Una primaria de cuatro, la táctica de Schiaretti para agrandar el PJ anti K
Hay, hoy, dos candidatos: Juan Schiaretti y Juan Manuel Urtubey. Pero pretenden que haya cuatro o -si se produjese la magia de seducir a un sector de la UCR- cinco postulantes para una PASO grande, diversa, que ensaye un puzzle territorial que le permita al peronismo no K, juntar votos en varios campamentos y regiones para entrar en la pelea.
Hasta acá, y el acuerdo es oficial, Schiaretti y Urtubey compartirán un mismo sello electoral pero se enfrentarán en una primaria. La idea que agita el cordobés, y que Urtubey valida, es que esa oferta se amplíe y se agreguen, de mínima, otros dos candidatos peronistas. Los nombres que hace circular el gobernador son dos: Florencio Randazzo y Alberto Rodríguez Saá.
El bonaerense, actual diputado, que enfrentó a Cristina Fernández Kirchner en la elección del 2017, funciona como un armador de ese espacio y junta al peronismo no K -o anti K- de la provincia de Buenos Aires. Se mueve, en el ajedrez actual, cerca de Schiaretti a quien le aporta figuras para una primaria contra Urtubey.
Pero el plan del cordobés es otro: quiere que Randazzo se convierta en precandidato presidencial y se sume a la oferta junto a él y el ex gobernador de Salta. “Hoy le acercamos dirigentes al Gringo. No sabemos como puede evolucionar el espacio. Ni es momento de definir eso, tenemos tiempo”, explican a elDiarioAR en el entorno de Randazzo que este jueves estuvo en la Casa de Córdoba en CABA. Admiten, además, que Schiaretti le propuso a Randazzo que se anote como candidato presidencial para ir a las PASO pero el diputado no resolvió qué hacer.
Los cuatro peronismos
La táctica que desliza Schiaretti es la siguiente: no solo que haya varios candidatos -habla de cuatro peronistas- sino que apunta a que esos postulantes tengan distintas bases territoriales que les permitan sumar desde distintas regiones. Él, por caso, podría aportar lo que junta en Córdoba y en la región centro, sobre todo hacia Santa Fe, donde tiene buenos niveles de conocimiento, algo que no ocurre por ejemplo en la provincia de Buenos Aires.
Urtubey, a su vez, -con más conocimiento nacional en parte porque fue candidato en 2019- puede aportar en la zona norte del país, NOA y NEA y, además, por tener más rotación, en otras regiones. El mediomundo que imagine Schiaretti necesita más candidatos, entre los que pone a Randazzo -con epicentro en la provincia de Buenos Aires, donde en dos elecciones estuvo entre 3 y 6 puntos- y a Alberto Rodríguez Saá -que no puede reelegir en San Luis, y podría ser candidato en ese distrito y aportar a la bolsa general votos puntanos y cuyanos-.
“Si cada uno junta entre 3 y 5 puntos, ponemos estar en una primaria que en total tenga 20 puntos. Con ese número, entramos en la pelea nacional”, dicen desde el peronismo federal donde, además, suman una idea que a simple vista suena más alocada: que se incorpore a esa discusión, un sector de la UCR, especialmente el vinculado a Facundo Manes, de buena relación con Schiaretti y que siente que no tiene espacio en Juntos por el Cambio.
Desde ese club opositor, le apuntan al armado de Schiaretti porque lo consideran como una “colectora” del FdT porque divide el voto opositor con lo que, de manera indirecta, beneficiaría al oficialismo nacional con quien, cierto es, Schiaretti tiene pésima relación política.
Los movimientos de Schiaretti parecen, a priori, orientados a tratar de potenciar a sus candidatos en Córdoba donde con Martín Llaryora como candidato a gobernador busca retener la provincia. Esa elección es el domingo 25 de junio, horas después del cierre de listas de candidatos nacionales que vence el sábado 24 a las 0 horas. El cordobés parece, ahora, más enfocado en una candidatura presidencial, decisión que se percibe en datos puntuales: mayor exposición en medios y una campaña publicitaria en redes. Sin embargo, hay un riesgo potencial: que al rato de anotarse como candidato a presidente, Unión por Córdoba pierda la elección provincial, lo que significaría un golpe para cualquier aspiración de Schiaretti,
El mensaje que baja, para alejar las sospechas de que puede ser todo un juego pero al final no anotarse a competir, es que está decidido a jugar y que ve una opción para armar un espacio de centro, nutrido además de los tropiezos del FdT. La incendiaria interna frentodista, sumada al menú de problemas que ofrecen la economía y la política, empujan a Schiaretti y sus socios a pensar que esta vez, sí, hay lugar para un peronismo no K.
Aunque se trató de un encuentro institucional, la reciente foto del cordobés con Omar Perotti y Gustavo Bordet, gobernadores peronistas de Santa Fe y Entre Ríos, busca trasmitir el mensaje de que esos actores -sobre todo una vez que resuelvan tus cuitas a nivel local- pueden contribuir al armado del peronismo federal.
La fractura del bloque de senadores, con el cisma que protagonizaron legisladores ligados a Bordet y Rodríguez Saá, alimentaron esa mirada porque luego confluyeron en una bancada con Alejandra Vigo, la esposa de Schiaretti.
PI
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