Javier Milei, el “zumbado” que despierta amores y odios con su visita a España
Los líderes populistas tienden a ser más conocidos que los no populistas por su forma de comunicar: emplean constantemente un lenguaje provocador, directo y controvertido, que capta la atención de los medios y del público en general; usan eficazmente las redes sociales y los atriles para hablarle “directamente al pueblo”, eludiendo a los periodistas que los pueden poner en aprietos con sus preguntas; ofrecen todo el tiempo soluciones rápidas y realizan promesas audaces y radicales; eligen al adversario del día para denostarlo y construir un escudo moral, y se presentan como representantes del pueblo contra los “poderes fácticos” o “la casta”, lo que genera una fuerte conexión emocional con sus seguidores.
Cristina Fernández de Kirchner, que gobernó durante ocho años como presidenta y otros cuatro como vicepresidenta, fue una figura conocida por los ciudadanos de a pie en países como España, donde ahora también es conocido Javier Milei, quien lleva poco más de seis meses en la Casa Rosada. Es muy común que aquí la gente sepa perfectamente quién es, cómo piensa y qué consecuencias puede provocar su paso por el poder.
Es que la figura de Milei, además, ha cobrado notoriedad en España sobre todo después de aquella visita que realizó en mayo a Madrid, donde asistió a un acto del partido ultraderechista Vox y desde un escenario, sin mantener contacto alguno con autoridades españolas, tildó al presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, de “calaña de gente atornillada al poder” y en la misma frase acusó a su esposa, Begoña Gómez, de “mujer corrupta”.
Que sean líderes conocidos no significa que sean venerados. En efecto, elDiarioAR consultó en Madrid —a propósito de la nueva visita de Milei a la ciudad este viernes, donde recibirá un premio del think tank liberal Instituto Juan de Mariana— a personas de distintas ocupaciones y con niveles dispares de información política sobre la figura del mandatario argentino y en la mayoría de los casos las opiniones fueron negativas. Sin embargo, hay de sobra gente que lo apoya, no tanto porque coincidan con su ideario anarcocapitalista sino, sobre todo, porque están en contra del gobierno del socialista Sánchez: como el presidente argentino le ha declarado la guerra mediática, les simpatiza.
“No tengo mucho criterio. Me parece un zumbado, que habla con sus perros muertos”, dijo Raúl, un abogado de Madrid al que poco le importa la política pero a Milei sí que lo conoce. Zumbado es una persona de poco quicio, un loco. Y lo de los “perros muertos” es en alusión a que Milei confesó en una entrevista reciente que juega todas las mañanas con Conan, que habría muerto en 2017, y dijo tener cinco perros, cuando en rigor serían cuatro los vivos.
“Acabo de verle. Lo busqué en Google. No le conocía... Dios. Intento no entrar en el pánico porque en las últimas elecciones europeas entré en pánico por los resultados a favor de la ultraderecha, y cuando entro en pánico no paro. Me gusta estar informado pero no sobreinformado”, afirmó Ismael, un nadador profesional que vive en Vallecas, al sureste de Madrid. A diferencia de Ismael, que no sabía quién era Milei, se sorprendió por sus pelos y sus largas patillas y prefirió no seguir hablando de él, Víctor, un programador catalán que vive en Barcelona, sí lo conocía y se declaró “en contra de prácticamente todo lo que hace”.
“Me parece bastante increíble su ascenso al poder en Argentina, me parece bastante parecido al de Donald Trump, que fue a partir de redes: todo el mundo se pensaba que era un loco y sus ideas les parecían una locura a todo el mundo, pero llegó a presidente. Yo estoy muy en contra de la privatización de recursos como la educación o la sanidad. Entonces, estoy bastante en contra de todo lo que hace Milei y de él como personaje. Lo que representa tampoco me gusta mucho”, sostuvo.
Para Víctor, “en Europa el movimiento hacia la derecha está creciendo mucho y de aquí surgen este tipo de personajes políticos, personajes propagandísticos, como Trump o Viktor Orbán, en Hungría”.
“No me gusta mucho, no sólo por lo que hace en su país sino porque activa mucho la extrema derecha en otros países, como por ejemplo el mío”, dijo a su vez Christian, un técnico en sonido que vive en Barcelona.
Gema, responsable de comunicación y marketing en una empresa con sedes en toda España, dijo que “Milei es un excéntrico, un provocador, un faltón”, que vendría a ser una persona que siempre está faltándole el respeto a todo el mundo.
“Creo que es un tipo que va a llevar a la Argentina o a muchos argentinos a una situación límite, con sus políticas económicas y con ese personaje que él se ha creado. Por el odio que tienen hacia la izquierda, aquí Vox y Santiago Abascal aplauden mucho sus salidas de tono, sus ataques a Begoña Gómez, etcétera. Por ahí no sé si Milei es tan racista como aquí los de Vox. Pero sí que es un extremista que no quiere a las minorías. Por ahí homofobia no tiene Milei, pero sí quienes lo rodean y con quienes él se junta”, dijo Gema. Y remató: “Independientemente de las cosas buenas que tenga este tipo, no le da credibilidad a la Argentina, más bien se la quita. Y presenta a la Argentina como un país de pandereta. Es bastante increíble que haya llegado a la presidencia de Argentina un tipo como él”.
Gianluca, un médico italiano que vive en Barcelona, dijo que Milei “es un experimento que cuyo impacto habrá que mirar: un neoliberalismo al 100%, sin ninguna atención para los desfavorecidos ni para reducir las desigualdades, con políticas que se basan en la privatización, en el capital, dando igual que sean empresas contaminantes o empresas sin garantías”, y promoviendo “la desintegración de los sistemas públicos de salud y educativo, como ya se ve como en las primeras manifestaciones de universitarios”. “Mucha suerte, Argentina”, finalizó Gianluca.
Pero en España también hay personas a quienes Milei les cae simpático. Por ejemplo, una señora española a la que entrevistó en la calle el periodista Joaquín Sánchez Mariño, el 28 de mayo último.
—¿Conoce a esta persona?
—Sí. El argentino.
—¿Y qué le parece?
—A mí me gusta.
—¿No se ofendió con lo que hizo con Pedro Sánchez?
—¿Si a mí me ofendió?
—Sí, que vino y habló mal de la mujer de Pedro Sánchez...
—Pero si dijo la verdad.
—¿No le pareció una falta de respeto venir a un país...?
—Me pareció perfecto.
—Y le gusta.
—A mí me gusta. Vamos, no me gusta él como hombre.
Así, entre pelos desordenados, perros y bravuconadas, Javier Milei le viene echando leña al fuego de la ya encendida escena política en España, con tanto fervor que hasta en la Puerta del Sol uno puede encontrarse transeúntes no argentinos que estén debatiendo sobre economía argentina y sobre “el loco” que gobierna esta nación. Milei confirma que no hay fronteras para el impacto de un líder populista. Ahora falta que demuestre qué impacto tendrán los remedios que propone.
JJD/DTC
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