Con Macri ausente y Vidal indecisa, se multiplican las pujas en el armado bonaerense de JxC
En la provincia de Buenos Aires, ni siquiera los protagonistas del TEG cambiemita saben bien dónde están parados. El tablero preelectoral de la coalición opositora se volvió imprevisible, lleno de especulaciones, recelos y ambiciones contrapuestas. La indecisión de María Eugenia Vidal alimenta el desorden: nadie se cree menos que el candidato de la otra tribu. Y Mauricio Macri, incluso con su liderazgo cuestionado al interior de Juntos por el Cambio, tampoco intenta digitar sobre el perfil y los nombres de las listas. Al menos por ahora, Macri no se muestra demasiado activo en esa rosca.
Sin la existencia de un dedazo visto como legítimo por todos los actores del macrismo, del larretismo, el radicalismo, de la Coalición Cívica el PRO-peronismo, las PASO son una herramienta imprescindible para establecer jerarquías electorales. De ahí, el rechazo de los diputados y senadores de JxC a la suspensión de las primarias.
Si Vidal encabeza la boleta para diputados bonaerenses, el ruido de JxC se reduciría sensiblemente. La exgobernadora todavía corporiza una jefatura respetada por el PRO y buena parte de la UCR. Su ex vice radical, Daniel Salvador, empuja a su partido hacia una postura más PRO-friendly, y dirimirá su influencia como candidato del comité provincial de su partido en las internas del 21 de marzo. El frontman de la fórmula es Maximiliano Abad, presidente del bloque de diputados provinciales de Juntos por el Cambio. Ambos cuentan con el apoyo del grueso de la estructura radical, incluidos Ernesto Sanz y el gobernador jujeño, Gerardo Morales.
A esa espacio además lo apadrina la esperanza blanca de la UCR para la provincia: el neurólogo, autor bestseller y difusor de la llamada neurociencia Facundo Manes. Pero ante ciertos titubeos de Manes, desde la UCR le dieron un ultimátum amable: si realmente quiere ser un actor de peso en el 2023, éste es el momento para salir a la cancha y embarrarse. Para abandonar definitivamente su cajita de cristal, hecha de reconocimiento, dinero y tranquilidad. “Hay que convencerlo, seducirlo, para que lidere esta alternativa”, afirmó el intendente de Balcarce, Esteban Reino. “Tenemos muchas esperanzas en Facundo. Hay que ganar la elección con Abad, y así saldremos fortalecidos con figuras que exceden el marco partidario, como el caso de Facundo”, agregó Daniel Salvador ante elDiarioAR.
El adversario de Abad y Salvador es el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, respaldado por Martín Lousteau. Uno de los principales operadores del senador y exembajador en Washington es el mítico Enrique “Coti” Nosiglia, quien no ha vuelto a hablar con Macri desde su salida de la Presidencia. Las maniobras de inteligencia ilegal concretadas por la AFI amarilla, con radicales y larretistas entre los espiados, apuntaron especialmente a José Luis Vila, un histórico de Inteligencia de la UCR y del nosiglismo.
Con Vidal dedicada a “vivir”, su bilateral con Macri entró en fase de hielo
De imponerse los candidatos del aparato ucerreísta en la interna, quedaría (un poco) más firme el reconocimiento a la conducción bonaerense de Vidal. Pero existe un asterisco enorme dentro de esa proyección: “Mariu” o “Mariú” (no hay consenso cambiemita al respecto) no parece dispuesta a ser candidata a diputada en la Provincia, porque no tiene intenciones de reincidir en la gobernación en el 2023. En caso de perder contra el Frente de Todos, su figura quedaría herida. Si ganara, se ubicaría en una pole position expectante para un premio que no desea.
Mientras duda y gana tiempo para definir cuál será su destino político, Vidal alterna entre las vacaciones, los zoom para calmar a la tropa de JxC y el romance con Enrique Sacco. Su pareja periodista se convirtió en una persona influyente sobre el timing y la voluntad de la exestrella macrista.
Con Vidal dedicada a “vivir”, su bilateral con Macri entró en fase de hielo. Con Horacio Rodríguez Larreta, en cambio, la relación es más fluida. Larretista desde los tiempos del Grupo Sophia, el think tank creado por el alcalde a mediados de la década de 1990, Vidal se tienta por un camino mucho más allanado: hacer política en la Capital. En concreto, ser candidata a diputada en las legislativas y, por qué no, ir por la sucesión de Rodríguez Larreta en 2023. Se trataría de un jardín de rosas electoral y de gestión, en comparación con la realidad social, complejidad del territorio y escasez presupuestaria que anidan al otro lado de la General Paz.
