“No renunciamos a la Selección sino a los malos tratos”: marginación y salarios de pobreza en el fútbol femenino
La Selección femenina argentina parece que no logra dejar en el camino conflictos que arrastra desde hace algunos años y que le impiden concretar eso de que los “melones se acomodan mientras el carro va andando”, como dice la vieja frase. En apenas un puñado de días se sucedieron noticias. Cuatro jugadoras se bajaron de la última convocatoria para la fecha FIFA contra Costa Rica. Julieta Cruz, Lorena Benítez, Eliana Stábile y la arquera Laurina Oliveros, todas de Boca, lo anunciaron en sus redes. Mencionaron la falta de desayuno y almuerzo en los entrenamientos de la semana y también la negativa a recibir un viático por los dos amistosos. Enseguida Vanina Correa y Miriam Mayorga, dos de las referentes del plantel, tuvieron una reunión con dirigentes para solucionar estos temas, según dijeron. Claudio Chiqui Tapia, el presidente de la AFA, estuvo en el entrenamiento previo para sacarse fotos con las jugadoras y dejó un mensaje en sus redes: “Seguimos creyendo en el desarrollo de la actividad”. ¿Una provocación? ¿Una muestra de poder? La crisis está rodeada de silencios y rumores pero deja entrever una arista que impacta en el contexto actual del país: la desigualdad salarial en el fútbol golpea con más fuerza a las jugadoras.
Benitez tiene 25 años y ya jugó dos Mundiales con Argentina. Además de futbolista es madre de dos niñes. El lunes terminó su entrenamiento en Ezeiza con la Selección a las 13.30, se llevó la banana y el sandwich que le dieron en AFA y llegó a su casa a las 15. Salió a buscar a sus hijos y no tuvo tiempo de almorzar tampoco en su hogar. Lo contó en una entrevista por stream con el sitio FutFemGol en la que además detalló que después de cumplir con su trabajo en Boca toma viajes como chofer en una app para sumar un dinero extra.
Lorena Benitez tiene 25 años y jugó dos Mundiales. Es madre de dos niñes. Después de cumplir con su trabajo en Boca toma viajes como chofer en una app para sumar un dinero extra.
Germán Portanova, el entrenador que tiene contrato hasta fin de año, la llamó cuando ella llevaba a un pasajero. La idea del DT era convencerla de que no se fuera del equipo. Que el reclamo se resolviera puertas adentro. No lo logró. Benítez publicó la noticia en sus redes a la tarde. “Ellos –dijo, en referencia a los dirigentes– no vienen y nos hablan, no dan explicaciones sobre los viáticos”:
Las futbolistas de la Selección, al igual que los varones, no cobran por partidos jugados en el país. Sí cuando viajan al exterior. Pero esta vez las jugadoras planeaban exigir ese pago por una cuestión de necesidad. La situación del país complica a todas. Benítez no es la única que tiene que tener otro trabajo –además de Boca, la Selección, su casa, la app de viajes– para llegar a fin de mes.
“Hay gente que todavía no entiende que uno no renuncia a la Selección, a lo que se renuncia es a los malos tratos, a muchas diferencias. No estamos hablando de cobrar lo mismo que el masculino”, dijo en Olé esta semana Estefanía Banini. La mejor jugadora argentina, hoy en Atlético Madrid de España, había renunciado al equipo nacional después del Mundial de Francia 2019. Pedía cambios y consideraba que el cuerpo técnico, encabezado por entonces por Carlos Borrello, había cumplido su ciclo.
Su regreso no fue simple. Alzar la voz en Argentina puede traer consecuencias. Más de los mil días que Banini estuvo afuera y, ya con DT nuevo, tampoco fue fácil la vuelta. Lo mismo le ocurrió a otras futbolistas que tuvieron conflictos, como Florencia Bonsegundo, Ruth Bravo, Belén Potassa o Gabriela Garton, por citar algunos casos. Las últimas dos ya no regresaron más.
“Al último Mundial nos fuimos casi un mes y no se nos pagó. Estuvimos ahí gratis. Lo del Mundial sí lo pagó FIFA, la concentración previa no. Mucha gente no entiende que es nuestro trabajo, que nosotras vivimos de esto y las condiciones no se acercan a lo que hay en el masculino”, dijo Banini por estos días.
La 10 habla de desigualdad. Por este punto arrancaron algunas federaciones para trabajar con sus selecciones en un proyecto que mejorara las estructuras deportivas pero que también se tradujera en buenos resultados. Esa parece ser una sangría a resolver.
