Radiografía de la represión de Bullrich: los ataques a Pablo Grillo y la jubilada de 87 años, los menores detenidos y los “barras” nunca idenficados

La marcha de los jubilados del miércoles pasado, acompañados por hinchas de fútbol, estaba convocada para las 17 frente al Congreso pero se salió de guión antes: desde las 16 un fuerte operativo de fuerzas de seguridad comandadas por la ministra Patricia Bullrich avanzó sobre los manifestantes en la avenida Entre Ríos. Se reprimió de manera indiscriminada con camiones hidrantes, balas de goma, gas pimienta y gases lacrimógenos. Del otro lado, muchos identificados con camisetas de equipos respondieron con piedrazos y hasta incendiaron un patrullero. Semejante escenario de violencia institucional se reveló de la peor manera a las 17.17, el momento exacto en que Pablo Grillo recibió el disparo de una granada de gas lacrimógeno en la cabeza por parte de un efectivo de la Gendarmería en las inmediaciones del Congreso.
La gravedad de la herida que sufrió el fotógrafo de 35 años mantiene en vilo a Javier Milei y Patricia Bullrich, y tiene en alerta a la oposición. Está en jaque el aparato represivo del Gobierno, que advirtió que profundizará el protocolo antipiquetes en futuras manifestaciones, justo cuando se convocó para el miércoles próximo a una nueva marcha. El episodio aún tiene cabos sueltos: ¿quién fue el gendarme qué disparó el gas lacrimógeno que le pegó a Grillo? ¿Por qué se usaron armas que estaban prohibidas antes del aval de la ministra? ¿Qué les pasó a los demás heridos? ¿Y cómo fue el trato al centenar de detenidos que fueron liberados por la noche?
Tras el disparo que recibió Grillo, la policía comenzó una cacería en las inmediaciones del Congreso desde aproximadamente las 17.30. Detuvo al menos a 114 personas, que fueron liberadas durante la madrugada por la jueza porteña Karina Andrade –a cargo del Juzgado de Primera Instancia en lo Penal, Contravencional y de Faltas 15–, a quien el Gobierno quiere ahora correr de su cargo.
El CELS, la asociación de fotógrafos aRGgra y el sindicato de prensa Sipreba radicaron ante la Justicia una denuncia que busca profundizar en los detalles sobre cómo se movieron las fuerzas de seguridad este 12 de marzo. La Casa Rosada buscó correr el foco político por completo: denunció por supuesta sedición a “barrabravas” –que no que fueron identificados– y apuntó a un hipotético plan pergeñado por el peronismo, encabezado por el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, y de Lomas de Zamora, Federico Otermín, apañados por el exjefe de Montoneros Mario Firmenich. Hay además reveladoras declaraciones públicas de funcionarios sobre qué fue lo que pasó.