Esa alternativa le genera urticaria a un político en particular: Lousteau, quien ya se autopercibe como el heredero llave en mano de la conducción en la Ciudad. El economista no sería el único damnificado. Aspirante a encabezar la boleta porteña, Patricia Bullrich también resultaría afectada por la mudanza de Vidal.
“Si no quiere ser candidata a gobernadora en 2023, y ella ya nos dejó en claro que no quiere, no tiene sentido que encabece la lista. Y si quiere ir por la Ciudad en 2023, tampoco está obligada a ser candidata ahora. Si tuviera que apostar, diría que en esta vuelta no juega”, interpreta un intendente del conurbano sobre el juego misterioso de Vidal.
La otra preanotada para ir por una banca en provincia es Elisa Carrió. Recluida en su casa de Capilla del Señor, de donde prácticamente no sale, la exdiputada ya dio señales de estar dispuesta a volver al ruedo electoral. Con un plus: “No me importa perder”, repite ante quienes la visitan en su Puerta de Hierro bonaerense. Dentro de su ruleta de humores y afinidades, Lilita tiene una excelente relación con Vidal.
Carrió repitió su catecismo el jueves pasado por la noche. Los invitados a la tertulia nocturna en Capilla del Señor, donde la exdiputada diseña los modelos de ropa de su marca By Lilitas, fueron dos allegados habituales y dos macristas. Los intendentes Jorge Macri, de Vicente López (con quien recompuso relación luego de vetarlo en el pasado con epítetos inconfundibles), el de Lanús, Néstor Grindetti, más los referentes bonaerenses de la Coalición Cívica, Marcela Campagnoli, Maricel Etchecoin y Andrés De Leo.
Grindetti y Jorge Macri son los voluntariosos armadores del PRO en el conurbano, con la asistencia de Diego Valenzuela, el intendente de Tres de Febrero. El primo de Mauricio recorre toda la provincia y regala gestos ambiguos sobre la chance de ser candidato a diputado, como paso previo a pelear por la gobernación en 2023.
En las últimas dos semanas, el hiperactivo Jorge Macri recorrió municipios gobernadores por el peronismo. Su tour de visitante incluyó Merlo, Moreno y San Fernando. El miércoles se reunió con su primo Mauricio. También se encontró con María Eugenia Vidal y se tomó un cafecito con dos halcones amarillos: Patricia Bullrich y el diputado Waldo Wolf. Hasta los cambiemitas que cuestionan a Jorge Macri le reconocen la audacia de apuntar al premio de la gobernación.
Las otras dos piezas del rompecabezas son nombres fuertes dentro de JxC: Diego Santilli y Emilio Monzó. Un larretista y un PRO-peronista que terminó peleado con Mauricio Macri. El vicealcalde Santilli coquetea con la idea de desembarcar definitivamente en la Provincia y ser candidato a diputado. Desde hace meses se convirtió en el embajador de Rodríguez Larreta en el conurbano. A partir de su knowhow peronista para el armado de redes y lealtades territoriales, recorrió La Matanza en diciembre. Lo hizo junto al excandidato macrista a intendente Alejandro Finocchiaro y la concejala Pamela Loisi. Y sumó al piquetero histórico del lilismo: Héctor “Toty” Flores, quien le hizo de anfitrión en su cooperativa textil matancera.
Expresidente de la Cámara de Diputados, Monzó también sueña con la gobernación, con escala previa en una banca en diputados. “Emilio ya planteó sus ganas de jugar. Y no le rehusa a una PASO con Carrió”, revela el diputado monzoísta Sebastián García de Luca. Viceministro del Interior durante la presidencia de Macri, De Luca es uno de los 12 diputados que responden a la jefatura de Monzó. “Está en disputa qué queremos ser: una fuerza testimonial que sólo expresa al núcleo antikirchnerista o un espacio más amplio con ambición de poder”, plantea De Luca. Monzó a su vez tiene un acuerdo con Rodríguez Larreta, pero en el ámbito de la Capital.
Santilli y Monzó tienen algo en común: generan recelos entre los intendentes macristas que buscan afianzar su armado territorial, con el dúo Grindetti-Macri a la cabeza. Por supuesto, la desconfianza es mutua. Sin un criterio o una voz que procese las diferencias desde afuera, hay una única coincidencia entre las tribus de Juntos por el Cambio: todos se autoperciben como las más legítimas y adecuadas para liderar al espacio opositor.
AF
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