La novela del aplazamiento en el Senado: la trama oculta que le marca los tiempos a la ley de Ficha Limpia

Una vez más, el Gobierno suspendió la sesión por la sanción de Ficha Limpia, una ley que se bambolea sobre la cabeza de Cristina Fernández de Kirchner desde que arrancó la previa electoral. Este jueves, en vez de una pelea descarnada sobre qué partido político acumula más causas por corrupción, el Senado depondrá las armas y escenificará un homenaje al papa Francisco. La sesión por Ficha Limpia se volvió a patear —esta vez para el 7 de mayo—, en una danza dilatoria que refleja la incomodidad originaria del Ejecutivo con una ley que le interesa más como amenaza que como esquema normativo.
“Nosotros no queremos tratar Ficha Limpia”. La confesión del jefe del bloque libertario, Ezequiel Atauche, dejó mudos a los senadores de la oposición. Fue casi un descuido, una admisión de culpa en medio del griterío de la reunión de Labor Parlamentaria en el Senado en la que se discutía si sesionar o no el jueves para tratar Ficha Limpia. “Ah, entonces tienen un arreglo con los kirchneristas”, bramó, encendido, el formoseño Francisco Paoltroni, exlibertario que hoy coquetea con un sector del macrismo.
La senadora cristinista Anabel Fernández Sagasti lo intentó calmar. Era martes a la tarde, la Cámara de Diputados estaba homenajeando al papa argentino, y los senadores estaban tratando de coordinar un mismo tributo en la Cámara alta para el jueves. La misma fecha para la que el PRO y la UCR querían sesionar para sancionar Ficha Limpia. Los excambiemitas, así como Paoltroni, sospechaban que el Gobierno buscaba una excusa para volver a dilatar el tratamiento de la ley, que prohíbe la candidatura de personas condenadas por corrupción en segunda instancia, en favor de un hipotético acuerdo del triángulo de hierro con CFK.
José Mayans, el titular de la bancada peronista, observaba en silencio la pelea. “Está enojado porque sacó el 1% en Clorinda”, le susurró el también formoseño, entre risas, a Atauche.
Por si acaso, Mayans no quiso llamar mucho la atención. Para Unión por la Patria todo era ganancia: la mayoría de los senadores quería una oportunidad para homenajear a Jorge Bergoglio y, de paso, ganaban tiempo para continuar negociando por Ficha Limpia. Una ley que, de sancionarse, le cerrará la puerta a una futura candidatura de CFK a cualquier cargo nacional. No así a uno local: CFK podría continuar siendo candidata por la Tercera Sección bonaerense aún con Ficha Limpia.

El acuerdo para suspender la sesión y reemplazarla por un tributo al papa Francisco estaba casi cocinado, pero el problema era la desconfianza de los aliados del oficialismo con el mismo oficialismo. No era la primera vez —ni la segunda, ni la tercera— que La Libertad Avanza boicoteaba el tratamiento de la Ficha Limpia a modo de gesto al kirchnerismo, y en la UCR y el PRO querían asegurarse que habría próxima sesión y que, esta vez, no habría sorpresas. Nadie se esperaba, sin embargo, la confesión de parte de Atauche.
La admisión había salido como respuesta de una chicana de Fernández Sagasti. “Nos quieren meter en la interna de CABA”, provocó la mendocina camporista, aludiendo a la autora intelectual originaria de la Ficha Limpia, la diputada macrista Silvia Lospennato, que hoy encabeza la lista de candidatos a legisladores porteños por el PRO. En ese momento, Atauche amagó con negarlo, pero terminó blanqueando: “No tenemos apuro en tratar la Ficha Limpia”.
Crónica de un aplazamiento anunciado
La elección porteña había metido la cola en Ficha Limpia. Y el PRO sería el primero en aprovecharlo. Unas horas después de que el Senado decidiese que el jueves solo se sesionaría para homenajear a Francisco, de modo de no generar tensiones políticas, Lospennato saldría en televisión y acusaría a Atauche de empantanar el debate. “Atauche se puso de acuerdo con el kirchnerismo para no tratar Ficha Limpia. Yo quiero creer que el presidente no sabe que Atauche dijo esto”, cuestionó la candidata porteña, que denunciaba que LLA no quería sancionar la ley para no hacer campaña por ella.
No era, como se dijo, la primera vez que LLA suspendía una sesión por Ficha Limpia, sin embargo. La ley había atravesado un camino enrevesado. Cuestionada en privado porque dejaba en manos del Poder Judicial el armado de las listas, la Ficha Limpia había mutado a bandera insignia de la lucha contra la corrupción: la ley tenía más detractores que simpatizantes, pero ningún legislador quería que los canales de televisión lo acusaran de haber saboteado la ley. Y eso fue lo que le sucedió al Ejecutivo, que pasó de boicotear dos veces el tratamiento de la ley a presentar su propio proyecto y aprobarlo, finalmente, en febrero.

Los motivos eran múltiples. A nivel ideológico, en el Gobierno reconocían, al principio, que era una ley que limitaba las candidaturas de líderes populares. Poco después de uno de los primeros boicots, la tropa digital libertaria salió a cuestionar que si Estados Unidos, por ejemplo, hubiera tenido Ficha Limpia, Donald Trump no hubiera podido ser presidente. Estaba, además, el cálculo electoral: un sector del Gobierno consideraba que convenía más tener a CFK jugando en la cancha, para polarizar.
En el medio, sin embargo, llegaron las encuestas que dieron cuenta que a la sociedad no le había gustado el sabotaje a la ley. Javier Milei, entonces, llamó a Lospennato, se envió otra ley, y se aprobó. Pero el Senado era otra historia: allí el peronismo, que denuncia un intento de proscripción de CFK, era mayoría y, para sancionar la ley, se necesitaba que todos los senadores no K votasen a favor.
Durante dos meses, el proyecto casi ni avanzó. Hubo intentos, pero siempre se terminaba dilatando. El Gobierno prefería utilizarlo como una amenaza o prenda de negociación —dependiendo del clima de las conversaciones— con el kirchnerismo. Fue, por ejemplo, un factor que siempre estuvo encima de la mesa en la negociación por los jueces de la Corte Suprema, y no fue hasta que el Senado rechazó los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García Mansilla que el Ejecutivo decidió declararle la guerra al kirchnerismo y convocó, por primera vez, una sesión especial para tratar el tema.
Pero esa sesión convocada para el 8 de abril también terminó en el fracaso. Pasaron cosas. Primero, la aprobación en Diputados de las interpelaciones a funcionarios por el caso $LIBRA. Pero también un problema de matemática legislativa: Atauche calculó mal el número de votos que tenía y, cuando llegó el día de la sesión, tuvo que suspender porque se arriesgaba a que el recinto le rechazara la ley.
Entonces, se le echó la culpa a los santacruceños Natalia Gadano y José Carambia, que jugaban al misterio con su voto. Carambia estaba negociando con el oficialismo porque tenía interés en que lo eligieran como presidente provisional: Atauche creía que se ordenaría, sobre el final, pero terminó llegando el día de la sesión y no quedaba claro cómo votaría el santacruceño. Se suspendió. Pero, una semana después, el propio Carambia anunció a través de sus redes sociales que acompañaban la ley y desafió a LLA a que convocara a una sesión.
El oficialismo lo hizo, pero, tal como sucedió las otras veces, terminó suspendiéndola. Esta vez fue por el papa Francisco. La próxima, nadie sabe. En el peronismo saben que los votos para sancionar la ley están, pero confían que, de acá al 7 de mayo, habrá tiempo de sobra para seguir conversando. Y aplazando.
MC/JJD
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