El ataque a Grillo
A casi 72 horas del episodio, el Gobierno resguarda la identidad del gendarme que disparó el gas lacrimógeno que impactó contra Grillo. “No vamos a abrir un sumario”, dijo Bullrich en declaraciones televisivas para cerrar filas internas. “Los de azul son los buenos”, defendió tajantemente el Presidente a los efectivos.
Hay videos que reconstruyen lo que pasó con Grillo que dejan poco lugar a dudas de que el disparo fue directo. El sitio Mapa de la Policía revela que el arma se usó en línea recta y ayer la cuenta @Desdearriba.ok mostró desde un dron el momento exacto del impacto sobre el fotógrafo. “La granada fue disparada en forma paralela al piso y a escasa altura, contraviniendo la normativa de disparar en forma elevada, a 45 grados en dirección hacia arriba para que haga una parábola, y descargue el gas en el aire. Esto se prueba por la posición en cuclillas que tenía Pablo al momento del impacto, y al modo en que lo golpea. El proyectil no cae, sino que va paralelo al piso y golpea el cràneo con esa trayectoria”, denunció el CELS.
1. Cels, Sipreba y Argra. Aportan Información. Sugieren Medidas de Prueba.docx by
En la denuncia del Gobierno contra los “barrabravas” nada se explica al respecto y pone en duda la responsabilidad del gendarme: “El fotógrafo Pablo Grillo, que se encuentra internado en el Hospital Ramos Mejía, fue herido en su cabeza aparentemente por un proyectil de gas lacrimógeno que habría sido lanzado con trayectoria horizontal desde una distancia alejada del lugar donde se encontraba el fotógrafo”.
Ayer el jefe de Gabinete del ministerio de Seguridad, Carlos Manfroni, negó en LN+ que la policía “no le va a tirar a una persona determinada” y abonó la misma teoría de Bullrich de que la granada rebotó antes de pegarle a Grillo: “La persona se pone en el campo de fuego, entre un sector y el otro: las fuerzas del orden y los que están cometiendo delitos. La policía arrojaba gases lacrimógenos, no balas. Disparó hacia el piso, eso podría haber rebotado”. “Al fotógrafo era difícil verlo. Es una desgracia que se haya puesto ahí”, concluyó el funcionario, que admitió que la distancia entre Grillo y la línea de gendarmes habría sido de unos 50 metros. Dijo también que fue “una casualidad increíble”.
Al arma que dispara los gases lacrimógenos el Gobierno la llama “arma no letal”, pero está denunciada por organismos internacionales. El Protocolo Antipiquetes de Bullrich la reintrodujo, ya que estaba prohibida después de otros casos de asesinatos en manos de fuerzas de seguridad como fueron en diciembre de 2001, Kosteki y Santillán de 2002, y el maestro Fuentealba en 2007 en Neuquén.
Los “barrabravas”
Tanto el gobierno nacional como el porteño cargaron tintas contra “barrabravas”, pero solo se identificaron a cuatro –más un dirigente de un club– y ninguno fue detenido. En un documento extraoficial de la Ciudad al que tuvo acceso elDiarioAR, se marcaron los nombres y referencias de las siguientes personas: Claudio Alejandro Curci (Deportivo Español), Roberto Martín Cajal (Deportivo Español), Carlos Julián Román (Nueva Chicago) y Gastón Eduardo Ruiz (Nueva Chicago). Además se señaló a Víctor Hubo Bellón (expresidente de Nueva Chicago y dirigente de ATE).
Apenas dos clubes, cuando había convocatorias de hinchas de Chacarita, Boca, River, Independiente, Racing, Estudiantes, Gimnasia y Esgrima La Plata, Argentinos Juniors, Tigre, Lanús, Ferro Carril Oeste, All Boys, Atlanta, Temperley, Almirante Brown, Excursionistas, Deportivo Morón, Quilmes, Nueva Chicago, Los Andes, entre otros clubes según admite el propio Gobierno.

En la denuncia que presentó Bullrich por “sedición”, el abogado del ministerio de Seguridad, Fernando Soto, asegura que la cartera recibió llamados en la línea 134 en los que “varias personas, al ver las imágenes de la movilización en los medios, denunciaron haber reconocido a ‘barras brava’ de diversos clubes (Tigre, ”Nueva Chicago“)”. Sin embargo, no se dan nombres: “Algunos denunciantes no dieron sus datos pero otros sí aportaron su nombre, documentos y teléfono de contacto. Aportaré las denuncias mencionadas a V.S. en cuanto así se lo disponga”, afirma el funcionario nacional.
El Gobierno señala que los manifestantes “inmediatamente que llegaron a la zona del Congreso Nacional comenzaron a agredir a las Fuerzas de Seguridad con empujones, golpes, piedras, armas blancas y armas de fuego”. También “incendiaron objetos de la vía pública, un ciclomotor y un patrullero”.
Y agrega: “La violencia ejercida fue premeditada y o puesto que los agresores ya arribaron a la movilización munidos de instrumentos contundentes (palos, fierros), armas blancas (facas, cuchillos) armas de fuego, clavos de tipo ”miguelito“ para pinchar las gomas de las ruedas de los ciclomotores y los patrulleros de las Fuerzas de Seguridad y elementos para iniciar incendios, entre otros objetos”. Entonces es que apunta que hubo un plan digitado por el peronismo, pero sin aportar pruebas: “Los principales grupos de barras bravas partieron desde las Municipalidades de La Matanza y Lomas de Zamora, provincia de Buenos Aires”.

