Massa proyecta que en marzo la brecha entre el dólar blue y el oficial baje a 30%
-Mil setenta y cinco millones de dólares en tres días.
Sergio Massa miró su celular, leyó un mensaje y, despacio, sin levantar la vista de la pantalla, pronunció la frase. En el primer piso de la embajada argentina en Washington, el ministro compartió el dato que le llegó desde Buenos Aires. Son las 4 y media, y Massa terminó una reunión con empresarios mineros y, en unos minutos, partirá a dar una charla a la U.S. Chamber, la Cámara de Comercio estadounidense, enfrente de la Casa Blanca.
Ahí, frente a cuarenta empresarios de primer nivel, Massa volverá a hablar de lo que se convirtió en su obsesión diaria. Parece un tip que, dicen a su lado, aprendió de Néstor Kirchner que miraba, cada día, las reservas, la cuenta erogaciones y la recaudación del día. Massa, con urgencias distintas, tiene un seguimiento pormenorizado de todos los indicadores de la economía pero, sobre todo, del ingreso y salida de dólares.
Cada día, su equipo le prepara un cuadro con los datos. Allí figuran, hace días, números positivos sobre el ingreso de dólares, en particular por liquidación a través del nuevo dólar soja, que refuerzan una tendencia que empezó hace quince días cuando el Central dejó de vender y empezó, luego de mucho tiempo, a comprar. El jueves, ese número se redondeó con una compra, en lo que va de septiembre de 800 millones, y una liquidación total de unos 1700 millones.
Es una ruta larga y sinuosa pero Massa, en las conversaciones con sus colaboradores, se permite una proyección auspiciosa sobre el dólar. El ministro repasa que la brecha entre el oficial y el blue bajó a cerca del 90% luego de haber tocado picos del 150% y transmite que tiene una hoja de ruta según la cual en marzo del 2023, la brecha cambiaria estará en el 30%, un número que a su lado consideran razonable para un país culturalmente bimonetario.
La calma deseada con el dólar blue se proyecta además sobre los dólares financieros. “Tener dólares es la única manera de controlar esas expectativas negativas”, dicen en el equipo de Massa. En agosto, la devaluación del dólar oficial fue de 62,% y esa tendencia, todo indica, se mantendrá en el orden del 5% en los próximos meses. La magia que debe lograr Massa es que esa devaluación administrativa pero continua no se traslade a los financieros y el blue.
Frentes
Es una disputa en varios frentes. El primer componente es de acumulación de reservas, variable en la que Massa espera redondear una semana de buena cosecha. No sólo por las liquidaciones por el dólar soja que anunció el domingo, horas antes de partir rumbo a Washington, sino por los créditos con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que prometió acelerar desembolsos durante este mes y, en lo que queda del año, por 1200 millones. Gran parte de esos recursos, de libre disponibilidad, irán a engordar las reservas del BCRA. Miguel Angel Pesce, el presidente de la entidad, viajará en estas horas a EEUU para participar de la reunión que Massa tiene pautada el lunes con Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, y con dos hombres fuertes del Departamento del Tesoro, del equipo de Janet Yellen: se trata de David Lipton y de Michael Kaplan.
Son dos ejes de interés cruzado. Lipton fue, en tiempos de Donald Trump, un funcionario clave en el FMI para otorgarle el crédito a Mauricio Macri. Kaplan es el segundo de Yellen en materia tributaria y es una presencia esencial para Massa que empuja, no está claro con qué margen de éxito, que haya alguna novedad con el acuerdo de colaboración tributaria entre la AFIP y la IRS, la agencia de impuestos de EEUU.
Todo se vincula. Massa se muestra expectante sobre alguna novedad con esa medida que sería determinante porque ampliaría en 100 mil millones de dólares la base imponible de la AFIP. “Daría vuelta el presupuesto nacional”, sintetiza una fuente que interviene en las negociaciones. Pero además de eso, que de por sí sería de altísimo impacto, habría un segundo efecto referido al dólar: con información sobre las tendencias de los argentinos en EEUU podría dejar de ser atractivo sacar fondos hacia ese país y, por lo tanto, podría bajar la presión sobre los dólares paralelos, tanto los financieros como el blue.
Dólar Katar
No es la única herramienta que Massa tiene en su menú. El dólar tarjeta aparece en el radar del ministro como una preocupación de alto impacto porque, según detectó el equipo económico, hay operaciones sin ningún tipo de regulación que hacen que la sangría de divisas por ese medio se mantenga en alza. En el mediano plazo, se pone el foco en la salida de dólares que significará el mundial de Qatar.
Un empresario de primerísimo nivel dijo en una reunión con funcionarios argentinos que se estará subsidiando a los 4500 argentinos que irán a Qatar con dólares que deberían destinarse a financiar importaciones. Massa recibe esa queja con frecuencia y empezó a crecer en el mundo empresario como un planteo hacia el Gobierno que tome alguna medida al respecto.
En Washington, ene US Chambers, Massa escuchó mucho planteo sobre las importaciones y los dólares, pero evitó poner plazo. Dijo que es un tema de preocupación pero que no puede resolverse de inmediato. Ofreció, en simultáneo, tener conversaciones bilaterales con las empresas para encontrar puntos de compensación.
PI
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