrumbe de esa apuesta?
No hay que generalizar. El término cripto incluye un montón de cosas, y muchas van a la perdición. La corrección de Bitcoin me parece excelente. No es una corrección destructiva. Para mi están bien las cosas. No veo un desastre económico mundial ni nada de eso. No, no hay un 2008.
AF
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