Fernández regresa a los viejos problemas: Covid, internas del Frente de Todos y alza de precios
- Yo esto ya lo pasé: en 2004, 2005 con Néstor, es lo mismo. No hay que apurarse, hay que buscar el mejor momento.
Alberto Fernández caminó 34 minutos por París. Del hotel Prince de Galles, sobre la avenida George V, hasta el Arco del Triunfo. Bajó por Des Champs Élyseés en busca de un café abierto que nunca encontró y llegó hasta el Pont de l’Alma desde donde se ve la Torre Eiffel.
En el camino se cruzó con tres argentinas que lo saludaron de vereda a vereda. La pandemia, con una veda rígida que solo permite delivery o take away, clausuró los cafés parisinos. Fernández relató, impactado, su mini travesía junto al secretario general de la Presidencia Julio Vitobello y el vocero Juan Pablo Biondi por esas calles casi desiertas a pesar del clima primaveral.
Ese miércoles,12 de mayo, en Francia se informaron 21.498 contagiados, un quinto de los 84.999 registrados un mes atrás, el pico de la tercera ola, el récord histórico desde que arreció el coronavirus. En París, a las 7 de la tarde no queda nada abierto.
“No habló ni cuando fue candidato a vice. ¿Tiene que hablar ahora, cuando Alberto está en una buena gira por Europa?”, se inquietó un funcionario sobre la reaparición de Zannini.
El Covid-19 y la deuda operan, en la cabeza de Fernández, como dramas mellizos. Pero, a su vez, la pandemia le sirvió un atajo para transitar una nueva negociación con el FMI: Fernández estuvo en la mesa chica de la negociación durante la gestión de Néstor Kirchner y ahora en la de su propia presidencia.
¿Cuánto tiempo puede tardar el acuerdo con el FMI? Esa es la pregunta más escuchada en el gobierno. Fernández repite, como un mantra, la respuesta. “El tiempo que haga falta para lograr el mejor acuerdo, el acuerdo que necesitamos”, afirma y abraza una frase que le dijo Martín Guzmán. “Nuestra estrategia es cerrar un acuerdo, no dilatar el acuerdo”.
Viejos nuevos problemas
El tiempo es, en año electoral, un insumo crítico. El presidente regresó de Europa, este sábado, luego de una saga de reuniones que juzgó “positivas” y aterrizó en la Argentina de los problemas terrenales de siempre. Fernández se mueve mejor, se siente más cómodo, como lo que no fue, canciller, que como lo que fue, jefe de Gabinete. Con la curva del Covid estabilizada pero alta, un nuevo índice de inflación de 4,1% en abril y la interna del Frente de Todos (FdT) en carne viva.
El tema inflación sobrevoló la agenda de la deuda. “La gira será positiva si avanza lo de las vacunas y se controla la inflación”, lanzó al regreso un integrante de la comitiva oficial en un aviso brutal de que, otra vez en Olivos, la agenda terrible de cada día no permite treguas. “Es la principal preocupación”, repite Fernández como sostiene Martín Guzmán.
En París retumbaron las declaraciones de Carlos Zannini en las que defendió su vacunación VIP. Hubo malestar por hacer reaparecer ese tema crítico y por haber roto el silencio. “No habló ni cuando fue candidato a vice. ¿Tiene que hablar ahora, cuando Alberto está en una buena gira por Europa?”, se inquietó un funcionario. Fernández, accesible para hablar de todo, rehusó opinar sobre los dichos de Zannini.
El Presidente cruzó mensajes con Cristina de Kirchner antes de las declaraciones de Zannini. La vice, a cargo de la presidencia, destacó la importancia del apoyo de Portugal, país que logró reordenar su economía sin seguir las pautas del FMI. Además, consiguió un acuerdo positivo respecto a los intereses y deuda.
Sobrevoló otro expediente que involucró a un kirchnerista hard core: Oscar Parrilli. El proyecto del senador para que los Derechos Especiales de Giro, los DEG’s del FMI, que Argentina recibiría en agosto, no vayan al pago de deuda sino a políticas anti Covid-19 fue, también, mencionado de pasada. “Es un proyecto de declaración y dice lo que nosotros decimos: que los DEG’s vayan a fortalecer las reservas, que servirán para sostener la expansión del gasto que requieren las políticas sociales y sanitarias para paliar la pandemia”, explican en la cercanía de Fernández. Ese libreto es, también, Guzmán puro y duro.
Vía Parrilli se visibiliza un debate de fondo, quizá más teórico que real, que Máximo Kirchner ya expuso cuando pidió una negociación más dura con el FMI por su crédito “político” a Mauricio Macri. Esa opinión se cristalizó, en paralelo, con la carta del bloque de senadores del Frente de Todos (FdT) al FMI.
Deuda en campaña
La novedad, ahora, es que con el cambio del calendario electoral que acordó el Gobierno, vía Eduardo “Wado” De Pedro y Sergio Massa, con la oposición, la reunión en la que el FMI podría tratar el caso argentino está convocada para el mes de octubre. Es decir: en plena campaña electoral para las generales que, reprogramadas, serán el 14 de noviembre.
Si de esa cita del Fondo sale una buena noticia para el gobierno, quizá tenga impacto electoral positivo. Si sale mal, podría revertirse una creencia oficial que indica que la cuestión de la deuda, o al menos el fantasma de un FMI que pide ajustes, tiene impacto político y electoral negativo. En la libretita roja de Guzmán hay una hoja de ruta que sugiere que lograría el “puente de tiempo” por el vencimiento del Club de París y un avance con el FMI con una cláusula gatillo que le permitiría a la Argentina mejorar las condiciones, en plazos y tasas, si luego del acuerdo, sale un crédito extendido con mejor performance.
Sorprendió una decisión: en vez de anunciar, en medio de la gira la buena notica del envió de vacunas de AstraZéneca, Fernández se lo dejó a la ministra Carla Vizzotti.
Todo, además, combinado con la incertidumbre permanente sobre la pandemia. De Europa, Fernández trajo el registro personal de las restricciones: muy duras en París, rígidas en España y Portugal, y más flexibles en Italia que está en “amarillo reforzado”. En Madrid, se permitió una ironía cuando Pedro Sánchez contó su discusión con la oposición sobre las restricciones y los fallos de las justicias locales sobre las vedas. Una remake española del tironeo Nación-CABA de la Argentina. Sorprendió una decisión: en vez de anunciar, en medio de la gira la buena noticia del envió de vacunas de AstraZeneca, Fernández se lo dejó a la ministra Carla Vizzotti.
PI
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