Si se mira hacia afuera hay pistas. Brasil equiparó los pagos y los premios de sus selecciones en 2020. Más lejos en el mapa, en Irlanda, el acuerdo de igualdad salarial se firmó en 2021, pero llevaba años preparándose.
Estados Unidos, una de las selecciones más fuertes del mundo, lo estableció por convenio. El valor por partido oscila entre los 8 mil y los 24 mil dólares, depende si se trata de partidos de fecha FIFA, de torneos de otras federaciones o de mundiales. Si juegan de local perciben además 90 dólares por día de viático y 108 cuando están en el exterior.
España, actual campeona del mundo, firmó por su parte una igualdad en condiciones económicas que no supone igualdad salarial entre hombres y mujeres, sino en el sistema de reparto. Las futbolistas no cobran por su asistencia a la selección sino que perciben un porcentaje de ingresos en función de la prima que otorga UEFA o FIFA y además cobran un porcentaje de los patrocinios de la selección. Aquí el pacto se logró con la participación del sindicato Futpro.
Australia es otra selección que tiene un modelo de igualdad de género para garantizar que las jugadoras reciban la misma remuneración, empleo y así tengan altos estándares de rendimiento. En 2015, las Matildas –como se las conoce– tuvieron que hacer huelga para exigir igual remuneración y premios de torneos con el equipo nacional masculino de Australia, los Socceroos. Y lo firmaron cuatro años después.
Acá en Argentina nunca se habló de la diferencia económica entre ambas selecciones. Y en el campeonato local –apenas 6 de las 23 citadas antes del conflicto juegan afuera– el salario básico es de 203.500 pesos en bruto, inferior al salario mínimo, vital y móvil que está en 221.052 pesos. Fuentes de AFA cuentan que está pautado un aumento de alrededor del 80 por ciento, con lo cual el sueldo se iría a 377 mil pesos.
A partir de 2022 y según lo establecido por AFA, los equipos de Primera División femeninos deben contar con un mínimo de 15 contratos profesionales y con un sueldo mínimo equivalente al de un futbolista de Primera C. Es decir que una jugadora de Primera cobra lo mismo que un jugador de la cuarta categoría del fútbol argentino.
En la Selección, en tanto, por partido en el exterior, el monto es de 100 dólares por jornada. En la preparación para los partidos contra Costa Rica, Rocío Bueno, una de las jugadoras que quedó en el plantel, les dijo a los periodistas: “Yo hubiese preferido que (el título de) la nota fuera ‘se baja el equipo femenino’ y no tres compañeras; y que queden expuestas y nosotras en el medio. Estamos en el medio y apoyamos a nuestras compañeras”. Un ejemplo, apenas, de los vaivenes que viven las jugadoras, renunciantes o no.
Según un relevamiento publicado por el Sindicato Internacional de Futbolistas (FIFPro), “la mayoría de las jugadoras no siente que pueda hacer del fútbol su método de subsistencia, ni tampoco dedicarse única y exclusivamente a él: más de la mitad (66%) han tenido que pedir permiso (retribuido o no) en su segundo empleo para asistir a las competiciones”.
Las jugadoras en Argentina pelean por mejores condiciones desde hace tiempo. En 2017 el plantel de la Selección argentina hizo un paro a la dirigencia de entonces: habían dormido en un micro en Uruguay, en ocasión de un amistoso contra esa selección, como visitantes. No aguantaron más y pidieron mejores condiciones. Un año más tarde, durante la Copa América en Chile, hicieron la foto del Topo Gigio que se hizo viral: reclamaban ser escuchadas en sus reclamos por viáticos y condiciones de entrenamiento.
Desde entonces hubo avances. Argentina tuvo acción en fechas FIFA. Hubo mejores condiciones. Y también resultados deportivos: al último Mundial el equipo se clasificó por terminar tercero en la Copa América, sin tener que disputar un repechaje. Además, la Sub 20 disputará el próximo Mundial de la categoría.
Pero también hay conflictos. Que no parecen resolverse. O que, en los últimos casos, sólo dejan nombres propios en el camino, algunos que regresan y otros que no. “Si las mujeres paran, todo para”, dijo alguna vez la pensadora Silvia Frederici.
Mientras tanto, la Selección le ganó 1 a 0 a Costa Rica el primer amistoso y el lunes se impuso 2 a 0. La arquera Vanina Correa se retiró del equipo 21 años y 67 partidos después de su debut oficial en la Mayor. Las renunciantes y ningún dirigente volvió a referirse a las futbolistas que se bajaron de la lista y a lo que denunciaron.
AP/MG
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