El poder detrás del trono: crece la centralidad de Karina Milei en la gestión cotidiana del Gobierno
“Algunos imbéciles que dicen ‘yo lo voté a Javier, no a Karina’, no entienden cómo funciona esto. Sin Karina no existiría ni La Libertad Avanza, ni la diputación, ni nada”. En el living del programa de su pareja, Amalia “Yuyito” González, Javier Milei no puede contener la emoción al hablar de su hermana. “El Jefe”, como la apoda, es una figura irremplazable en el esquema del Presidente, cuyas palabras suelen ir más allá de los meros elogios: en Karina se condensaría, para él, el espíritu mismo del Gobierno, bajo la convicción de que “sin ella nada hubiera sido posible”.
Al observar el actual organigrama del Estado, se comprende mejor el peso que tiene la actual secretaria general de la Presidencia puertas adentro del oficialismo. A través de su cargo formal, tradicionalmente clave dentro del Poder Ejecutivo, Karina —que también está al frente del armado partidario— ostenta una influencia particular en el día a día de la gestión, principalmente en áreas en las que pesa la mirada estratégica que La Libertad Avanza intenta imprimirle al rumbo del gobierno.
En ese sentido, un cambio reciente empoderó aún más a Karina Milei en el gabinete: el traslado de la Secretaría de Cultura de la órbita del Ministerio de Capital Humano a la de la Presidencia de la Nación. Se trata de una decisión que no tendría que ver con un encono particular con Sandra Pettovelo, aunque en la práctica se parece mucho a una crítica a su desempeño: el decreto establece la reestructuración del funcionamiento de la dependencia, que estará ahora organizada en siete secretarías, bajo la estricta supervisión de la propia hermana presidencial.
La medida implicó además una nueva modificación de la Ley de Ministerios, reformulada en varias ocasiones durante los once meses de gestión libertaria, con el objetivo de reorganizar el Poder Ejecutivo. Y se justificó en la necesidad de “optimizar la gestión de gobierno”, con el argumento de que “resulta conveniente suprimir las competencias asignadas al Ministerio de Capital Humano en todo lo concerniente a la cultura”. Además, el decreto subraya que “la cultura es fundamental para el desarrollo social, en tanto promueve la transmisión de valores, tradiciones y conocimientos”.
Fuentes cercanas al secretario de Cultura, Leonardo Cifelli, aseguraron a elDiarioAR que la expectativa de cara a 2025 es la de realizar “un trabajo conjunto con Cancillería”, con el fin de “profundizar la presencia argentina en el mercado internacional”. Sucede que en junio pasado, Karina Milei tomó la decisión de quitarle a la excanciller Diana Mondino el control de la Fundación Argentina para la Promoción de Inversiones y Comercio Internacional, además de hacerse con “Marca País”, hasta octubre dependiente de la Secretaría de Turismo.
“El traspaso se hace porque creemos que va a ser más eficiente dependiendo de Presidencia de la Nación, porque de allí dependerá todo lo que respecta a vender a Argentina al mundo”, intentó justificar en su momento el vocero Manuel Adorni al ser consultado por la decisión publicada en el Boletín Oficial. Al frente del organismo quedó el abogado Diego Sucalesca, excompañero de teatro de Milei, quien hasta ese momento se desempeñaba como el director nacional de la Agencia Argentina de Inversiones.
Lo cierto es que la decisión de mover la Secretaría de Cultura ya había sido anunciada por Cifelli en el marco de su defensa del Presupuesto 2025 ante la Cámara de Diputados, el pasado 10 de octubre. Ese día, el funcionario delineó los objetivos de su área ahora bajo la supervisión de la hermana del Presidente, al destacar que “bajo la Secretaría General de la Presidencia vamos a profundizar la presencia argentina en el mercado internacional”, colaborando estrechamente con Cancillería, la Agencia Argentina de Inversiones y Marca País.
Entre los planes, Cifelli mencionó la intención de “volver a visitar ARCOMadrid”, en una misión de apoyo a galerías y artistas argentinos para expandir sus oportunidades de negocio en el extranjero. Y aseguró que la administración avanzará en “quitar todas las trabas burocráticas” que frenan el desarrollo de las industrias culturales y que continuará “el tratamiento, modificación o eliminación de leyes fundamentales” para asegurar “la libertad de las industrias culturales”.
Es que el control de Karina Milei sobre la Marca País no es solo una herramienta de marketing, sino un componente de poder estratégico. A través de ella, el Gobierno busca controlar el relato de lo que representa Argentina en el contexto global, alineando la proyección de la imagen nacional con sus objetivos de gobierno y su enfoque ideológico. La “batalla cultural”, de la que tanto se vanagloria el Presidente, ocupa cada vez más un lugar central en la hoja de ruta libertaria.
PL/JJD
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