EFEMÉRIDES
Día de San Cayetano: ¿por qué se celebra el 7 de agosto?
El Día de San Cayetano se celebra cada 7 de agosto en homenaje al día en que falleció, en 1547, el que es considerado el patrono de los más humildes.
Cada 7 de agosto, miles de argentinos se movilizan a las iglesias y santuarios para venerar su figura, recordarlo, agradecerle y pedirle.
Siempre según la fe católica, Gaetano di Thiene, el verdadero nombre de San Cayetano, nació el 1 de octubre de 1480 en Vicenza. Era hijo de los condes de Thiene, una familia muy rica. Sin embargo, San Cayetano se desprendió de todos sus bienes y los repartió entre los pobres.
Gaetano di Thiene estudió en la Universidad de Padua y obtuvo dos doctorados antes de instalarse en Roma y llegar a ser secretario privado del papa Julio II y notario de la Santa Sede.
A los 33 años fue ordenado sacerdote y a partir de ahí inició una vida dedicada a la ayuda de los más desfavorecidos económicamente y de los enfermos, llegando incluso a crear una fundación para socorrer a los carenciados y desprotegidos.
Tras volver a su ciudad natal, creó hospitales en los que se cree que logró realizar milagros, como por ejemplo la sanación de la pierna de una joven que estaba a punto de ser amputada por la gangrena.
Gaetano di Thiene falleció el 7 de agosto de 1547, a los 67 años, y en 1671 fue declarado santo por el papa Clemente X.
En Argentina, a San Cayetano se lo venera como el santo que ayuda a proveer de pan y trabajo. “Que no nos falte el pan, la paz y el trabajo”, reza la oración para pedirle a San Cayetano.
El Día de San Cayetano y su importancia en Argentina
El Día de San Cayetano es, junto a la veneración a la Virgen de Luján, una de las fiestas más importantes de Argentina. Miles de fieles y organizaciones sociales se movilizan el 7 de agosto para rendirle homenaje, pedirle y agradecerle al que es considerado el patrono de los más pobres. El barrio porteño de Liniers, precisamente la Parroquia de San Cayetano, ubicada en Cuzco al 150, es el epicentro de una fiesta que moviliza a miles de fieles a lo largo y ancho del país. La misa central del 7 de agosto suele ser presidida por el Arzobispo de Buenos Aires.
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