Los detenidos
Lo que pasó con los detenidos es foco de conflicto entre el Ejecutivo y la Justicia, porque a jueza Andrade afirmó que no había motivos para mantener preso a los más de cien manifestantes. Eso avala la idea de que la policía montó una cacería, como ya hizo el año pasado en la represión a la marcha contra la ley Bases, que terminó con detenidos que luego fueron liberados.
Las condiciones que atravesaron las 114 personas también fueron denunciadas por el CELS: “Recibieron malos tratos por parte de la Policía de la Ciudad. Durante dos horas tuvieron a los detenidos dentro de camiones cerrados, sin agua, sin acceso a sanitarios, sin control de salud (habìa varios heridos y contusos) y sin permitir asistencia legal, o contacto familiar. Los efectivos a cargo de la custodia se negaron a escuchar a abogados y legisladores presentes en el lugar, y adujeron que no tenían órdenes de traslado”.
Además ocurrió la detención insólita de dos menores: Armando Cuevas, de 12 años, y Lautaro Sazarate, de 14 años, retenidos por la Policía porteña en la Plaza de Mayo. “De acuerdo con testigos, el niño se encontraba cerca del lugar de la manifestación, pero no estaba participando activamente en la protesta”, dice el texto presentado ante la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin) sobre Cuevas.
Según su madre de Lautaro, ambos menores acababan de salir del colegio y se encontraron con la represión de manera fortuita. “Salieron a las 18 horas del colegio. Al ver que estaba todo cortado, como no conocen bien la zona, se desviaron hacia el lugar en donde estaba la represión. Se encontraron con los operativos y corridas en Plaza de Mayo. Sin saber qué hacer, corrieron por miedo, escuchaban los tiros. Al correr, a uno de ellos se le cae un mate. Los policías utilizan esa excusa para decir que estaban tirando piedras a la Casa Rosada. Los tiraron al piso, al de 12 años se le tira encima un policía para ponerle precintos y tenerlos esposados. La madre se enteró luego de 2 horas, preocupada porque no llegaban a la casa. No los dejaban sacar el celular ni comunicarse con sus familias. Estuvieron 2 horas detenidos con precinto”.

Los heridos
Además del fotógrafo, hubo muchos heridos. Otro caso llamativo fue el de Beatriz Bianco, una jubilada de 87 años, quien sufrió un traumatismo en la cabeza tras ser empujada por un efectivo de la Policía Federal. “Señora patotera”, la adjetivó Bullrich. “La señora mayor cayó de espaldas. El policía se da vueltas, hace un gesto y la señora se cae. Es un hecho desgraciado”, se desvinculó Manfroni, que fue tajante: “No hubo excesos por parte de las fuerzas de seguridad”.
En la Posta de Salud y Cuidados brindaron atención a 317 personas por traumatismos de cráneo con y sin pérdida del conocimiento, traumatismo de tórax, síncopes lipotimias, heridas abiertas en rostro, hemorragias, esguinces, luxación y dificultad respiratoria aguda. Un número significativamente más elevado al de la policía: el parte de la Ciudad reportó a 20 efectivos, uno de ellos con fractura de húmero izquierdo y que fue operado, y las fuerzas federales reportaron 14 heridos.
A 72 horas de la represión del Gobierno en el Congreso, la polémica por el accionar de las fuerzas bajo responsabilidad de Bullrich y Milei sigue abierta. Para el próximo miércoles hasta el padre de Grillo pidió movilizar junto a los jubilados. Su hijo, aún pelea por su vida: ayer fue intervenido quirúrgicamente por segunda vez y se piden dadores de sangre de cualquier tipo y factor a partir de este lunes a las 8 en el hospital Ramos Mejía.
MC
0